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Las buenas cifras de las bibliotecas públicas en Chile

domingo, 16 de julio de 2017

Romina de la Sotta Donoso
Cultura
El Mercurio

Gonzalo Oyarzún , la máxima autoridad del ámbito en el país, comenta el explosivo aumento de usuarios digitales y el perfeccionamiento del proceso de compra de libros. También revela nuevos planes con Gendarmería.



El gran salto se dio el año pasado. La Biblioteca Pública Digital (BPD) pasó de 13.300 préstamos anuales a 113.575. Explosivo aumento que se explica principalmente por dos factores, según Gonzalo Oyarzún, encargado del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas y subdirector de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam).

"El año pasado implementamos una aplicación que facilitó el acceso; me permite pedir el libro en la computadora, leerlo en mi tablet y retomarlo en la misma página en mi teléfono mientras me traslado. Lo otro fue la enorme llegada de libros digitales en español", aclara. "Las estadísticas muestran que ya superamos los 70 mil préstamos entre enero y junio. Este crecimiento es consistente y parece no tener marcha atrás; la BPD es la tercera biblioteca pública que más presta en Chile. Además, el número de reservas es altísimo, en el primer semestre hubo 31.693".

-¿Cómo se comporta la lectoría en la Biblioteca Pública Digital?

"Es muy parecida a la de las bibliotecas públicas. Tenemos una alta concentración de préstamos en un grupo de 10 a 20 títulos, pero eso equivale a menos del 10% del total, y el libro más leído está cerca del 0,4% de los préstamos".

-¿Han disminuido los lectores en bibliotecas por la BPD?

"No. Las dos bibliotecas que más libros prestan son la Biblioteca de Santiago y Bibliometro. Además, en los últimos años el préstamo de libros ha aumentado sistemáticamente en las bibliotecas públicas. En 2010 eran poco más de un millón 100 mil, y el año pasado fueron casi 2 millones".

Proceso de compra

El sistema que dirige Oyarzún es responsable, entre otras cosas, de la adquisición de libros para las más de 450 bibliotecas públicas que hay desde Visviri a Puerto Williams.

En 2013 hubo polémica porque se compró, entre otros, dos biografías de Camiroaga y superventas de Pilar Sordo, Isabel Allende, Hernán Rivera Letelier y Pablo Simonetti. Fueron elegidos por 250 bibliotecarios.

"Los libros que generaron la polémica y que fueron los más pedidos, eran dos sobre 12 mil. Fueron 350 ejemplares sobre 45 mil. Me parece muy bien que haya gente que esté muy atenta a cómo estamos comprando, pero en la última década nos hemos dedicado a profundizar el proceso democrático y participativo de adquisición de libros. Siempre se dice que vamos a regionalizar o a dar libertad, pero después hay nerviosismo cuando todos quieren leer el libro de Baradit o 'Relatos de una mujer borracha'. Asumamos las consecuencias de la libertad".

-¿Se perfeccionó el sistema?

"Hemos entregado sobre el 50% de la selección de los libros a las regiones, donde se generan modelos participativos. Y entre el 20% y el 30% son seleccionados por los bibliotecarios de todo el país en la Feria del Libro. Hemos trabajado tres años para perfeccionar este proceso, que ahora también cuenta con un comité de recomendaciones, integrado por periodistas, académicos, bibliotecarios y gente de regiones".

Tras una primera lista de 700 títulos, el comité discute y elabora una lista corta de 200, que distribuyen en el país. "Más del 90% de las comunas de Chile no cuenta con una librería donde hojear un volumen, así que esta lista es una buena guía antes de que los bibliotecarios vengan a la Feria del Libro".

-¿Cómo responde a las críticas de que en las bibliotecas haya libros de cocina o de autoayuda?

"Tenemos una mentalidad súper conservadora, de que las bibliotecas solo son para prestar libros. Pero hoy día no tiene ningún sentido una biblioteca pública como conservadora de una cultura y un patrimonio al cual solo algunos pueden acceder. Lo principal en una biblioteca no son sus libros ni la infraestructura, sino la comunidad a la que sirve, y trabajamos pensando en el habitante real del territorio".

Así, por ejemplo, BiblioRedes capacita cada año a más de 50 mil personas en ámbitos como la programación: "Más del 65% de las capacitaciones de las distintas agendas digitales se hacen a través de este programa".

Otro proyecto estrella lo tienen con Gendarmería. Están instalando laboratorios y bibliotecas en todos los recintos penitenciarios con más de 50 internos. El 37,6% de los internos del país ya tiene acceso al servicio y han pedido 16 mil libros. "También hay actividades de fomento lector, con los gendarmes y las familias, y se capacitan en alfabetización digital. Todo esto genera un ambiente propicio para la reinserción laboral, social y familiar. Y se puede ir más allá; en Francia, por ejemplo, se aprobó una ley de que por cada libro leído tú tienes un día menos de reclusión. Y han detectado que del grupo que participa en ese programa solo un 10% reincide, frente al 60% del resto. Claramente, ahí hay una oportunidad", cierra Oyarzún.

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