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Francia le abre las puertas a Nicanor Parra

domingo, 04 de junio de 2017

Roberto Careaga C.
Revista de Libros
El Mercurio

Aunque parezca imposible, los libros de Parra nunca han sido publicados en francés. Hasta ahora: con el antipoeta a punto de cumplir 103 años, la editorial Seuil lanza Poèmes et antipoèmes. Anthologie 1937-2014 , un volumen de 700 páginas bilingüe que cubre toda la obra del escritor.



Ha dicho que su proyecto era volver al lenguaje de la tribu, bajar a los poetas del olimpo, encontrar una salida al lirismo de Neruda. O que sin Walt Whitman, Kafka o los poetas metafísicos ingleses nunca habría llegado a la antipoesía. Incluso, Nicanor Parra ha afirmado entre sus influencias a autores españoles como Quevedo o Cervantes. Una vez hizo una referencia a la literatura francesa, pero fue acotada y errónea. Fue en 1982, en el Liceo de Niñas Gabriela Mistral de Temuco, donde contó que a inicios de los 50, mientras estudiaba en la Universidad de Oxford, en Inglaterra, encontró la pieza que le faltaba para nombrar a la antipoesía en la vitrina de una librería: Apoemas , un libro, según él, del francés Henri Michaux. Parra no explicó si había llegado a hojear el libro, tan solo que reforzó la negación del título para dar con su fórmula. Pero no era un libro de Michaux, que es belga, sino de Henri Pichette. Así ha sido la relación de Parra con Francia: distante. De ambos lados.

"Hay que reconocer que la obra de Parra es poco o nada conocida en Francia. No existen libros suyos en traducción francesa", contaba en 2006 el poeta chileno Waldo Rojas, avecindado en París desde los 70. Hablaba desde la sorpresa: decisivo en el destino de la poesía latinoamericana en la segunda mitad del siglo XX, el amplio reconocimiento de Parra en nuestro continente ha tenido un eco reducido en el mundo, especialmente en Europa. Mientras que de la mano de Allen Ginsberg, Estados Unidos lo acogió con entusiasmo en los 60, llegando a ser publicado en 1967 ( Poems and antipoems , Ed. New Directions), en el viejo continente esperaron a que el antipoeta se asomara al siglo, y aunque publicado antes en España, su verdadera consagración allá fue cuando ya estaba en los 97 años y recibió el Premio Cervantes 2011. Y ahora, con Parra estoicamente a meses de llegar a los 103, por fin es publicado en francés.

La canónica editorial francesa Seuil acaba de lanzar Poèmes et antipoèmes. Anthologie 1937-2014 , un volumen de 700 páginas bilingüe que entrega una completa panorámica de la obra de Parra, con textos desde su segundo libro, Poemas y antipoemas , hasta el último editado, Temporal. El repaso incluye también un muestrario de sus incursiones plásticas, con reproducciones de sus Quebrantahuesos , los Artefactos y la larga serie Trabajos Prácticos . Es la entrada por la puerta ancha a la cultura gala: Seuil publica el libro en la colección "La librería del siglo XXI", reservado para clásicos y en la que solo están dos latinoamericanos, Jorge Luis Borges y César Vallejo. Con un prefacio del escritor y periodista Philippe Lançon (quien resultó herido en el ataque a la revista Charlie Hebdo en 2015), el libro cuenta con la traducción de Bernard Pautrat, traductor al francés de Nietzsche, Spinoza y Joyce, entre otros, y bendecido por el propio Parra.

La historia de este libro tuvo su primer capítulo en Santiago, en mayo de 1996: de paso por Chile, Pautrat conoció a Parra, le mostró las traducciones que ya había hecho de sus poemas al francés y logró convencerlo de que iba en serio. Tanto, que el antipoeta le entregó una suerte de autorización: "Estos Versos de salón están dedicados a Bernard Pautrat amigo poeta & traductor de Nicanor Parra la semana antes de su regreso a París", le escribió el chileno como dedicatoria al francés en su copia de aquel título. Quince años después, empezó el segundo capítulo: mientras se desempeñaba como agregado cultural en Francia -entre 2010 y 2014-, el poeta y gestor cultural Felipe Tupper se convenció de la necesidad de promover la obra de Parra en francés y echó a andar el proyecto de publicarlo allá.

"En realidad, es bastante incomprensible que en sesenta años nadie haya logrado gestionar una publicación de Parra en Francia; que Poemas y antipoemas haya pasado desapercibido. Parra es un ovni para Francia. No creo que él (Parra) intentara gran cosa por revertir esta situación", dice Tupper. "Había que crear las condiciones para hacerlo y nos inspiramos, luego de que le dieran el Cervantes en el 2011, en la gesta de las Obras completas & algo más (Ed. Galaxia Gutenberg) de Parra en España, para proyectar a Parra en Francia", agrega ahora que el libro está publicado y ya consiguió superar todas las barreras para lograrlo.

El poeta antifrancés

Pasó 40 días frente al Mar Negro, en Yalta, traduciendo poesía rusa al español. Luego, Nicanor Parra siguió viajando por la Unión Soviética, hasta que en Moscú conoció a Simone De Beauvoir y se llevaron bien. Tan bien que cuando el poeta emprendió camino a Francia llevaba una carta de la escritora que lo recomendaba ante la respetada editorial Gallimard. Corría 1963. Poco después, cuando Parra pasó por París a ver a su hermana Violeta, se presentó de improviso en las oficinas del sello. Y con el mismo impulso pidió hablar con el dueño de casa, Gaston Gallimard. "La recepcionista lo miró de arriba abajo, lo trató como un meteco, palabra textual de Parra, y le dijo que una cita como esa requería meses de antelación", cuenta Felipe Tupper, recordando la historia que el poeta le confió en 2014 cuando lo visitó en Las Cruces, con el fin de convencerlo de la traducción.

Según cuenta Tupper, ante las palabras de la secretaria de Gallimard, Parra sacó la carta de Simone de Beauvoir. "La secretaria se transformó en ángel. Le pidió todo tipo de disculpas; el Sr. Gallimard se encontraba en reunión del consejo editorial y no podría recibirlo. Como Parra viajaba en esos días de vuelta a Chile, le pidió dejar los libros", agrega Tupper, y sigue: "Pocas semanas después recibió una carta de la editorial Gallimard en la que se le notificaba que estaban dispuestos a publicarlo. Agregaban que, tal como lo hacían en casos como el suyo, el autor debía financiar los costos de traducción. Parra a esta altura del relato levantó las manos y dijo: 'Y ahí se acabó Gallimard'".

En esa ocasión, Tupper logró algo más que escuchar historias de la voz de Parra: se llevó su aprobación para concretar el proyecto. Él ya había empezado: en 2013, en labores de agregado cultural, organizó en la Fundación Cartier de París la actividad Diálogo Imaginario: Parra & Roberto Bolaño, intentando que la fama del autor de Los detectives salvajes en la cultura gala ayudara difundir al antipoeta. Tuvo asistencia del escritor Roberto Brodsky y el crítico español Ignacio Echevarría, quien luego sería un asistente clave en la selección de los textos de Poèmes et antipoèmes. Anthologie 1937-2014 . A esas alturas, Tupper ya estaba convencido de que no había otro traductor posible que Bernard Pautrat. Luego tuvo el apoyo de François Vitrani, director de la Maison de l'Amérique Latine, con quien llegó a las oficinas de editorial Seuil para que se sumaran a la traducción.

Según Tupper, lo que siguió fue hacer una selección de los textos de Parra, para luego ir revisando lo que Bernard Pautrat ya había traducido. Sencillo no fue, precisa Pautrat. "Hay que saber español, y luego conocer los modismos chilenos y, sobre todo, conocer la chilenidad profunda, algo que demora años de conocer, suponiendo que sea posible. Por ejemplo, si no conocemos los chistes clásicos locales se pierde la sal de muchos de sus poemas", dice el traductor. Y agrega: "Por otra parte, su uso del lenguaje es tan refinado e inteligente que a menudo parece casi intraducible. A lo que hay que añadir su constante juego con la cultura clásica española, desconocida para el lector francés. Debo decir, que en todo este largo trabajo tuve la asistencia de mi amigo Raúl Ruiz".

La distancia que abre el uso de los modos chilenos en la antipoesía, sospecha Tupper, puede estar tras las dificultades de Francia para aceptar a Parra. Y, añade, la ruptura que hizo con Neruda fue clave: "Debe haber pues una explicación de carácter histórico, de Guerra Fría, de post-golpe, de la relación de Francia con el exilio chileno que explotó la imagen de Neruda hasta el cansancio. Se puede oponer una cartografía con la relación de Neruda con la tradición francesa con la de Parra que va en sentido opuesto de la misma tradición: el antipoeta es antifrancés en muchos de sus planteamientos, aunque continuará siendo un vanguardista que admiró por sobre todos la dinámica deconstructora del francés Marcel Duchamp", dice.

"Pendat un demi-siècle/ La poésia a été/ La paradis de l'idiot solennel/ Jusqu'a ce que j'arrive/ Et m'installe avec ma montagne russe", así se lee en francés el primer verso del célebre poema "La montaña rusa". Aunque lo másllamativo del volumen, aparece en lo trabajos plásticos: los editores decidieron reproducir lo más fielmente la tipografía usada en obras como Artefactos e incluso en los Quebrantahuesos (que básicamente son collages de recortes de frases de diarios chilenos de los 50) y, además, en los casos en que Parra usa letra manuscrita optaron por reproducir la mano alzada en francés. "En ningún momento se buscó, eso sí, imitar la tan característica caligrafía original de Parra, se trató simplemente de reproducirla en francés, con variantes diversas, como se puede apreciar en el libro", precisa Tupper, pero algo pasa en esa reproducción: se desata un pequeño cortocircuito, por ejemplo, cuando la clásica cruz a la que Parra le colgó el letrero de "Voy & vuelvo" se puede ver con otro mensaje, en el idioma más tradicional de la lírica: "Je reviens de suite".

Quizás todo el libro sea un cortocircuito: el "poeta antifrancés", como lo llama Tupper, acá aparece hablando en el idioma poético tradicional ante el cual se rebeló. Pero hay matices: no solo que Parra considerara a Duchamp uno de los artistas más admirables del siglo XX, o que le rindiera honores al dadaísmo e incluyera al surrealismo entre sus influencias, sino que también en sus inicios como antipoeta no dudará en usar el francés, en "Sinfonía de cuna", al encontrarse con un angelorum en un parque inglés: "Dites moi, don ángel/ Comment va monsieur".

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