Arrullo. Así se llama uno de los cinco centros de administración propia que el Sename tiene en la Región del Biobío. El recinto, ubicado en un barrio residencial de Concepción, es uno de los 16 calificados como "críticos" por un informe del Ministerio de Justicia. Arrullo fue allanado en noviembre pasado por el fiscal Marcelo Sambuceti, en el marco de la investigación que conducía para aclarar la muerte de ocho menores en los últimos 10 años en la institución. El centro no tiene un buen historial. En 2010 el Sename debió intervenirlo tras descubrirse casos de maltrato y abuso sexual a menores de hasta tres años de edad. Y este año funcionarios del organismo han protestado dos veces por las malas condiciones del lugar. La primera, por un brote de varicela que afectó a varios niños y que no fue atendido. La segunda, porque un funcionario fue herido con una piedra en la cabeza. A pesar de toda esta precariedad, fue en Arrullo donde una contadora del Sename, identificada como Noemí Otárola, sustrajo -según su propia declaración- $40 millones para gastarlos en el casino de Talcahuano. La situación, que se arrastró por años, es investigada por la Fiscalía, y el Consejo de Defensa del Estado decidió hacerse parte con una querella. Hay, además, un sumario interno en curso para entender cómo pasó esto. "Detectamos esto en marzo, y dimos aviso a la dirección nacional, iniciamos un sumario y entregamos los antecedentes que pidió el Ministerio Público. Además, la dirección regional fue a Contraloría para pedir asesoría sobre cómo abordar estos temas", se informó desde el Sename Biobío. La institución no realiza auditorías permanentes a estos centros, sólo revisiones aleatorias, lo que habría posibilitado que no fuera detectada.