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Eccolo qua

"¡Helo ahí!"

viernes, 23 de junio de 2017

POR Ruperto de Nola
Restaurantes
El Mercurio




Nunca nos habíamos percatado de la existencia del Eccolo qua, que está allí desde hace tres lustros. Harto para trattoria santiaguina especializada en pastas frescas y pastas rellenas, todas hechas en casa.Se trata claramente de una trattoria, es decir, un bistró (para que me entienda, Madame) italiano. Agradable "puesta en escena", en una de esas casas de ese sector de Santiago (Condell hacia el sur) que, no obstante estar llenas de méritos, están siendo demolidas y reemplazadas por unas atrocidades modernizantes o peor todavía. Buena calidad, la pasta; buen servicio; una carta de vinos brevísima (tres marcas por cepa), pero asequible y de buen precio. Todo eso se agradece.Ahora, al grano. Comenzamos con dos antipasti: unos siete champiñones de París grandecitos, rellenos con una pasta de ricotta y prosciutto ($5.900), muy católicos, aunque nos hubiera gustado que el prosciutto tuviera mayor presencia: champiñón y ricotta solos no llaman mucho la atención. Y, al lado, una mozzarella in carrozza ($4.900), agradable pero heterodoxa: el plato original consiste en un sándwich de mozzarella en pan de molde, que se pasa por batido de huevos para sellar el contenido, y luego frito: el resultado es una mozzarella que, como debe ser, se derrite espectacularmente. Pero aquí, no: eran trozos de queso apanados y fritos (u horneados; estaba tan sequita la fritura que nos bajó la duda), no particularmente derretidos. O sea, "mozzarella senza carrozza"... Sí, también suele hacerse sin pan. Pero no es lo mismo. Esta venía acompañada, eso sí, con una buenísima salsa de tomates casera. La presencia un poco fantasmal del prosciutto en nuestros champiñones terminó siendo el sello de esta cocina: porque en los ñoquis con alcachofa y prosciutto ($9.900) resulta que la alcachofa era un débil juguito que apenas teñía la salsa de un tímido verde. Uno espera que la alcachofa, o lo que fuere, esté, si se la anuncia, y que se note (si no, no hace falta que esté). Tropiezos de alcachofa, quiere uno por lo menos. Algo que le entone el sabor al plato que, sin eso, resulta soso. Y esta tónica la encontramos también en dos postres que pedimos: un tiramisú de naranja, que nos sonó muy novedoso, pero que, en realidad, estaba aromatizado por un ectoplasma de naranja, algo tan sutil que era lo mismo que nada. Para convencernos de nuestro diagnóstico, pedimos el tiramisú de café. Igual cosa: de café, poco y nada. Y poco chocolate en polvo. Cero licor.En cambio, los ravioles Giulietta ($9.900) fueron un total acierto: con pera y mascarpone, muy, muy buenos, aunque de nuevo, la salsa de nueces resultó tan "fina", que podría no haber sido de nueces. Panqueque celestino de buena factura, pero, también este, en "tono menor". Una trattoria es lugar popular, y el pópulo aprecia sabores francos. Potencia organoléptica es lo que falta. Tomen nota.Condell 621, Providencia. T: 2 2222 2098.

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