Las autoridades vaticanas comenzaron ayer a apagar cerca de un centenar de fuentes, incluidas dos obras maestras del barroco en la Plaza de San Pedro, por la prolongada sequía que afecta a la pequeña ciudad-estado y a la capital de Italia, dentro de la que se encuentra. El sofocante calor del verano europeo ha seguido a dos años de precipitaciones por debajo del promedio en Roma, obligando a cerrar las fuentes de agua potable y a analizar un posible racionamiento. Según el portavoz del Vaticano, es la primera vez que las autoridades se ven obligadas a cerrar las fuentes.