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Investigación de O Globo, del Grupo de Diarios América:

Presidente Temer fue grabado por un empresario avalando el pago de sobornos

jueves, 18 de mayo de 2017

Lauro Jardim O Globo / Brasil / GDA
Internacional
El Mercurio

En el diálogo con Joesley Batista, jefe de la gigante agroindustrial JBS, el Mandatario brasileño pidió seguir comprando el silencio del ex jefe de la Cámara Baja, quien está en la cárcel por corrupción.



Hace una semana, Joesley Batista y su hermano Wesley entraron apurados al Supremo Tribunal Federal (STF) y fueron directamente a la oficina del juez Edson Fachin. Los dueños de JBS, la mayor productora de carne del planeta, iban acompañados por más de cinco personas de su compañía. Era el momento anterior al estallido de una "bomba atómica" para la política del país: su declaración ante la justicia -en el marco de una delación compensada- con un poder de destrucción igual o más grande que el escándalo de corrupción en el que está involucrada la constructora Odebrecht.

Frente a Fachin, quien debe validar la delación, los declarantes confirmaron que en abril habían hablado ante la Fiscalía General libre y espontáneamente.

Como parte de su testimonio, apareció la grabación de un diálogo del Presidente Michel Temer, que podría avergonzarlo. Hablando con Joesley Batista, el Mandatario recomendaba al diputado Rodrigo Rocha Loures -del partido oficialista, el Movimiento Democrático Brasileño (PMDB)- para que resolviera un asunto pendiente del holding que controla JBS (J&F). Poco después, Rocha Loures fue filmado recibiendo una maleta con 500 mil reales (unos US$ 160 mil) enviada por Joesley.

El empresario también le contó a Temer que estaba dando dinero a Eduardo Cunha, el ex presidente de la Cámara Baja que impulsó el impeachment contra Dilma Rousseff y que ahora está en la cárcel por corrupción, y al operador político Lúcio Funaro para que mantuvieran su silencio. Ante eso, Temer lo alentó: "Tienes que mantener eso, ¿ya?". Se cree que Cunha maneja mucha información potencialmente incriminadora de toda la clase política. "Si JBS delata, será el fin de la República", dijo esta semana Cunha, según el diario Folha de Sao Paulo.

El senador Aécio Neves, ex candidato presidencial socialdemócrata (PSDB), también fue grabado pidiendo 2 millones de reales (unos US$ 637.000) a Joesley. El dinero fue entregado a un primo del socialdemócrata, en una comida debidamente registrada por la fiscalía. La Policía Federal rastreó el camino del dinero: descubrió que fue depositado en una cuenta de la empresa del senador Zeze Perrella (PSDB).

Joesley también relató que Guido Mantega, ex ministro de Hacienda de Lula da Silva y Dilma Rousseff, era su contacto con el Partido de los Trabajadores. Con él fue negociado el dinero de los sobornos que eran distribuidos a los miembros del PT y sus aliados. Mantega también manejó los intereses de la JBS en el BNDES (el banco estatal de fomento brasileño).

El empresario reveló también que pagó 5 millones de reales (casi US$ 1,6 millones) a Cunha después de su encarcelamiento, un monto que correspondería a un saldo adeudado por un soborno anterior. El ex diputado habría dicho también que le debían 20 millones de reales (US$ 6,3 millones) por haber tramitado una ley de exoneración tributaria para el sector avícola.

Tras conocerse la noticia, cientos de manifestantes se agolparon frente al Palacio de Planalto para pedir la dimisión del Mandatario.

Es la primera vez desde que comenzó la operación Lava-Jato (que investiga la trama de sobornos en Petrobras y las empresas que trabajaban para la estatal) que se realizan "acciones controladas". O sea, los investigadores buscaron obtener pruebas del delito in fraganti . Y esas acciones fueron programadas para que se efectuaran en el momento más oportuno.

Por eso, los diálogos y las entregas de maletas con dinero (o, en algunos casos, mochilas) pudieron ser grabados. Los equipos de delatores mantenían informados a los fiscales. Además, las maletas o mochilas tenían chips para que se pudiera rastrear el dinero por GPS. En esas acciones controladas fueron distribuidos cerca de 3 millones de reales (casi US$ 1 millón) durante abril. Ese dinero está registrado por la fiscalía.

Mientras la delación compensada de Odebrecht fue negociada durante diez meses y la de la constructora OAS lleva más de un año, la de JBS fue realizada en un tiempo récord. A fines de marzo se iniciaron las conversaciones. Las declaraciones comenzaron en abril y en la primera semana de mayo ya se habían terminado. Los acuerdos fueron realizados por el director jurídico de JBS, Francisco Assis e Silva. En un caso único, además, él se convirtió también en delator. Nunca antes en las colaboraciones con la justicia un negociador se ha transformado en denunciante.

La velocidad supersónica para que la fiscalía haya aceptado la delación tiene una explicación clara. Lo que el equipo de la JBS (Joesley, sobre todo) tenía en las manos era algo nunca antes visto por los fiscales: conversaciones comprometedoras grabadas por el propio empresario con Temer y Neves -además de un historial de coimas distribuidas a políticos en los últimos diez años.

En dos oportunidades en marzo, el dueño de la JBS conversó con el Presidente y con el senador del PSDB llevando una grabadora escondida bajo la chaqueta de Sérgio Machado, ex jefe de Transpetro, filial de Petrobras. Este último inauguró la idea de grabar audios comprometedores.

Hay que resaltar que esas conversaciones ocurrieron en el período más importante de Lava Jato. Y es necesario preguntarse: ¿cómo es posible que alguien aún haya tenido el coraje de tratar esos asuntos de forma tan descarada?

Para que las conversaciones no fueran filtradas, la fiscalía adoptó un procedimiento poco común. Joesley, por ejemplo, entraba en el estacionamiento de la sede de la fiscalía conduciendo su propio auto y subía hacia la sala de declaraciones sin ser identificado. Lo mismo con los otros delatores.

Al mismo tiempo de sus gestiones en Brasil, JBS contrató al estudio de abogados Trench, Rossi y Watanabe para conseguir un indulto de parte del Departamento de Justicia de EE.UU. Acordarlo es clave para el futuro de los hermanos Batista. La JBS tiene 56 fábricas en EE.UU., donde lidera el mercado de chanchos, pollos y bovinos. También necesita hacer una apertura de capital de JBS Foods en la Bolsa de Nueva York.

Los siete delatores de JBS no serán encarcelados ni usarán tobilleras electrónicas. Sí será pagada una multa de 225 millones de reales (US$ 71 millones) para librarlos de las investigaciones en su contra. El cheque podría aumentar cuando (y si) se logra un acuerdo con el Departamento de Justicia estadounidense.

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