La sangre de los inmigrantes africanos que llegan a Canarias, en España, está contaminada por vanadio a niveles desconocidos en Occidente y por trazas de cobalto, arsénico o níquel, un rastro de la basura tecnológica que el Primer Mundo envía a África. El hallazgo se hizo al estudiar la sangre de 245 inmigrantes de entre 15 y 45 años, de 16 países africanos. Los análisis detectaron además aluminio, cromo, mercurio y plomo, en la casi totalidad de los casos.