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Programa piloto en el Liceo Dagoberto Godoy de Lo Prado:

La inteligencia artificial de Watson se transforma en maestra y alumna de un grupo de niños chilenos

domingo, 28 de mayo de 2017

Alexis Ibarra O.
Educación
El Mercurio

Los alumnos le preguntan a Brainy y este "tutor digital", gracias a la potencia del software Watson de IBM, les responde según su edad, intereses y estilo de aprendizaje.



El futuro de la educación ya se experimenta en una sala de clases en la comuna de Lo Prado, en Santiago.

Allí, los alumnos se conectan con Brainy, un "tutor digital" con inteligencia artificial que contesta sus preguntas e interactúa con ellos. Mientras eso ocurre, el sistema también aprende de los niños: sus hábitos e intereses, los que se reflejan en lo que preguntan y cómo lo hacen; percibe su ánimo, se entera de quiénes son sus ídolos o qué contenidos les cuestan más.

Brainy es un desarrollo chileno, de la empresa Cognitiva, que usa la potencia de Watson, el sistema de inteligencia artificial de IBM que alcanzó popularidad tras ganar a su contraparte humana en el juego de conocimiento Jeopardy! (ver recuadro).

Mi querido Watson

Aperados con audífonos y micrófono integrado, 15 niños de cuarto básico del Liceo Dagoberto Godoy de Lo Prado, establecimiento particular subvencionado de la red Educacional Crecemos, le enseñan a Brainy. Son 1.570 alumnos de prekínder a cuarto medio. "El 80% es considerado vulnerable", cuenta la directora, Clara Pérez.

En la sala de computación, cada estudiante se ubica frente a un PC. Entran al sistema con su nombre y una contraseña. Y Brainy comienza a interactuar con ellos. Les muestra dos elefantes juntos y el niño tiene que decir (a través del teclado y a veces hablando) qué es lo que ve: unos los ven peleando, otros jugando o besándose.

También se les pide que dibujen a una persona que admiren y que después la caractericen psicológicamente. Unos dibujaron a Cristiano Ronaldo, otros a Goku. Todo eso es "alimento" para el sistema cognitivo de Brainy. Así él sabe cómo hablan, que les gusta. Ya llevan cuatro sesiones enseñándole a Brainy.

Antes -en enero y febrero- fueron los profesores los que se capacitaron en el diseño del proceso de aprendizaje usando esta nueva herramienta. "La idea es que el profesor sea un mediador y el eje de la clase", dice la directora.

El establecimiento decidió trabajar en los niveles de cuarto, quinto y sexto básico. Pero este año solo se incorporan los cuartos y específicamente en el área de ciencia. "De las tres horas semanales, la idea es que en dos interactúen con Brainy".

A Pía San Martín (10 años) le parece divertido trabajar con Brainy. "Por ahora somos sus miniprofesores, nosotros le enseñamos a él. Me gusta esta nueva forma de hacer las clases, así no me cansó de escribir porque le hablo o uso el teclado", dice.

La próxima vez que se reúnan será el turno de Brainy de enseñar. "Le hemos cargado el contenido del currículum de cuarto básico de ciencia. Hablamos de los libros escolares que usan el profesor y el alumno, y los programas de las asignatura", dice Jorge Alzamora, director Multi Industrias en Cognitiva, la empresa que implementa este proyecto. Más adelante podrá consultar bases de conocimientos abiertas, como Wikipedia.

La clase no estará centrada ciento por ciento en Brainy, sino que los profesores lo usarán cuando quieran y puedan. Está pensado como un apoyo pedagógico que se integra a la clase.

Por ejemplo, la unidad de las placas tectónicas puede ser abordada por el profesor en una clase, y si el niño no entiende un concepto, puede preguntarle a Brainy. El sistema le dará la respuesta al estudiante con un texto, por voz o mostrándole un esquema.

"Un profesor tiene que estar en una clase con 45 niños y son 45 maneras distintas de aprender; 45 niños con intereses y ritmos de aprendizaje diferentes. Tradicionalmente, el profesor nivela la clase para un promedio, pero con Brainy cada uno puede aprender a su propio ritmo. Si el sistema da una respuesta, esta viene preparada para que ese niño pueda entenderla y no es necesario que levante la mano y se interrumpa la clase por la pregunta de un solo estudiante", dice el psicólogo Sebastián Alvarado, especialista en Soluciones Cognitivas de la empresa Cognitiva.

En las sucesivas interacciones de los niños con el sistema, este va a aprendiendo qué contenidos el estudiante ya domina o si pregunta porque en verdad no sabe o porque tiene una elevada curiosidad intelectual y le atrae el tema. También mide el progreso del aprendizaje y se lo muestra al profesor en forma de métrica para que sepa qué materias los niños dominan como grupo y de forma individual.

Varios aspectos hacen de este un sistema inédito en el mundo, según Alvarado. Primero, porque se adaptó la herramienta al lenguaje natural de los niños chilenos, que es distinto al de los argentinos o españoles. "Herramientas similares se usan en inglés y, específicamente, en asignaturas como Matemáticas, con un lenguaje más estructurado y respuestas más acotadas. Enseñar ciencia es todo un desafío", aclara.

Pero la inteligencia de Brainy no se queda ahí. También puede conocer sobre el estado de ánimo de los niños. Lo hace analizando semánticamente lo que escriben o dicen, pero también analizando los tonos e inflexiones de voz.

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