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Ceremonia marcada por cuestionamientos a despenalización del aborto y proyecto de matrimonio igualitario:

Iglesias evangélicas hacen duras críticas a agenda legislativa del gobierno y La Moneda acusa "falta de respeto" a Presidenta Bachelet

lunes, 11 de septiembre de 2017

J. Martínez, C. Carvajal, D. Inostroza y F. Alvarado
Política
El Mercurio

Mandataria evidenció su molestia en un breve diálogo con los organizadores del acto. Ejecutivo cuestionó que uno de los discursos fuera enunciado por un candidato a diputado de Renovación Nacional.



En medio de gritos e insultos ingresó ayer la Presidenta Michelle Bachelet al Templo Catedral Metodista Pentecostal para participar en el servicio de acción de gracias de la Unión de las Iglesias Evangélicas de Chile. Una escena que anticipó la tensión que se viviría en una ceremonia marcada por las alusiones a la recién aprobada ley que despenaliza el aborto en tres causales y el proyecto de ley sobre matrimonio igualitario que impulsa el Ejecutivo.

El acto comenzó con las palabras del obispo Eduardo Durán Castro, quien fue el encargado de presentar a las autoridades políticas. No hubo aplausos para ninguna de ellas, salvo para Sebastián Piñera, quien fue el único presidenciable en ser mencionado con nombre y apellido, en su condición de ex Presidente.

Minutos más tarde, el coordinador de la ceremonia, Patricio Moya, abrió los fuegos contra el gobierno. "No ha habido leyes urgentes para las necesidades reales de la gente (...) Nosotros luchamos por proteger el matrimonio. Declaramos que el matrimonio siempre será y es entre un hombre y una mujer", dijo, ante el aplauso de los presentes.

El acto sufrió al menos dos interrupciones por individuos que gritaron consignas contra la Mandataria, los que fueron expulsados del templo. "No podemos soportar esto, es una vergüenza nacional", vociferaba uno de ellos.

Pero fue la intervención del diácono y candidato a diputado de RN por San Miguel, Eduardo Durán Salinas, el que provocó la indignación del Ejecutivo.

Según el programa original, Durán Salinas haría un llamado a las nuevas generaciones a comprometerse con el Evangelio. Su discurso, sin embargo, fue el más duro.

"Hoy son otros los molinos de viento que tenemos que enfrentar, que se traducen en la promulgación de leyes que van en contra de todos nuestros principios, que violentan nuestra conciencia y que también violentan nuestra fe. Hoy los movimientos minoritarios han logrado instalar una agenda que ni siquiera cuenta con el respaldo mayoritario de la ciudadanía. Identidad de género, matrimonio igualitario, despenalización del aborto son leyes que no representan nuestros valores cristianos", sostuvo.

Rápida salida

El diácono también se refirió a su candidatura parlamentaria: "Hoy algunos cristianos nos hemos levantado para iniciar carreras parlamentarias no solo para defender nuestros principios y valores, sino también para contribuir en hacer un Chile más amable, más justo y más inclusivo, que permita robustecer el rol de la familia, que promueva el respeto de todos y para todos y que dignifique el derecho a la vida por sobre todas las cosas".

Fue esta intervención la que cambió los ánimos de las autoridades gubernamentales. Así, apenas terminó la ceremonia, Bachelet sostuvo un tenso diálogo con dos organizadores del evento ( ver recuadro ), y se retiró rápidamente, sin despedirse del resto de las autoridades, mientras sonaba el himno nacional.

A esas alturas, desde el gobierno sostenían que el acto había sido un "mitin político". Una postura que evidenció la vocera, Paula Narváez. "Nosotros fuimos invitados a un acto de oración por Chile (...) no a un acto de campaña", sostuvo. "Este ha sido un acto que se ha excedido en algunos puntos", añadió la ministra, quien minutos más tarde, a través de Twitter, publicó: "Cuando se le falta el respeto a la Presidenta, se le falta el respeto a Chile".

En una línea similar se expresó el presidente del Senado, Andrés Zaldívar. "Me parece que todo lo que ha sucedido aquí es impropio de lo que es un acto religioso (...) Es como si a uno lo invitaran a una casa y lo empezaran a agredir, eso no puede ser", aseguró.

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