El parte policial quedó registrado a las dos de la madrugada del 1 de septiembre: el futbolista Wayne Rooney -máximo artillero histórico de la selección de Inglaterra- manejaba por la localidad de Wilmslow, en el condado de Cheshire, con un nivel de alcohol tres veces superior al permitido, que en Inglaterra y Gales se establece en los 35 microgramos por 100 mililitros de aliento. El jugador del Everton, que piloteaba un Volkswagen Beetle perteneciente a Laura Simpson, una mujer que acababa de conocer en un bar, fue detenido y puesto en libertad bajo fianza hasta el juicio, que se realizó ayer en los juzgados de Stockport, en Manchester. El atacante, afectado, ofreció disculpas por su comportamiento y reconoció haber cometido "una falta de juicio imperdonable". "He pedido disculpas a mi familia, a mi entrenador, al presidente del club y a todos en el Everton. Quiero ahora pedir disculpas a todos los hinchas y a quienes me han apoyado a lo largo de mi carrera", agregó Rooney. El ex capitán del Manchester United, finalmente, fue condenado a cien horas de trabajo comunitario y, además, se le retiró la licencia de conducir por dos años. "Por supuesto acepto la sentencia de la corte y espero que pueda hacer algunas reparaciones a través de mi servicio", asumió. Rooney pagó una multa de 192 euros (144 mil pesos chilenos) y fue condenado a abonar 96 euros ($72 mil) por el costo de los cargos. Asimismo, el Everton lo sancionó con 360 mil euros, aproximadamente $270 millones. Los rumores explican el desliz de Rooney por la supuesta separación de su esposa, Coleen, que espera su cuarto hijo.