viernes, 23 de junio de 2017
Economía y Negocios Online
Emol/ Agencias
Travis Kalanick dejó descabezada la firma en un momento clave de transformaciones debido a una serie de escándalos que han marcado uno de los proyectos más exitosos de Silicon Valley.
Travis Kalanick, máximo ejecutivo y creador de Uber, renunció el miércoles a su propia compañía, dejando descabezada la firma en un momento clave de transformaciones debido a una serie de escándalos que han marcado uno de los proyectos más exitosos de Silicon Valley.
En su carta al medio The New York Times, el hombre de 40 años confesó: "Amo Uber más que nada en el mundo y en este difícil momento en mi vida personal he aceptado la petición de los inversionistas de hacerme a un lado".
Así, según informaron diverso ejecutivos cercanos a la compañía, Kalanick habría sido presionado por importantes inversores de Uber para que diera un paso al costado.
La serie de eventos desafortunados
La renuncia del máximo directivo de la firma se produce después de meses de sacudidas que ha recibido la compañía por diversos escándalos, datos económicos negativos y la renuncia o cese de distintos directivos.
Económicamente mal. Sólo en 2016 la compañía cerró con pérdidas por US$2.800 millones, mientras que en el primer trimestre del presente año registró un resultado negativo de US$708 millones.
Sumado a lo anterior, Uber ha sido golpeado por la fuga de importantes directivos y es que desde febrero pasado, varios altos cargos han abandonado la firma, entre ellos el mismo presidente y dos vicepresidentes, además el jefe de finanzas. En julio, se sumaría a ellos una de las figuras de la compañía, Gautam Gupta, quien anunció este mes que dejará la empresa.
Otra sacudida corporativa han sido las demandas que ha tenido que enfrentar la estadounidense por parte de su competencia. Alphabet, la matriz de Google, anunció que estaba demandando a Uber por el supuesto robo de información sobre sus vehículos de conducción autónoma.
Kalanick también tuvo que enfrentar los problemas de pagos a trabajadores de la empresa. De hecho, recientemente la compañía reconoció que los pagos que estaba haciendo a sus conductores en Nueva York y Filadelfia estaban mal calculados, y tuvo que abonar cantidades adicionales para compensar el error.
Como guinda de la torta, un alto ejecutivo, Eric Alexander, fue despedido después de que se supiera que había obtenido registros médicos privados de una mujer que había denunciado haber sido violada por un conductor al servicio de Uber.
Algo que escaló desde los vehículos hasta las mismas dependencias de la compañía luego de que Susan Fowler, una exempleada, acusara públicamente a la firma de acoso sexual.
Pero la tormenta se agudizó al conocerse un informe solicitado por la empresa a raíz de denuncias de abusos sexuales y discriminación sexual, que elaboró el exfiscal general estadounidense Eric Holder, el cual concluyó que la autoridad del CEO debía ser reducida y que la capacidad de supervisión y la independencia del directorio tenía que aumentar.
Según lo informado por EFE, ese informe también sostuvo que al interior de las oficinas de la firma se consumía alcohol y sugirió a Uber contar con más consejeros independientes y entrenar a sus empleados con más sensibilidad.
La presión escaló aún más a raíz de ese informe, difundido la semana pasada, y ello llevó a Kalanick a anunciar que había decidido pedir un permiso sabático para dar espacio a que la firma consiguiera un equipo líder "de categoría". Sin embargo, dicha licencia llegó a su fin este miércoles, luego de que el ex CEO anunciara su salida definitiva de la empresa que creó en 2009.
Así, y tras la renuncia del CEO, la dirección de Uber ha quedado provisionalmente en manos de 14 ejecutivos de la empresa, aunque Kalanick seguirá ligado a ella.
No sólo porque sigue teniendo un puesto en el consejo de administración, sino porque tanto él como el cofundador Garret Camp y el antiguo empleado Ryan Graves mantienen la mayoría de los derechos de voto en el consejo.
