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El Presidente de Brasil habría obstruido a la justicia al avalar un pago de sobornos:

Temer se aferra al cargo, mientras el Tribunal Supremo pide una investigación en su contra

viernes, 19 de mayo de 2017

Amanda Marton Ramaciotti
Internacional
El Mercurio

"No renunciaré", aseguró el Mandatario, quien advirtió sobre el riesgo de desestabilizar aún más la economía del país, y pidió un rápido esclarecimiento.



Michel Temer está acorralado, y su gobierno, al borde del abismo. Pero el Presidente brasileño negó ayer que vaya a renunciar a su cargo, horas después de que el Supremo Tribunal Federal (STF) le abriera una investigación por supuesta obstrucción a la justicia.

"No renunciaré. Repito: no renunciaré, y exijo un esclarecimiento pleno de todo", declaró Temer, en un mensaje a la nación transmitido desde el Palacio de Planalto. Las calles y la oposición le exigieron la dimisión, el ex Mandatario Fernando Henrique Cardoso se lo recomendó y sus aliados le sugirieron que dejara el cargo, luego de que el miércoles se dieran a conocer graves acusaciones de corrupción en su contra.

El Presidente fue grabado por un empresario supuestamente avalando el pago de sobornos para comprar (con US$ 1,6 millones) el silencio del ex jefe de la Cámara Baja Eduardo Cunha. El ex diputado está encarcelado por corrupción en el marco de la operación Lava-Jato, que investiga la red de corruptelas de la estatal Petrobras y quien se cree que maneja mucha información potencialmente incriminadora de toda la clase política. La grabación fue entregada al juez del STF, Edson Fachin, como parte de la delación compensada del empresario Joesley Batista, dueño de la mayor productora de carnes del mundo, JBS.

Aunque reconoció que se reunió con Batista, el Presidente negó haber dado el visto bueno al pago a Cunha. "No compré el silencio de nadie, porque no temo ninguna delación. No necesito de cargo público ni de fuero privilegiado. No tengo nada que esconder", expresó Temer, quien pidió a la justicia una rápida investigación, la primera en su contra en el marco de Lava-Jato. El ministro Fachin decidió eliminar el sigilo de las grabaciones y de la delación compensada de JBS poco después del mensaje del Presidente. La mano derecha de Temer, el jefe de gabinete (Casa Civil) Eliseu Padilha, dijo que los archivos del Presidente no van a traer sorpresas.

Pero en el discurso que realizó Temer, el Mandatario reveló otros errores, aseguró la columnista de O Globo Miriam Leitão: no haber comunicado a la fiscalía o a otra autoridad que se estaban pagando sobornos al ex diputado Cunha y haberse reunido con un empresario investigado sin dar explicaciones sobre los motivos del encuentro, que ocurrió sin testigos. "La conversación es completamente irregular. Lo que fue conversado también", comentó.

Ante las críticas, el Mandatario reivindicó ayer su gestión, asegurando que está a punto de sacar a Brasil de la recesión con sus reformas económicas.

"Quiero dejar muy claro que mi gobierno vivió en esta semana su mejor y su peor momento", dijo, citando en el primer caso "la caída de los indicadores de la inflación, los números del retorno del crecimiento (económico, tras un retroceso del PIB de 3,8% en 2015 y 3,5% en 2016) y la generación de empleo, con esperanza de días mejores". Sin embargo, afirmó que "cuando el optimismo retornaba", una grabación hecha "clandestinamente trajo de nuevo el fantasma de una crisis política en una dimensión aún desconocida". Lo que nunca mencionó el Presidente es que sus niveles de respaldo estaban en el suelo mucho antes de las últimas revelaciones: la encuesta que a principios de mayo divulgó la firma Ibope le daba apenas 9% de aprobación.

Ahora las reformas penden de un hilo, porque tras el escándalo de las grabaciones los impulsores de las reformas de Temer en el Congreso aplazaron las votaciones de esos proyectos. El redactor de la iniciativa para cambiar el sistema de pensiones, el diputado Arthur Maia (del Partido Popular Socialista, PPS), dijo que "en las actuales circunstancias no hay espacio para avanzar en esas medidas".

"Aunque Temer siga en el gobierno, él no contará con fuerza alguna para poder realizar sus reformas", dijo a "El Mercurio" Glauco Peres da Silva, analista político de la Universidad de São Paulo. Según el experto, la decisión del Presidente de seguir en el gobierno genera más dudas, porque "pareciera que quiere protegerse a sí mismo y a sus ministros -varios investigados en Lava-Jato- con el fuero privilegiado".

El Mandatario también está teniendo que lidiar con el éxodo de ministros de su gabinete. Presentaron su renuncia el titular de Cultura, Roberto Freire, del PPS, y el secretario de Ciudades, Bruno Araújo, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). En reunión a puertas cerradas, los socialdemócratas debatieron sobre su permanencia o no en el gobierno y si apoyarán pedir el fin del mandato de Temer. La decisión final se tomará tras una cita con el Presidente, aún sin agendar.

La Cámara Baja ya recibió ocho pedidos para iniciar un juicio político contra Temer y varios partidos se aprestan a elevar sus propias solicitudes, para terminar anticipadamente con su mandato presidencial, que se acaba el 31 de diciembre de 2018.

El Mandatario llegó a Planalto en mayo de 2016 primero de forma interina, para reemplazar a su compañera de fórmula Dilma Rousseff, mientras ella era sometida a un impeachment . Cuando fue destituida, en agosto, Temer asumió el gobierno para completar el período presidencial.

Poco después de la declaración del Presidente, JBS confirmó que siete de sus ejecutivos llegaron a un acuerdo de delación compensada y que pagará una multa total de 225 millones de reales (67 millones de dólares).

La ciudadanía también salió ayer a las calles a protestar contra Temer. Se vieron manifestaciones masivas en São Paulo, Río de Janeiro y frente a la Explanada de los Ministerios en Brasilia.

Ante el malestar generalizado, el ministro más antiguo del STF, Celso de Mello, hizo un llamado a la prudencia, pidiendo apego a la Constitución. "Hoy más que nunca, cuando Brasil se sitúa entre su pasado y su futuro, los ciudadanos de este país, las instituciones y los miembros integrantes de los poderes del Estado deben prestar obediencia a la Constitución como condición de preservación de nuestras libertades".

El golpe también se sintió en las bolsas. Apenas 90 minutos después de haber abierto, la bolsa en São Paulo cayó un 10% y se tuvieron que suspender las transacciones por 30 minutos. La jornada cerró con una baja de 8,8%. Mientras que el real perdió 7% de su valor frente al dólar (ver nota en B2).

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