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Primera ronda de las presidenciales de hoy:

La indecisión, favorita de la elección francesa

domingo, 23 de abril de 2017

Erika Olavarría Para ?El Mercurio?
Internacional
El Mercurio

París En los comicios más impredecibles de la V República, cuatro candidatos tienen posibilidades de pasar a la segunda vuelta. Los votantes franceses se ven desorientados y muchos no saben aún si van a votar o por quién lo harán.



Once candidatos quieren convertirse en el octavo Presidente de la V República francesa, pero ninguno logra ganarle a la estrella de la elección: la indecisión. Las encuestas dicen que un tercio del electorado no sabe a quién apoyar y muchos revelan que harán un "voto útil": por el izquierdista Jean-Luc Mélenchon, para evitar un paso a segunda vuelta de François Fillon (derecha conservadora). O uno en contra de la nacionalista Marine Le Pen, apoyando al liberal de centro, Emmanuel Macron. Todos tienen menos de 25% de respaldo popular.

Los movimientos de los últimos días de campaña aumentaron la incertidumbre: el que más subió en los sondeos fue Mélenchon (Francia Insumisa), que se coló como un cuarto favorito. Algo nunca visto en Francia.

A eso hay que sumarle el factor inseguridad. La seguidilla de atentados yihadistas de los últimos dos años, sin duda han cambiado el ánimo de los franceses, pero no está claro si el ataque que dejó un policía muerto en los Campos Elíseos el jueves será tomado en consideración por los votantes. Lo que sí va a afectar es la imagen del día de votación: el gobierno ordenó el despliegue en todo el país de más de 50 mil policías y gendarmes, apoyados por unos siete mil militares.

"Es un puré de arvejas", reconocía en el diario financiero "Les Échos" Bruno Jeanbart, director adjunto de la encuestadora OpinionWay. Un promedio de los sondeos más recientes muestra a Macron con 23%, seguido por Le Pen (22,4 %), Fillon (20 %) y Mélenchon (18,5%). El margen de error de estas encuestas va entre los 2 y los 3 puntos porcentuales y, en todas, los indecisos rondan el 30%.

El escenario hace de estas elecciones las más inusuales de la V República. Quizás con la única excepción de los comicios de 2002, cuando la izquierda fue eliminada en primera vuelta y el Frente Nacional -entonces con su fundador, Jean-Marie Le Pen, de candidato- pasó al balotaje junto a la derecha conservadora que triunfó con el apoyo socialista y puso a Jacques Chirac en el Elíseo. La diferencia con esos comicios, sostiene Jeanbart, "es que la sorpresa ese año se debió a la fuerte abstención". Se atreve a decir que, en cambio, este 2017 "la participación será muy elevada", como en 2007 o 2012.

Según Emmanuel Rivière, director general del instituto de sondeos Kantar Public, la indecisión se debe a dos fenómenos. El primero es "la degradación de la imagen de los partidos políticos que ha llevado a una pulverización de la afiliación partidaria y a una distribución de las bases electorales de los comicios de 2012 que hacen el juego más abierto".

Un estudio del Centro de Investigaciones Políticas del Sciences Po de París (Cevipof) publicado en enero concluyó que la clase política es percibida como "poco empática, corrupta, abstracta, preocupada de los ricos y como poco cumplidora de promesas". Eso fue poco antes de que se destapara el escándalo de empleos ficticios de la familia Fillon, que perjudicó notablemente las posibilidades del candidato que hasta entonces le disputaba el liderazgo de la carrera a Le Pen.

El segundo fenómeno, dice Rivière, "es una oferta de centro muy fuerte con Macron, cuyas propuestas son compatibles con las aspiraciones de los electores de derecha e izquierda, creando una perturbación importante".

Peleas oficialistas

Parte de la desorientación del electorado también se explica porque, por primera vez en 50 años, un Presidente no repostula, por lo que no hay un debate sobre la gestión socialista. Además, el oficialismo eligió como candidato a un disidente, el ex ministro Benoît Hamon, parte del grupo que con sus críticas a las medidas más centristas del gobierno contribuyó a la impopularidad del Mandatario, François Hollande.

Así es que una parte del electorado socialista le niega el apoyo por "traidor" y "extremo", y se lo da a Macron, otro ex ministro que tampoco quiere identificarse con el gobierno saliente. El economista -artífice de la reforma laboral del gobierno y una de las sorpresas de la elección- se presenta como un candidato de centro.

De hecho, los más indecisos son los votantes socialistas: el 43% de ellos no sabe aún a quién va a elegir, según un sondeo Odoxa. El 44% de los electores potenciales del socialista Hamon dice que podría cambiar su decisión, revela la encuesta. Y el 34% de los posibles votantes de Mélenchon tampoco está completamente convencido. La cifra de probables "infieles" baja a 23% entre los partidarios de En Marche!, el movimiento de Macron.

El escenario más temido desde el Elíseo es que los votos de la izquierda se dividan entre Macron, Hamon, Mélenchon y los representantes de la extrema izquierda Philippe Poutou y Nathalie Arthaud, llevando al balotaje a Le Pen y Fillon.

De lo que no hay duda es de la fidelidad de los votantes nacionalistas: el 81% está seguro de votar por Le Pen. "El electorado de extrema derecha está siempre muy movilizado. Eso ha quedado en evidencia en todas las elecciones intermedias desde 2012", dice Erwan Lestrohan, director de estudios del Instituto BVA.

Fillon, aunque fue abandonado por parte de sus compañeros de partido tras el caso de los empleos ficticios de su familia, tiene el segundo electorado más leal: 61% de sus seguidores están seguros de votar por él, según Cevipof.

Otro factor de incertidumbre es un eventual "voto oculto" por Fillon, partidarios avergonzados por los escándalos que rodean al candidato. Algunas encuestas calculan que esta cifra podría llegar a entre 6 y 10% del electorado.

Pero hay dudas. Stéphane Zumsteeg, director del departamento de investigación social del Instituto Ipsos en París, dice que "nunca ha sido vergonzoso decir que uno vota por la derecha". "Incluso después de que se destapara el escándalo de los empleos ficticios de Fillon. Los electores pueden estar desilusionados, dudar, pasar de lo que dice la prensa, pero no tener vergüenza. Los votos por el Partido Socialista y Los Republicanos son aquellos que históricamente dan menos vergüenza reconocer", concluye.

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