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Funiculares E. Santo, Concepción y Cordillera pasarán un año parados:

Comercio en torno a ascensores de Valparaíso en restauración acusa una fuerte baja en ventas

sábado, 22 de julio de 2017

MAURICIO SILVA
Nacional
El Mercurio

Restoranes, museos y galerías de arte resienten la menor presencia de turistas, y hoteles reducen un 10% sus tarifas.



Está cobrando su costo la histórica restauración de los ascensores de Valparaíso adquiridos por el Estado para salvarlos de la ruina. Sometidos desde fines de 2016 e inicios de 2017 a su mayor intervención en un siglo, su salida como medios de transporte claves ha impactado en su entorno.

Así lo reclaman residentes, comerciantes y encargados de museos de las cercanías de las estaciones superiores de los funiculares Espíritu Santo, Concepción y Cordillera -paralizados por un año desde octubre, enero y marzo pasado, respectivamente- en los que el MOP invertirá un total de $4.635 millones.

Son 260 los escalones que hay que trepar desde la plaza de La Victoria hasta el paseo Rudolph en el cerro Bellavista. A sus 91 años de edad, ese es un desafío épico para Sergio Canales, vecino de calle Calvo, y también para su mujer, operada de la cadera. "Se supuso que pondrían colectivos que llegarían a estos lugares y no ha pasado nada, pese a que la mayoría somos de la tercera edad", se queja, señalando que las tarifas de taxi multiplican por 20 la del ascensor Espíritu Santo.

Bares como el Hotzenplotz y hostales de mochileros han experimentado una merma de clientes. No así los hoteles boutique vecinos a la iglesia de Las Carmelitas, los cuales atienden a santiaguinos o extranjeros que llegan en autos rentados o no rehúyen los taxis.

Más graves son las quejas en el paseo Gervasoni del eminentemente turístico cerro Concepción. Desde 1883, recibía los transeúntes que el funicular del mismo nombre sube desde el barrio financiero. Su salida de circulación le ha restado 30 mil pasajeros mensuales, que antaño desembocaban directamente en las galerías de arte, locales de souvenir , museos, restoranes y hoteles boutique de las calles Gervasoni y Papudo. Hoy muchos optan por subir por el ascensor Reina Victoria, de propiedad municipal y ya restaurado, y se quedan en los atractivos que ofrece el vecino cerro Alegre.

"El hotel Gervasoni, que administro, debió rebajar en 10% las tarifas para ponerse a tono con el resto y enfrentar una baja de 30% de alojados", señala la presidenta de la agrupación de comerciantes de cerro Concepción, Patricia Nieto, quien apunta que el comercio ha sufrido bajas de hasta 60% en sus ventas. En ello coincide Jeanette Juri, quien despidió a dos colaboradores de su galería de arte. Incluso, el museo de Lukas redujo visitantes. Su directora, Trinidad Jara, reclama letreros o convenios con taxis que mitiguen la situación.

En el cerro Cordillera, el museo Lord Cochrane también acusa una baja de visitantes.

EFECTO INVERSO
Los ascensores municipales ya restaurados han reactivado la economía de su entorno.

"Tras un local nuestro hay 20 proveedores pintores, artesanos y diseñadores que ven sus ingresos mermados"
PATRICIA NIETO,
GALERÍA DE ARTE BELLE ÉPOQUE.

''Ya perdimos un verano. Ojalá que los trabajos no se atrasen, porque perder otro sería nefasto".
VÍCTOR SOTO,
LOCATARIO DE UN PUESTO DE ARTESANÍA EN PASEO GERVASONI.

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