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Los difíciles días del capitán chileno:

Bravo quiere jugar en Rusia, pero teme agravar su desgarro

lunes, 19 de junio de 2017

Raúl Neira Enviado especial a Moscú
Deportes
El Mercurio

El portero está inquieto: la lesión muscular que le impidió debutar ayer en la copa no es la primera, sino la tercera. Y si bien tiene todas las ganas del mundo de recuperar la portería, asume que llegar sano al Manchester City es la prioridad, igual que a las clasificatorias y al Mundial.



Son las 19:35 del domingo 17 de junio y Claudio Bravo aparece en la cancha del Spartak Arena. Camina en forma pausada, quizás porque lleva un vaso de café en la mano derecha.

Recorre cerca de 30 metros hasta encontrarse con Fernando Radice, uno de los doctores de la delegación chilena.

Conversan cinco minutos. Después, Bravo saluda a un amigo y vuelve al camarín.

A diferencia de los últimos dos Mundiales y también de las dos últimas Copa América, el meta no defenderá la portería de la Roja.

Y está preocupado, aunque trate de disimularlo. "Quizás mucha gente no lo sabe, pero el desgarro que tiene en el gemelo, y que lo dejó fuera del partido ante Camerún, no es el primero que tiene en esa zona. Es el tercero. Tiene miedo de que se vuelva una lesión crónica", relatan desde el cuerpo técnico del monarca continental.

Esa es, seguramente, la explicación de por qué una lesión que tarda, en promedio, 30 días en recuperarse ya va por los 50. "Hay días en que troto y me duele", les ha dicho Bravo a sus cercanos.

Trabaja, sí, mañana y tarde para recuperarse y actuar en el certamen que reúne a los campeones continentales. Pero en su mente, también, le dan vuelta otras cosas. Por ejemplo, que la prioridad es llegar sin problemas físicos a las clasificatorias y -eventualmente- a la Copa del Mundo del próximo año.

Y hay más: Bravo asume que la pelea por la titularidad a su regreso a Manchester City será compleja. Sabe que no puede dar ventaja y llegar lesionado sí que lo es. "Ellos son los que me contrataron, los que me pagan a fin de mes", le cuenta a su círculo más íntimo.

Ayer, en el Spartak Arena, quiso estar presente lo más que pudo. Acompañó a Johnny Herrera en el calentamiento previo y, enseguida, se fotografió con unos pequeños.

Firmó autógrafos también.

Fue, quizás, la mejor terapia para cicatrizar una herida que todavía le duele en el alma.

 BRAVO FUE EXAMINADO POR EL MÉDICO DEL MANCHESTER CITY LA SEMANA PASADA. EL PORTERO SUMA TRES DESGARROS EN EL GEMELO Y TEME QUE SU LESIÓN PUEDA VOLVERSE CRÓNICA.

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