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Paula Hawkins

autora de "La chica del tren" y "Escrito en el agua": "El éxito es magnífico pero aterrador"

martes, 19 de septiembre de 2017

Por María Cristina Jurado, Desde Buenos Aires.
Entrevista
El Mercurio

Nacida en Zimbabwe, esta ex periodista vendió 20 millones de ejemplares de su ópera prima, traducida a 47 lenguas. Hoy conquista con su segunda novela. En Buenos Aires, en medio de su gira "Mujeres conflictivas", Hawkins habló de fracaso, éxito, voyerismo, feminismo, su infancia en el Apartheid, y de por qué nunca tendrá hijos.



Paula Hawkins, nacida en la antigua Rhodesia -hoy Zimbabwe, en la punta sureste del continente africano- en 1972, recuerda que siempre escribió ficción. Ni siquiera durante sus quince años como periodista financiera del Times en Londres, cuando sus jornadas transcurrían entre Bolsas, bancarrotas e índices globales, dejó un solo día sin escribir alguna historia inventada, alguna trama con suspenso. Su ficción era su secreto personal. En 2009, ya fuera del periodismo, decidió aceptar un encargo editorial para escribir novelas románticas, que fueron publicadas con un pseudónimo: Amy Silver. Fue un éxito fulminante, pero no duró. En 2013, su cuarta historia de romance casi no vendió.

A los 41 años, sin ingreso ni trabajo estable, el tiempo empezó a transcurrir ante los ojos angustiados de Hawkins. Un día se despertó sin un peso en el banco, deprimida y solitaria. Ella, que vivía independiente desde la adolescencia en Londres, a donde había llegado con su familia en 1989, tuvo que recurrir a un préstamo de su padre para lograr subsistir.

Y fue en medio de esos meses de desesperación y precariedad, que Paula Hawkins comenzó a vislumbrar una salida. Se acordó de su pasión de chica por Agatha Christie y cómo esa maestra del suspenso le había enseñado el arte del thriller. Inspirada, comenzó a escribir. Y, cuando, meses después, dio por terminada "La chica del tren", -la historia de una alcohólica desempleada y con el corazón roto, que pasa sus días a bordo de un tren observando a los demás y bebiendo gin-, intuyó que estaba en la senda correcta.

Pero no sabía lo que se le venía.

-Después de que salió ese libro, mi primer thriller, mi vida dio un vuelco extraordinario. Durante largo tiempo había estado muy deprimida, desmoralizada y en bancarrota. Estuve cerca de sentirme perdida. Al escribir 'La chica del tren', puse toda mi negatividad, todos esos sentimientos horribles y la desilusión que sentía de mí misma, en la protagonista, Rachel. Así, ese tiempo depresivo me ayudó a escribir la novela.

"La chica del tren", publicado en 2015 y que vendió 40 mil ejemplares en un país como Chile, donde la tirada estándar es de dos mil, uno de los fenómenos de ficción literaria más exitosos del último decenio -20 millones de ejemplares vendidos en 47 idiomas, y 85 semanas integrando listas de best sellers- catapultó a esta autora a un estrellato internacional que ella jamás soñó. Un año después de irrumpir en el mercado literario, Paula fue integrada al ranking de los escritores más millonarios del mundo por revista Forbes. Desde entonces le hace compañía a otra británica, J.K. Rowling, la inventora de Harry Potter.

No en vano dice que le cambió la vida.

En Buenos Aires, para presentar su segundo thriller, "Escrito en el agua" durante su gira "Mujeres Conflictivas" -título que recuerda la naturaleza de sus dos heroínas de best seller, Rachel y Jules-, que la llevó a Argentina, Colombia y México, Hawkins mira hacia atrás y dice:

-La transformación de mi vida fue de repente y fue un shock, pero vino en capas, en oleadas. Creo que eso me ayudó, porque pienso que si yo hubiese tenido este enorme éxito y todo lo que siguió a los 20, 25 años, no lo hubiera enfrentado bien. Habría sido difícil. Pero en este momento mi vida es estable, tengo muy buenos amigos, una relación de pareja sana, y todo eso contribuye a la estabilidad y a seguir siendo quien tú eres, cuando todo se vuelve una locura alrededor. Obviamente, el éxito es magnífico, pero también es aterrador y te hace sentir muy vulnerable. De un momento a otro, hay gente que te lee y que opina sobre ti y tu trabajo. Eso es duro. Yo soy una persona privada.

En 2017, "Escrito en el agua" -una novela de suspenso entrecruzada por muertes y traumas familiares y coreada por once voces- ya escala hacia los primeros lugares en Argentina y Chile. Hasta agosto, había vendido diez mil ejemplares, según Editorial Planeta.

El éxito no parece querer abandonar a Paula Hawkins.

-¿Ha sentido angustia frente a su nueva vida?

-Mucha angustia. La parte bonita es fantástica, pero la parte oscura es muy aterradora. Yo tuve mucha ansiedad cuando se publicó 'Escrito en el agua', porque sabía que todos estarían escrutando mi trabajo y opinando y escribiendo al respecto. Fue muy estresante. Ahora estoy contenta, porque los lectores al parecer han respondido bien. Los críticos no tanto, pero hay que aceptarlo.

Efectivamente, la crítica anglosajona recibió con menos entusiasmo el segundo best seller de Paula Hawkins, inevitablemente comparándolo con 'La chica del tren', cuya estructura dramática es más simple. Reflexiona la novelista sobre 'Escrito en el agua':

-A medida que contaba la historia, encontré que la mejor manera era con un coro de voces. Y sí, ha sido criticado como confuso, pero no creo: las relaciones están claras y no son complicadas. De todos modos, yo pienso que no todos los libros deben ser fáciles. Personalmente, me encanta leer algo más desafiante.

Fue más ambiciosa en su segundo thriller, admite. "Es un libro más complejo y era lo que yo necesitaba: ir más lejos, ser más atrevida y ambiciosa. Porque quiero mejorar y experimentar. ¡No podía hacer 'La chica del tren 2'!

-¿Cómo pasó de periodista a escritora de ficción?

-Creo que el periodismo es un gran entrenamiento para un novelista. Diariamente te editas, cortas lo superfluo; hablas con gente, intentas adivinar cuándo te cuentan la verdad y cuándo evaden tu pregunta. Todo eso es clave para un novelista. Y, mientras fui periodista, siempre estuve escribiendo ficción, calladamente.

Pero le faltaba confianza. "Era más desalentador para mí, porque en el periodismo observas y escribes hechos, pero en la ficción pones tus propios pensamientos en la página. Uno se expone mucho".

Mujeres conflictivas

Paula Hawkins, a pesar de encabezar muchos rankings con "La chica del tren" -que Emily Blunt protagonizó en el cine- y "Escrito en el agua", no se deja llevar por espejismos. Sabe que su realidad es su novio abogado, quien la acompañó en su gira por América Latina y con quien tomó vacaciones en la Patagonia, su nuevo departamento en el barrio londinense de Clockenwell y la escritura.

-Mi éxito profesional es muy importante para mí, mi trabajo es importante, siempre lo ha sido. Por distintas razones nunca quise tener hijos, y todavía no quiero: entonces el trabajo se ha vuelto crucial. Supe temprano que no quería niños y no sé bien por qué ya que tengo gran relación con mi madre y una familia encantadora. Y fue una buena decisión, la vida es más fácil sin hijos.

-Usted creció en Zimbabwe.

-Tuve una infancia feliz, era Rhodesia cuando yo nací y se parecía mucho a Sudáfrica: un gobierno de minoría blanca sobre un país de 10 o 12 millones de habitantes. Nuestro apartheid no era legal como en Sudáfrica, pero en la práctica existía, las escuelas eran segregadas. Eso terminó en 1980 cuando asumió Robert Mugabe. De niña no me di cuenta de la desigualdad y de la injusticia que reinaba en nuestra sociedad, pero en mi adolescencia, al crecer, sí. Cuando mis padres emigraron a Londres, yo fui con ellos y, aunque regresaron a Zimbabwe, yo me quedé.

Tenía 17 años en 1989 y le costó integrarse a la sociedad británica. Sufrió soledad y desarraigo. Hoy dice que esos sentimientos, que al fin venció, la ayudaron a caracterizar a las protagonistas de sus dos novelas.

-Mucho tiempo me sentí como una afuerina, una outsider, no calzaba en Inglaterra. Ese sentimiento, que lo tienen muchos autores, es muy útil para escribir. Porque permaneces en los márgenes y pasas tu tiempo observando a los demás. Creo que eso lo desarrollé al llegar a Londres. Aprendí a observar la alienación, como Rachel, que a ratos se aprecia como una voyerista.

-¿Por qué bautizó su gira 'Mujeres Conflictivas'? ¿Se siente una?

-Yo observé todos los modos en que las mujeres son calificadas de conflictivas. Y quienes las califican son siempre otros: la sociedad, los hombres, sus maridos u otras mujeres. Y yo, que tengo un punto de vista feminista, digo: ¿quién tiene el derecho de calificar a una mujer y por qué? ¿Quién tiene el derecho de decidir que ella es conflictiva? Son las preguntas que debemos hacernos.

-Pero usted describió a mujeres inmersas en conflicto.

-Ellas están conflictuadas y son conflictivas. Son los personajes que me interesan, quizás no los queremos en nuestras vidas como amigos, quizás no queremos comer con ellos, pero sí leer sobre ellos y entender por qué son como son. Rachel es una adicta, y eso es muy interesante. Jules no pudo superar un trauma de infancia. Me interesa saber cómo revertirán sus vidas.

-No todos los críticos estuvieron tan interesados. ¿Es sensible a la crítica?

-Muchas veces la he sentido como algo increíblemente personal, aunque sé que no lo es. No es que estén siendo crueles conmigo, solo discuten mi trabajo. Pasé tres años escribiendo 'Escrito en el agua' y después tú lees 500 palabras de alguien que se gastó apenas un día o medio día para apenas hojearlo y ¡puede destruirlo! Es duro. Pero es necesario, porque es un producto del éxito. Una gran cantidad de libros ni siquiera son reseñados, se ignoran. De mis libros se habla, se les reseña y, aunque no todo sea bueno, es una señal poderosa de que mi escritura está siendo tratada como algo muy serio.

Se siente afortunada y reconoce que ni ella misma sabe cuál es el secreto de su éxito. Piensa en el impulso voyerístico que todos tenemos dentro, la curiosidad frente a la adicción, el suspenso o lo oscuro de un crimen. Cree que el timing tuvo un rol capital.

-Tuve suerte en que, cuando se publicó 'La chica del tren' existía un verdadero apetito por ese tipo de ficción. Creo que en parte viene del éxito que tuvo 'Gone Girl', una novela que en Estados Unidos fue grito y plata. Había un apetito por thrillers criminales ocurridos en atmósferas domésticas, muy centrados en las vidas de las mujeres y en sus intereses. ¡Hay una lectoría femenina inmensa allá afuera!

Paula Hawkins hace un alto y sonríe.

-Pero, y también hay que decirlo, a veces es simplemente magia.

"Al escribir 'La chica del tren', puse toda mi negatividad, todos esos sentimientos horribles y la desilusión que sentía de mí misma, en la protagonista, Rachel".

"Tres años escribiendo y después tú lees 500 palabras de alguien que se gastó  medio día para apenas hojearlo y ¡puede destruirlo!".

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