En 2016, Universidad Católica fue eliminada de la Copa Sudamericana por Real Potosí y en primera ronda. El mismo plantel -a excepción de Santiago Silva por Nicolás Castillo- disputó la Libertadores en el "grupo de la muerte". La pregunta cae de madura: ¿Los mismos jugadores que perdieron ante un equipo boliviano podrían salir airosos ante enemigos de Argentina y Brasil? "Nunca creí que les pasaría lo del año pasado, porque la veía potente, con opciones de pelear el grupo", admite Ignacio Prieto , voz autorizada para hablar del presente estudiantil. "La UC comenzó el año diciendo que iba por todo: por el Clausura y la Libertadores. Partió mal en la competencia local y hace un par de fechas declararon que iban por la Copa. Para mí no está bien decir 'vamos a todas' y si fallas en una te vas por la otra. En la Copa les empezó a ir bien y, para mí, se confiaron demasiado. Demasiado optimismo y confianza le pasó la cuenta. Hubo exceso de confianza y eso la mató", agrega el estratega dos veces campeón dirigiendo a la franja. El futuro Pensando en la conformación del futuro plantel, René Valenzuela -monarca con la UC en 1984- es claro: "Cuando un equipo logra cosas hay que renovar, porque los jugadores no tienen más aspiraciones. Con el bicampeonato, en la UC pensaron que lo había logrado todo y faltó, desde la parte técnica, un incentivo mayor para conquistar algo internacionalmente". Jorge Aravena , el "Mortero", difiere: "Tienen que llegar jugadores, pero no tantos. Deben ser retoques más que una renovación total. La UC debe seguir confiando en los jugadores de casa, y que muchos estén jugando con regularidad es mérito de Mario Salas".