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La Ascensión del Señor/ (Lc. 16, 20)

"Y yo estoy con ustedes hasta el fin del mundo"

domingo, 28 de mayo de 2017

RAÚL FERES
Vida Social
El Mercurio




Jesús se despide de este mundo, después de estar 40 días actuando en la comunidad de sus discípulos. En la primera lectura (Hechos 1, 1-11), Lucas narra esa etapa y otra previa a la venida del Espíritu Santo. Para despejar sus dudas, Él les promete que recibirán la fuerza del Espíritu Santo, que descenderá sobre ellos para hacerlos sus testigos "en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra". Dicho esto, "los Apóstoles lo vieron elevarse y una nube lo ocultó a la vista de ellos". Así se describe lo que llamamos la "Ascensión del Señor" en cuerpo y alma a los cielos.

Y en el Evangelio (Mt. 28, 16 - 20) vemos que el Señor envía a sus discípulos para que anuncien la buena noticia a todos los pueblos, sin limitaciones. Es una misión universal. Junto con predicar, ellos deben bautizar y enseñar a observar sus mandamientos. Él seguirá acompañándolos desde el cielo, por medio de su Espíritu, y estará con ellos hasta el final de los tiempos. Eso les dará seguridad y confianza.

Esta fiesta de la Ascensión del Señor nos invita a tener otra mirada en nuestra vida. Somos caminantes y peregrinos en el mundo. Nuestro destino final lo muestra Cristo al subir y salir. En la fe afirmamos que existe una vida eterna, donde se realizan plenamente nuestros grandes anhelos de paz, de alegría, de amor, en definitiva, de felicidad. Mientras tanto, nuestra tarea como cristianos quiere ser un testimonio de amor y anuncio de la verdad. Una verdad que no se impone, sino que se propone, tal como lo hace Jesús y se manifiesta en una vocación de servicio sin exclusiones de ningún tipo, procurando construir un mundo más unido y más fraterno. Esto adquiere una gran vigencia en la realidad actual, donde predomina un afán violentista y de poder, lo vemos a nuestro alrededor, también en Chile y en el mundo.

Junto a la oración por la unidad, recibimos el encargo de Jesús para ayudar a mirarnos en medio de las diferencias, con un sentido de respeto y valoración de cada persona y cada comunidad. Nadie es poseedor de la verdad absoluta y el desafío es poder construir juntos, buscando el bien del país.

Que la promesa de Jesús al partir nos ayude y fortalezca en ese afán.

praulferes@gmail.com

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