Dólar Obs: $ 954,58 | 0,40% IPSA -0,25%
Fondos Mutuos
UF: 37.237,20
IPC: 0,40%
"Confieso que he vivido"

Darío Oses: "No hay una edición definitiva de las memorias de Neruda"

domingo, 09 de julio de 2017

Pedro Pablo Guerrero
Artes y Letras
El Mercurio

Con prólogo y notas de Darío Oses -director de la biblioteca de la Fundación Pablo Neruda-, Seix Barral publica una edición que agrega más de veinte textos inéditos a "Confieso que he vivido" (1974). El libro autobiográfico será presentado este miércoles 12 de julio, a las 19:00 horas, en la casa-museo La Chascona.



El 31 de agosto de 1973, Neruda le dictó tres cartas a su secretario Homero Arce: una dirigida al Presidente de México, Luis Echeverría, en solidaridad por el terremoto de Veracruz; otra, al general Carlos Prats, que había dimitido una semana antes como comandante en jefe del Ejército, y la tercera fue enviada a Hernán Díaz Arrieta, Alone, quien la reprodujo en su libro de memorias "Pretérito imperfecto" (1976): "Yo estoy escribiendo por estos días mis recuerdos y con mucho temor le envío dos capítulos recién pergeñados e incorregidos. Son naturalmente confidenciales. Ese será un libro largo, con el que me divierto mucho escribiéndolo". Sin embargo, el poeta no incluye esos capítulos. "Me arrepentí a tiempo. Espero hacerlo más adelante, cuando me haya envalentonado", le explica en la posdata.

Por ese entonces lo visita con frecuencia el profesor Hernán Loyola. "Neruda me dijo muchas veces que estas memorias las iba a entregar en mayo del año siguiente, el 74. Iban a ser mucho más extensas", afirma Loyola desde Cerdeña, donde vive actualmente. El volumen debía publicarse para la celebración de los 70 años de Neruda, en julio de 1974.

El resto es historia conocida. El 14 de septiembre de 1973, Neruda dicta a Matilde Urrutia el último capítulo de sus memorias, dedicado a Salvador Allende y su muerte en La Moneda. El cáncer del poeta recrudece, lo trasladan a Santiago, y fallece el 23 de ese mes, sin terminar el libro que había comenzado a escribir el año anterior. Matilde llama a Homero Arce para que le ayude a ordenar los originales que Neruda le había dictado en Francia. Al revisar los papeles, este le dice, atemorizado, que el último capítulo había que quitarlo. Matilde le contesta: "No seguiremos trabajando, porque si ése es su pensamiento, le retiro toda mi confianza".

Matilde viaja a Venezuela

En respuesta a varios telegramas de la agente literaria Carmen Balcells, la viuda del poeta le envía una carta el 27 de septiembre. Le informa en ella que habló por teléfono con Miguel Otero Silva, escritor y periodista venezolano, senador de izquierda y gran amigo de Neruda. Su esperanza es que él venga a Chile para ayudarle con los inéditos. Sin embargo, tal como escribe más tarde en su libro de memorias "Mi vida junto a Pablo Neruda" (1986), Matilde Urrutia comprende que las recientes declaraciones de Otero sobre la muerte de Neruda en el Congreso venezolano hacen imposible el viaje. Acepta, en cambio, su invitación a Caracas.

Las memorias serían enviadas a Otero por valija diplomática de la embajada de Venezuela. ¿Los originales? Debe ser una copia de ellos, porque Matilde escribe que se fue a Santiago resuelta a sacar una fotocopia del libro completo. Desesperada, sin saber a quién acudir, llama a la embajada de México, y le envían a un secretario que cumple el encargo. Le entrega la copia en el hotel Crillón. "La embajada guardaría el original. ¡Qué alivio!", escribe Matilde en sus memorias.

¿Qué pasó con ese original? ¿Lo recuperó a su regreso a Chile? No vuelve a hablar de él, y actualmente nadie sabe dónde está.

Al día siguiente de su llegada a Caracas, Matilde y Miguel Otero se ponen a editar las memorias de Neruda. "No fue agregado ni quitado nada. Estaba trabajando con un verdadero hermano de Pablo, respetuoso y gran conocedor de su obra", afirmó Matilde.

La edición demoró dos meses. Matilde Urrutia y Miguel Otero trabajaron incluso el Año Nuevo de 1974. La corrección final la hizo Otero solo, en otra casa. Tardó dos días. Apenas terminó, Matilde llevó el material a Barcelona, donde lo revisó con Carmen Balcells. Después tomó un avión a Buenos Aires. "Confieso que he vivido" se publicó en España, por Seix Barral, y en Argentina, por Losada. Era la primera vez que un libro de Neruda aparecía simultáneamente en dos editoriales. En Francia compitieron por publicarlo Flammarion y Gallimard. Matilde intercedió ante Carmen Balcells para que lo hiciera esta última.

La edición de Losada se terminó de imprimir el 3 de mayo. Matilde Urrutia viajó a recibirla desde Salvador de Bahía, donde había pasado Semana Santa con Jorge Amado y Zélia Gattai. Segura de que el libro sería prohibido en Chile, ingresó 36 ejemplares en un paquete muy amarrado y otros pocos ocultos con tapas de la novela "Teresa Batista cansada de guerra", de Jorge Amado. El 13 de mayo de 1974, Carmen Balcells le informa en una carta que la edición de Seix Barral -impresa el 23 de marzo-, con un dibujo de Tàpies en la portada, "gusta mucho a todo el mundo, especialmente a Gabo y a Mario. Me preguntan por ti muchas veces y te mandan saludos".

Una nueva versión del libro

"Confieso que he vivido" ya pudo circular en Chile a inicios de los 80 y conocerá varias reediciones sin cambio alguno, hasta que los hallazgos de material autobiográfico no publicado, en la casa-museo La Chascona -sede de la Fundación Pablo Neruda-, condujeron a la edición ampliada con textos inéditos que ahora publica Seix Barral. Su edición, prólogo y notas estuvieron a cargo de Darío Oses, director de la biblioteca y archivo de la institución. En el prólogo, recuerda que la base de las memorias fueron las diez crónicas autobiográficas "Las vidas del poeta", que aparecieron en la revista O Cruzeiro Internacional, en 1962, tal como Neruda le cuenta a Volodia Teitelboim en una carta de 1972. Oses advierte, desde el primer momento, que el libro fue la reelaboración de escritos, recuerdos y reflexiones autobiográficas de diversas épocas y procedencias.

Hace un par de años, al revisar minuciosamente los archivos de la Fundación Neruda, hubo varios hallazgos vinculados a las memorias nerudianas. Oses se refiere a ellas como "un rompecabezas que se va armando con distintas piezas". Primero apareció un cuaderno, fechado en junio de 1973, con anotaciones manuscritas de Neruda sobre los temas que debía incluir en "Confieso que he vivido" ("Ulyses, Pound, Eliot..."). Fotografías de algunas páginas se reproducen al final de esta nueva edición.

De particular interés fue el descubrimiento realizado gracias a una remodelación. Al desarmar una bóveda de La Chascona para su traslado a otro piso se encontraron dos carpetas a las que Oses no dio mucha importancia al comienzo, creyendo que solo contenían fotocopias. Sin embargo, al revisarlas, halló inéditos autobiográficos de Neruda. Uno de los más importantes, "El último amor del poeta Federico", incluía una nota manuscrita de Matilde: "Este artículo fue escrito para las memorias. Fueron muchas las veces que conversamos con Pablo si debía incluirlo o no. Me dijo textualmente: «Está el público suficientemente desprovisto de prejuicios para admitir la homosexualidad de Federico sin menoscabar su prestigio?». Esa era su duda. Yo también dudé, y no lo incluí en las memorias. Aquí lo dejo, creo que yo no tengo derecho a romperlo".

Había llegado el momento del rescate. "A partir del hallazgo de este artículo y la posibilidad de que hubiese otros textos destinados a las memorias, surgió la propuesta de la Fundación de hacer una nueva edición de 'Confieso que he vivido'", cuenta Darío Oses. Se preparó entre 2016 y 2017. Los escritos agregados se intercalaron en el texto ya conocido con un tipo de letra y una caja distintos al resto del libro. Son 20 los textos interpolados, incluyendo los dos fragmentos, también inéditos, de la conferencia-recital "Viaje alrededor de mi poesía" (8 de diciembre de 1943). Corresponden a su introducción y epílogo, que se colocan, respectivamente, en el comienzo y en el cierre de la nueva edición de "Confieso que he vivido". Además, Oses decidió publicar en los Apéndices tres conferencias autobiográficas de 1954 que pronunció Neruda en la Universidad de Chile. Permanecían inéditas, y también sirvieron de "canteras" a la redacción original de las memorias.

Según Darío Oses, lo que autoriza a incorporar al libro los inéditos son, por un lado, las propias anotaciones de Matilde, como en el texto de García Lorca. En otros casos, atribuye la omisión de algunos escritos al desorden reinante en esos días. "Yo creo que Matilde trajo de vuelta cosas de Venezuela o se le quedaron aquí. Con las casas de Neruda saqueadas, el revolutis de papeles debe haber sido tremendo. Esto nos indica que, además de causas específicas, había material que podía haberse perdido o traspapelado".

"Casi todos los textos (ver ejemplos en recuadro), salvo el de García Lorca, profundizan o expanden temas que ya están. No hay revelaciones que cambien el panorama", admite Darío Oses.

Respecto de la primera edición, ¿por qué Matilde Urrutia elige a Otero Silva, y no, por ejemplo, a Volodia Teitelboim para editar las memorias? "Me parece que ella no tenía con Volodia la confianza ni la empatía que tenía con Otero", contesta Oses. "Volodia era muy amigo de ellos, pero tenía una cosa más disciplinada; le faltaba la espontaneidad venezolana de Otero". Contra la opinión de algunos, Oses no cree que Matilde haya expurgado las memorias de aquellos nombres que no le simpatizaban. "Es una especulación que nunca se va a poder comprobar. Tendríamos que revisar todas las memorias, pero yo encuentro que es un trabajo ocioso", considera el editor.

La ausencia de Malva Marina es caso aparte. "Neruda no alcanzó a terminar sus memorias", recuerda Oses. Y Hernán Loyola agrega: "En su hipotética obra finalizada en mayo del 74, tal vez habría escrito un homenaje de recuerdo a su hija. Yo no tengo la menor duda de que no alcanzó. ¿Cómo no iba a hablar de ella? ¿O de Volodia? Es absurdo. Faltan amigos tan cercanos como José Miguel Varas. Se ve que empezó a hablar de los personajes más lejanos; hay toda una galería de extranjeros, por ejemplo. Seguramente dejó a las personas más cercanas para el final".

¿Y Stalin? Oses recuerda que en las memorias le dedica un capítulo entero. En él, Neruda se hace cargo de las acusaciones: "Muchos me han creído un convencido staliniano", declara. El poeta ya venía ajustando cuentas con el tema desde "Memorial de Isla Negra" (1964) y sería mucho más drástico en sus libros "Fin de mundo" (1969) y "Elegía" (1974).

"Es interesante lo que dice Jaime Concha en cuanto a que hay una transmigración de la memoria de la poesía de Neruda a 'Confieso que he vivido'", señala Oses. "Lo que podría explicar -y esto ya es mío- que Neruda pudiera escribir una obra tan consistente en un tiempo más bien reducido. El mismo Neruda habla del poema cíclico de su vida, de la poesía de la sensación de cada día, o de la crónica de lo que ocurría en el interior y el exterior de sí mismo, que ya comienza con 'Crepusculario'".

La nueva edición de "Confieso que he vivido" es ampliada, pero "en ningún caso definitiva", enfatiza Darío Oses, recordando que, según Emir Rodríguez Monegal, nunca podría haber una edición canónica, final, de este libro. "En poesía podemos hacer ediciones definitivas, pero en las memorias, por la forma en que se escribieron y se gestaron, no creo que sea posible. El que hayamos podido agregar textos indica que no hay una edición definitiva. Imagínate que en unos años más aparecieran en alguna parte los originales de la primera edición", conjetura Oses.

 Imprimir Noticia  Enviar Noticia