martes, 18 de julio de 2017
Economía y Negocios Online
Álvaro Vargas, Gerente general Trabajando.com
El jueves de la semana pasada participé de un evento en la Fundación Teletón, donde Alfredo Moreno, presidente de la Confederación de la Producción y El Comercio, daba inicio al proceso de inclusión de personas con discapacidad al mercado laboral, oportunidad en la que una de las principales reflexiones con las que me quedé es que somos nosotros los verdaderos discapacitados.
Cuando digo nosotros me refiero a los empleadores, así como también a los empleados, porque le tenemos temor a lo desconocido, porque aún existen muchos prejuicios sobre los discapacitados y en algunos casos incluso, preferimos olvidar que existen y dejarlos fuera, sin reconocer el tremendo valor que pueden entregar a nuestras organizaciones.
El Estado, las empresas y la sociedad civil tenemos una gran deuda con las personas con discapacidad, hemos desperdiciado por años un valioso capital humano, tanto que según cifras de la Teletón, un 60% de ellos no tiene trabajo y sólo un 40% pertenece al mercado laboral.
Afortunadamente, la Ley 21.015 publicada hace pocos días, establece entre sus principales aspectos que las empresas de 100 o más trabajadores deberán contratar al menos un 1% de personas con discapacidad, lo que representa una gran oportunidad para nuestra economía, porque según estimaciones de la Fundación Teletón, a partir de este proyecto se deberían generar 34 mil nuevos empleos en el mundo privado y al menos 2.500 en el público.
Estamos frente a una tremenda oportunidad, porque la inclusión de personas con discapacidad al mundo laboral reporta beneficios a las empresas, a la sociedad y, naturalmente, a las personas con discapacidad, cuya integración y desarrollo pleno, pasa porque puedan trabajar.
Debemos reconocer que si bien las empresas deben invertir en infraestructura, equipamiento y capacitación de los equipos, para que puedan integrar verdaderamente a estas personas, también tienen tremendos beneficios en términos de clima laboral, trabajo en equipo, innovación y creatividad, por nombrar algunas.
La promulgación de esta ley debe ser mucho más que una obligación, debe ser un llamado a las empresas a comprometerse con estas personas, a creer en sus capacidades y a confiar en su talento. Con la inclusión todos ganamos, porque contamos con un trabajador altamente comprometido, que ayudará a mejorar el clima laboral, la reputación y permitirá fortalecer el trabajo en equipo. Ganan las personas con discapacidad y sus familias al lograr independencia y autonomía, y gana el país al decirle sí a la diversidad y sí a la inclusión.
