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Neurociencia:

Con resonancia buscan cómo revertir un bajo desarrollo psicosocial en los niños

martes, 25 de julio de 2017

S. Urbina
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

Se sabe que la alimentación es un factor fundamental en el desarrollo del cerebro infantil, pero no el único.



La importancia de la alimentación para que un niño desarrolle todo su potencial es algo indudable. Un estudio de los años 60, en Guatemala, demostró que el dar suplementos nutricionales ricos en proteínas a niños pobres les permitía crecer más. Pero con el paso de los años se vio también que esos niños, al llegar a la adolescencia, lograban mejores puntajes en pruebas de lectura y conocimiento. Y de adultos, ganaban mayores sueldos que quienes no recibieron suplementos.

"Si no hubiéramos hecho este seguimiento, el estudio habría caído en el olvido hace tiempo", dice Reynaldo Martorell, profesor de Salud Pública de la Universidad de Emory en Atlanta.

Después de este trabajo, otros realizados en Brasil, Perú, Jamaica, Filipinas, Kenya y Zimbabue, confirmaron que el retraso del desarrollo infantil por desnutrición se asocia a bajos puntajes en pruebas cognitivas y a un menor rendimiento académico.

Con esta evidencia en sus manos, el Banco Mundial propuso realizar intervenciones nutricionales a temprana edad, como una inversión en salud humana de largo plazo.

Efecto de las infecciones

"Esto fue lo que hicimos en Chile en los años 70 y 80", dice el doctor Tomás Mesa, pediatra y neurólogo de la Red de Salud UC Christus. En ese tiempo, agrega, los niños desnutridos permanecían unos seis meses en centros especializados para recibir alimentación y sacarlos de la situación crítica que vivían.

Hoy, aunque el retraso del crecimiento afecta a 160 millones de niños en el mundo, no todos ellos presentan malos resultados en conocimiento y aprendizaje. Por eso, ahora los investigadores buscan identificar otros factores, como el abandono emocional, las enfermedades infecciosas e, incluso, la calidad de las bacterias digestivas de estos niños, que puedan influir en su desarrollo cerebral.

Para responder a estas interrogantes, la doctora Shahria Hafiz Kakon lleva adelante una investigación en los barrios pobres de Dhaka, Bangladesh, donde la desnutrición, la ausencia de condiciones sanitarias y las infecciones llevan a que el 40% de los niños de hasta dos años tenga retraso del crecimiento. Se trata del primer estudio que usa imágenes cerebrales para controlar a estos menores. En este caso, al aplicar resonancia magnética en niños de dos y tres meses de edad, vieron que quienes presentaban retraso en su crecimiento, tenían también un menor volumen de sustancia gris en sus cerebros, comparado con quienes tenían un crecimiento normal.

Esta investigación cuenta con el respaldo de la Fundación Bill & Melinda Gates, la que sumó al equipo de trabajo al doctor Charles Nelson, pediatra y neurocientista de la Escuela de Medicina de Harvard. El médico es conocido por haber estudiado con imágenes a los niños encontrados en los orfanatos de Rumania, tras la caída de la dictadura comunista. Si bien estos menores contaban con abrigo y alimentación, estaban en un completo abandono emocional y privados de todo apego. Algo que dañó en forma importante su desarrollo cerebral.

"Muchos de estos niños fueron dados en adopción a familias inglesas", dice la doctora Claudia Amarales, presidenta de la rama de Neurología de la Sociedad Chilena de Pediatría (Sochipe). Quienes tenían menos de dos años, recuperaron su desarrollo psicosocial casi en un ciento por ciento; aquellos de entre dos y cinco años tuvieron una recuperación moderada, pero los mayores de cinco siguieron severamente dañados.

Por eso, lo recomendable es tratar a estos niños lo más temprano posible para prevenir un deterioro mayor.

Si bien en Chile la desnutrición y las condiciones sanitarias no son un problema, la poca estimulación de los niños sí lo es.

"Esto, porque pasan mucho tiempo solos en sus casas, ya que los papás trabajan. Tenemos menores poco estimulados y con muchas horas de pantalla de televisión, por ejemplo, la que tiene un efecto hipnótico", dice la doctora Amarales, quien también es docente de la U. de Valparaíso.

La pantalla es un estímulo pasivo que no ayuda a socializar y no permite que se desarrolle la atención y la creatividad infantil. "Los niños necesitan jugar, moverse, armar cosas y simular situaciones para desarrollarse", concluye.


El papel de las bacterias
Las bacterias digestivas protectoras, del tipo lactobacilo, son muy importantes para que el niño tenga una buena inmunidad y una buena salud. "Por eso es importante que los niños nazcan por parto vaginal, porque así reciben las bacterias protectoras de la madre", explica la doctora Claudia Amarales. Estas bacterias juegan un papel importante en cómo funciona el cerebro, y sobre todo, en los estados de ánimo.





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