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El ex ministro prometió trabajar para conseguir una mayoría que le permita gobernar. Los nacionalistas lograron su mejor rendimiento en una elección al Elíseo.

Macron se encamina a la Presidencia de Francia tras pasar al balotaje con Le Pen

lunes, 24 de abril de 2017

Erika Olavarría
Internacional
El Mercurio




Los franceses hicieron una elección rupturista: optaron por el liberal de centro Emmanuel Macron y por la nacionalista de derecha Marine Le Pen para el balotaje presidencial y dejaron fuera de la carrera por el Elíseo a las dos fuerzas que por décadas han dominado la política del país. El cambio en el escenario implica que el 7 de mayo, Francia también, de cierta forma, decide si se queda o deja la Unión Europea.

Con el 97% de los votos escrutados, Macron -fundador de En Marcha!, un movimiento político hecho a su medida- tenía una estrecha ventaja con 23,8% frente a la euroescéptica Le Pen, quien con el 21,4% de respaldo obtuvo el mejor resultado de su partido, el Frente Nacional, en unas presidenciales. Un poco más atrás quedaron François Fillon (19,9%), el candidato de Los Republicanos (derecha conservadora) cuya apuesta presidencial se debilitó por un escándalo de corrupción, y Jean-Luc Mélenchon (19,6%), de Francia Insumisa, la izquierda radical que aprovechó el descrédito del Partido Socialista (en el gobierno) e irrumpió como el cuarto favorito en el último tramo de la campaña. El candidato oficialista, Benoît Hamon, sacó un escaso 6,3% de los votos, el peor resultado del partido en los últimos 50 años (ver nota aparte).

La campaña que empieza ahora tendrá varias novedades. La primera es que ninguna fuerza heredera del pensamiento gaullista ni otro partido tradicional estarán liderando los debates, pero todos ellos estarán detrás de Macron para tratar de frenar el avance del nacionalismo de Marine Le Pen. Apenas se conocieron las proyecciones de los resultados, uno a uno, las grandes figuras políticas de derecha e izquierda dieron públicamente su apoyo a Macron y pidieron votar por él. A Fillon y Hamon los siguieron el Presidente François Hollande, varios ministros y ex ministros, parlamentarios y eurodiputados. "El extremismo no puede traer más que desgracia y división a Francia", dijo el abanderado de Los Republicanos.

El candidato liberal sabe que los apoyos son un préstamo que tendrá que pagar. Ante cientos de seguidores que lo aclamaron gritando "¡Macron Presidente, Macron Presidente!", el ex ministro agradeció a sus ex rivales y dijo que su mayor desafío ahora es construir "una mayoría de gobierno". Es que su movimiento En Marcha! aún no es lo suficientemente sólido como para conseguir una cantidad suficiente de diputados en las elecciones legislativas de junio, que podrían darle la gobernabilidad que necesita para avanzar en sus promesas.

Las encuestas previas pronostican una victoria de Macron en el balotaje del 7 de mayo. Y en esta primera vuelta, los sondeos demostraron ser certeros, a diferencia de lo ocurrido con algunas de las últimas votaciones a nivel internacional, como el Brexit y el plebiscito para refrendar el acuerdo con la guerrilla de las FARC en Colombia, por ejemplo.

El ex ministro de Economía mostró una visión optimista, asegurando que "en apenas un año hemos cambiado el rostro de la vida política francesa". Prometió trabajar por una Francia mejor, que dé una solución a los problemas de sus ciudadanos que ellos no han encontrado en el actual sistema, pero siempre dentro de Europa.

Y esa será otra gran novedad de esta campaña: el balotaje es visto también como un referéndum sobre la permanencia del país en la Unión Europea. Le Pen, quien ayer se definió como la "candidata del pueblo francés", dijo ayer a sus seguidores que en esta elección "está en juego la sobrevivencia de Francia", en referencia a lo que ella considera la amenaza a la seguridad y los valores nacionales que trae la inmigración. La candidata populista quiere que Francia deje el euro y el bloque europeo.

El voto útil

Era ese debate sobre el futuro del país el que se vivía ayer en las calles y los locales de votación. Es que los franceses llegaron a estos comicios con un tercio del electorado indeciso, sobre todo en la izquierda, después de que el Presidente en ejercicio decidiera no presentarse a la reelección dada su baja popularidad. Los analistas comenzaron a hablar de un voto útil de los socialistas a favor de Mélenchon, para evitar la presencia del derechista Fillon en segunda vuelta, dados sus escándalos sobre empleos ficticios de su esposa e hijos.

"A mí me da igual lo de los escándalos. Ya tuvimos que mantener a la concubina de Hollande en el Elíseo, todos los políticos sacan partido del puesto", dice Karine, partidaria de Fillon. Está en una terraza aprovechando el sol que ilumina París este domingo. Por eso fue a votar temprano, y no es la única, hay cola para tener mesa. A su lado, Laetitia se pregunta si no habrá errado: "El mío fue un voto útil. Al menos Macron parece honesto, no me gusta que los políticos me mientan".

Con el paso de las horas, las autoridades desvelaban el porcentaje de participación y se acercaba por poco al de 2012, cuando casi un 80% de los galos fue a votar. En sus mentes estaba quizás fresco el recuerdo del 2002, cuando la abstención permitió el paso a segunda vuelta del nacionalista Jean-Marie Le Pen (padre de la actual candidata). Ese fue el segundo voto útil de esta jornada: hacia Macron en desmedro de Le Pen.

En Tulle, Hollande -a quien muchos culpan por la debilidad de su partido y el malestar en el país- votó, rodeado por más guardaespaldas que seguidores. Dijo que no llegó "nostálgico" a esta cita electoral. Aseguró a los franceses que las medidas de seguridad estaban tomadas para unas elecciones tranquilas, y pidió a los galos demostrar que "la democracia es más fuerte que todo".

El atentado del jueves pasado en los Campos Elíseos en que murió un policía había despertado la duda sobre a quién podría beneficiar en votos. Hasta antes de ese incidente, eso sí, el terrorismo había quedado al margen del debate, desplazado por la economía y los escándalos judiciales, según los sondeos.

"Nos hemos acostumbrado a vivir con los atentados", decía Benoît, de 43 años, un vendedor de Burdeos, al diario Le Figaro. "Eso no influye en mi voto, de todas maneras no estamos seguros en ninguna parte", añadía en un día en que en todo el país se desplegaron 50 mil policías y gendarmes y 7 mil militares. En Niza, donde el 14 de julio casi 100 personas murieron en un atentado, las autoridades incluso contrataron a guardias privados y colocaron botones de alerta en cada una de las mesas.

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