Buscando contratar servicios aparentemente serios, encontré en los avisos económicos para el hogar de una publicación especializada, los datos de Aluminios Santiago, y los contacté. El 10 de abril vinieron el dueño o representante de la firma y un técnico a mi domicilio, para arreglar unos ventanales a los que había que cambiarles los patines y cuadrar las hojas. Acepté el presupuesto por $126 mil. El trabajo consistió en que me pidieron WD-40, lo aplicaron en los rieles -que enderezaron con un martillo- ajustaron dos pestillos y listo. No hubo cambio de patines. Resultado: los ventanales siguen descuadrados y si se cierra un lado arrastra el otro, quedando siempre abierto. Tras reclamar, volvieron en una ocasión, pero no hubo solución. La boleta dice que los trabajos tienen 5 años de garantía, pero a pesar de mis insistentes llamados, el problema sigue sin ser resuelto. Guillermo Tordecilla Torres