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Presidente izquierdista Dos Santos benefició a la élite angoleña, incluida su hija, la mujer más rica de África:

Portugal dominó Angola durante siglos... ahora los roles están invertidos

miércoles, 23 de agosto de 2017

NORIMITSU ONISHI The New York Times
Internacional
El Mercurio

Gracias a un boom petrolero en el país africano y a la crisis financiera en la nación europea, los flujos de capital se invirtieron.



Cómo se han invertido los roles. El colonizador, según algunos portugueses, ha sido colonizado.

En la costa portuguesa de Cascais, donde la corte real del país solía pasar el verano, un nuevo edificio de 14 pisos se alza junto al mar. Muchos de sus departamentos han sido comprados por la clase dominante de Angola y a veces de un puñado a la vez. Aquí el desarrollo de lujo tiene un apodo: el edificio de los angoleños.

A lo largo de la avenida comercial más importante de la capital, Lisboa, la élite de Angola compra trajes y carteras de diseñador. Y en una esquina, por encima de la tienda Louis Vuitton, se encuentra la oficina local de la mujer más rica de África, Isabel dos Santos, una multimillonaria de Angola que se ha convertido en una de las figuras más poderosas de Portugal comprando tajadas de la industria bancaria, energética y de los medios.

El dinero que fluye a Portugal viene de la colonia que dominó, a menudo brutalmente, durante cientos de años, Angola. Ahora, la nación africana es un gran productor de petróleo que ha sido liderado en los últimos 38 años por el Presidente José Eduardo dos Santos, su padre.

La clase dominante de Angola ha profitado tanto durante su mandato y ha canalizado tanto de ese dinero a Portugal, que cuando Angola amenazó con cortar los lazos en los últimos años en respuesta a informes de que funcionarios angoleños estaban siendo investigados por corrupción en Portugal, el ministro de Relaciones Exteriores portugués se disculpó prontamente, desencadenando un debate intercontinental sobre la dinámica del poder entre ambas naciones.

"En nuestras cabezas pensábamos que Angola era un país pobre que necesitaba ayuda", dice Celso Felipe, periodista portugués y autor del libro "O Poder angolano em Portugal".

"Y de pronto ellos eran capaces de ayudarnos y comprar cosas que nosotros no podíamos comprar", añadió. "Era como la nana comprando tu casa. Eso es incómodo".

Las condiciones en ambos países crearon una combinación perfecta: A medida que Portugal se alejaba de una crisis financiera hace unos años, los angoleños disfrutaban de un formidable auge petrolero que proporcionaba enormes oportunidades de autoenriquecimiento a la élite, particularmente a la familia y el círculo íntimo del Presidente.

Angola es a menudo catalogada como una de las naciones más corruptas del mundo. Y Portugal ha sido señalado por su laxitud en el control del lavado de dinero y de los sobornos, en particular en sus relaciones con los angoleños, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

"En Angola llaman a Portugal la lavandería", dice Ana Gomes, legisladora portuguesa en el Parlamento Europeo y miembro del Partido Socialista de Portugal. "Y es porque lo es".

Pero la relación entre ambas naciones ha caído en un período tenso y fluido. Los precios del petróleo han bajado y la economía de Portugal está reviviendo, lo que conduce a un ajuste en el equilibrio de poderes entre los dos países. Y José dos Santos debiera dimitir después de que los angoleños elijan a un nuevo Presidente hoy, dejando poco claro el futuro de aquellos que se han beneficiado de sus cuatro décadas en el poder, tanto en Angola como en Portugal.

En un caso que ha enfurecido al gobierno angoleño, el Vicepresidente de Angola, Manuel Vicente, fue acusado en febrero de pagar un soborno de 810.000 dólares a un juez portugués para anular una investigación de corrupción. En el último de los episodios relacionados con Angola que han remecido al sistema judicial portugués, el Vicepresidente fue acusado, entre otras cosas, de lavar dinero comprando departamentos en el "Edificio de los angoleños", en la costa de Cascais. Él ha negado las acusaciones.

Con miles de millones invertidos en Portugal, incluso en algunas de sus mayores empresas públicas, los angoleños han comprado viñas portuguesas, periódicos, equipos deportivos y otros trofeos de los súper ricos. Con Portugal dándoles acceso al resto de Europa y más allá, han sido catapultados, en pocos años, al jet set mundial.

Riqueza y desigualdad

Angola había estado en guerra, luchando por la independencia contra Portugal y luego encerrada en una guerra civil durante cuatro décadas hasta cuando la paz finalmente llegó, en 2002. La paz coincidió con un boom petrolero extendido que finalmente impulsó a Angola, con solo 25 millones de personas, a convertirse en uno de los 20 principales productores de petróleo del mundo.

El boom benefició desproporcionadamente a la élite gobernante de Angola, que movió enormes sumas en el extranjero. Entre 2002 y 2015, empresas e individuos angoleños vertieron 189.000 millones de dólares fuera del país en inversiones a menudo opacas, según el Centro de Estudios e Investigaciones Científicas de la Universidad Católica de Angola, en Luanda.

Dentro de Angola, una de las sociedades más desiguales del mundo, la mitad de la población activa vive con menos de 3,1 dólares al día.


Angola celebra hoy unas elecciones que pondrán fin a cuatro décadas en el poder de José Eduardo dos Santos. El sucesor seguro es su ministro João Lourenço, del izquierdista Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA).


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