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Paula Narváez, ministra secretaria general de Gobierno:

"Que la centroizquierda tenga presente que el riesgo de no ponerse de acuerdo significa retroceder hacia un modelo mercantilista"

domingo, 28 de mayo de 2017

Waldo Díaz
Política
El Mercurio

Secretaria de Estado aborda los desafíos políticos de la Nueva Mayoría y de la actual administración, a cuatro días de la última Cuenta Pública de la Presidenta Michelle Bachelet.



La ministra Paula Narváez retrata, a ratos con marcado pragmatismo, la forma en que convive La Moneda con dos candidatos de la Nueva Mayoría, menos del 30% de apoyo en las encuestas y sacando adelante las reformas pendientes, la llamada "obra gruesa" del Gobierno, con miras al 11 de marzo de 2018. Como telón de fondo está la Cuenta Pública de la Presidenta Michelle Bachelet, la última de sus dos períodos en el poder, que realizará el próximo jueves ante el Congreso Pleno. A veces habla con vehemencia. En otros momentos, con ironía.

-"A 40 años del estreno de 'La guerra de las galaxias', recuerdo a la princesa Leia y su lucha contra el lado oscuro de la Fuerza", escribió esta semana la Presidenta Bachelet en su cuenta de Twitter. ¿Le trajo los mismos recuerdos?

-Pero, claro. Aunque yo vi la película mucho más tarde. En esos años vivía en Puerto Montt y no era como ahora. Los estrenos llegaban mucho más tarde a regiones. Sin embargo, esta idea de una princesa que no estaba en un castillo, sino que era una mujer dirigiendo unas fuerzas de resistencia contra el "lado oscuro" era muy llamativo.

-Al respecto, el ex Presidente Sebastián Piñera respondió que "la izquierda es muy hábil caricaturizando".

-Tendría que explicar él qué quiso decir, porque no se entiende. La Presidenta solo recordó los 40 años de una película y a un personaje como la Princesa Leia; en esos años era impactante ver a una mujer liderando a las fuerzas de la resistencia. Pudo haber sido la "batichica" o la "Mujer Maravilla", el sentido habría sido el mismo.

"Como centroizquierda somos la apuesta más segura"

-¿Es el Gobierno el responsable del quiebre de la Nueva Mayoría?

-Los partidos tomaron decisiones de manera autónoma y siempre establecimos que el Gobierno no iba a incidir. Esa es una dinámica que tiene su camino propio. Nos tenemos que adecuar a estas transformaciones, porque las condiciones políticas que estamos viviendo hoy son extraordinarias. Se acabó el binominal, se reformaron los distritos, se transformaron las circunscripciones, aparecieron nuevos actores políticos, tenemos primarias legales. Tenemos dos candidatos y eso es algo nuevo en la coalición gobernante, no para la derecha. En esas nuevas circunstancias, hay que adecuarse, yo lo desdramatizaría. Más bien el llamado es que estemos todos a la altura de las nuevas circunstancias, y eso requiere, desde el punto de vista del Gobierno, que seamos un factor de unidad, un factor de convergencia, que respetemos las decisiones de los partidos y que las colectividades de la centroizquierda tengan claro que el riesgo de no ponerse de acuerdo significa retroceder hacia un modelo conservador y mercantilista.

-¿Es eso lo que está en juego?

-Eso es lo que está en juego. Pongamos en juego las ideas de país, lo que significa quién gobierne. Como centroizquierda, unidos, somos la apuesta más segura de gobernabilidad. Además está dado, porque nos basamos en ciertos principios que son rectores y eso es decir tenemos un Estado protagónico que garantiza derechos sociales, que al mismo tiempo se preocupa del crecimiento económico y de que las cosas se hacen con gradualidad y con responsabilidad fiscal. Eso es lo que estamos discutiendo: modelos de país, de desarrollo. Ese es el debate de la centroizquieda: la necesidad de permanecer unida. Y no solo es un tema electoral, sino qué es lo que ofrecemos al país. La otra opción, la de derecha, es retroceder a un Estado mucho menos presente, a un rol del mercado protagónico, mucho más conservador, como queda en evidencia por el planteamiento de sus propios representantes y del propio candidato de Chile Vamos. La unidad de la centroizquierda es un imperativo ético con el país.

-A propósito de gradualidad, ¿no fue el sello del Gobierno su carácter refundacional? ¿Varió ese factor en el tiempo?

-Nunca hubo un afán refundacional. De parte de la Presidenta, siempre ha estado la convicción de que los cambios, por más profundos, se hagan con responsabilidad.

-¿En qué se tradujo la distancia que se marcó con los partidos de la Nueva Mayoría desde que la Presidenta regresó de Nueva York, cuando en el aeropuerto no había políticos?

-En eso hay tanto mito, hay tanta frase hecha. No es verdad. Si hemos aprobado cada una de las transformaciones ha sido con los partidos políticos, no sin ellos. La Presidenta se ha reunido con los distintos presidentes de las colectividades, con actores políticos que forman parte de los partidos, está presente de manera directa o indirecta en sus eventos. Es decir, hay una relación muy inmediata. Además, hemos planteado públicamente que mantenemos nuestra lealtad a la coalición que nos dio origen, y eso es un principio rector que tiene un alto significado político.

Autocomplacencia

-A diez meses de concluir el gobierno y en medio de una carrera parlamentaria y presidencial, ¿cuán complejo resulta alinear a la Nueva Mayoría en proyectos donde existen diferencias, algunas de tipo ideológico, como en la reforma educacional? ¿Cómo evitar que la llamada "obra gruesa" quede inconclusa?

-Cuando se tiene una coalición tan amplia, con siete partidos, evidentemente es complejo gobernar; es complejo administrar estas diferencias, que son legítimas. Hay visiones distintas, pero hemos sido superexitosos no solo en este gobierno, sino que en la centroizquierda para administrar diferencias y ponernos de acuerdo. Mire cómo está avanzando el proyecto de despenalización (del aborto), mire cómo hemos avanzado en educación. Con diferencias en el camino que hay que conciliar, hay que gobernar, porque eso es la política al final, y en eso la centroizquierda y esta coalición en particular han dado muestras que están a la vista.

-¿No es autocomplaciente su mirada?

-Bueno, usted la puede calificar como quiera. Yo digo todo esto con convicción porque además los hechos están. Si usted quiere, me contraargumenta.

-Por ejemplo, y en concreto, en el proyecto de intendentes.

-El proyecto de intendentes está en proceso. Este proyecto no es en el fondo la diferencia, y usted me está planteando diferencias desde el punto de vista valórico, del punto de vista de visiones de mundo, y en el proyecto de intendentes y gobernadores regionales y de entregarles más poder a las regiones, no hay ninguna diferencia. Qué diferencia. La diferencia puede estar en la fecha.

-Y en las competencias de los futuros intendentes.

-Vamos al tema de competencias. En la idea de fondo, en el principio democratizador que significa darles más poder a las regiones estamos todos de acuerdo, que es lo importante. ¿Cómo llegamos a eso? Es un proceso legislativo en curso, que es el espacio natural donde hay que debatirlo. Lo queremos antes, después, gradual, cuán gradual, cuántas competencias. Hay que recordar, además, que el ex Presidente Piñera, acostumbrado a sus verdades a medias, dice "oye, pero quieren aprobar un proyecto de competencia sin ninguna competencia para las regiones". ¡Por favor! La memoria es muy corta. Él mandó un proyecto de ley con competencias menores a las regiones. Acotadas, mínimas. Nosotros ingresamos indicaciones que las aumentaban significativamente, y él hoy dice que no hay que aprobar este proyecto porque en realidad no les transfiere todas las competencias necesarias a las regiones. Me parece de una tupé enorme. Nosotros vamos a seguir discutiendo y hay un acuerdo de que el paquete de competencias se cierra en la mixta. ¡Esa es la política pues! ¡Cómo va a ser autocomplaciente mi mirada! No estoy desconociendo que dentro del proceso no haya dificultades, las hay; pero que se intente poner el foco solo en las dificultades y no en el objetivo, en el producto, en los logros, es lo que a mí me parece injusto, que no refleja la realidad. Eso no es ser autocomplaciente.

Última Cuenta Pública

-En sus vocerías, usted no solo ha respondido las críticas del ex Presidente Piñera, sino también cuando las han hecho Carolina Goic, Alejandro Guillier o Beatriz Sánchez ¿Por qué?

-Porque tenemos que defender la obra del Gobierno. Lo hemos dicho distintos ministros del comité político: no seremos neutros en la defensa a la obra del gobierno de la Presidenta Bachelet.

-¿Inclusive si genera fricciones con candidatos de la coalición?

-¿Es que sabe lo que pasa? Que hay críticas y críticas. Nosotros frente a la crítica constructiva estamos absolutamente dispuestos al diálogo y a decir que todo se puede mejorar; pero frente a la crítica que desinforma, que muestra una realidad distorsionada, que es antojadiza o que caricaturiza la realidad, claramente vamos a responder. Nuestro deber es mostrarle a la ciudadanía cuál ha sido el propósito del gobierno de la Presidenta Bachelet, qué es lo que hemos llevado adelante y por qué. Los hechos ahí están. Cualquier gobierno puesto en esa situación, creo, haría lo mismo.

-Ninguno de los candidatos del conglomerado se ha declarado como una opción de continuidad del Gobierno.

-Ninguno ha planteado, en el caso de los candidatos de la Nueva Mayoría, retroceder en las reformas de la Presidenta Bachelet. Todos han hablado de la posibilidad de profundizarlas, a diferencia del candidato de Chile Vamos, que ha propuesto derechamente retroceder, en volver a un orden antiguo. Eso es lo que él quiere: volver a un orden anterior, y ese orden anterior es de más mercado, menos Estado y, por cierto, ya en el tema educacional, claramente volver a créditos y becas. Es una cosa bastante clara en su planteamiento, él lo ha dicho así.

-A días de la última Cuenta Pública de la Presidenta, ¿cuál cree que va a terminar siendo el sello de su legado?

-El contexto es bien importante. Creo que esta Cuenta Pública es la oportunidad para poner en perspectiva lo que han sido los dos gobiernos de la Presidenta Bachelet, para cerrar de alguna manera un círculo que ella inició cuando estableció, en su primer gobierno, el piso de protección social, que fija un Estado presente desde que naces hasta que mueres. Un Estado que no te deja solo. Ese ha sido un sello superimportante de ella y que se concluye en este segundo gobierno, con transformaciones muy profundas en temas como democracia, probidad y transparencia, y desigualdades, no solo económicas -que son muy relevantes-; por eso, esa apuesta en reforma educacional.

Entonces, ese discurso del 1 de junio va a poner en perspectiva todos estos logros, de qué se ha tratado todo esto, cuál ha sido el sentido de estos cuatro años de gobierno, con todas estas transformaciones. Porque la gente, cuando habla de las reformas en los medios de comunicación, a veces se pierde el significado que esto tiene, su raíz, el propósito, que es la superación de desigualdades.

-En la Cuenta Pública de 2016, la Presidenta apuntó a retomar el crecimiento económico, ante lo que los gremios empresariales plantearon que faltaba una hoja de ruta. Este año, el Imacec de febrero cayó 1,3% y en marzo fue un 0,3% ¿Faltó una hoja de ruta?

-No voy a entrar al debate de los economistas porque no lo soy; pero es importante poner esto en perspectiva. En algún momento tuvimos un ciclo muy bueno, dado por los precios de los commodities ; en el caso nuestro, todo lo que significaba el precio alto del cobre. Hoy asistimos a una realidad del ciclo económico distinta, no solo en Chile, sino que en el mundo. Pido ir a las fuentes objetivas, como Cepal y otras, que plantean cuál es la realidad de América Latina. El crecimiento está mostrando hoy también un ciclo especial, un repunte, una tendencia hacia uno más expansivo. Por lo tanto, al gobierno que venga le va a tocar un contexto económico más favorable. ¿Vamos a atribuirle eso al nuevo gobierno? ¿O vamos a ser objetivos para decir que aquí hay variables que no tienen que ver directamente con el gobierno, sino con factores externos en una economía abierta como la chilena? Entonces, sin ser economista, pido seriedad y no politizar la discusión de la economía porque no le hace bien a Chile. Hemos hecho todo lo que hemos podido para que esta economía no se desacelere más; a pesar de lo lentito, hemos crecido poco, estoy de acuerdo, mucho menos de nuestro deseo. Pero mucho de esos elementos no se les pueden atribuir a temas de contexto doméstico exclusivamente.

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