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ENTREVISTA A NICHOLAS CULL, EXPERTO EN DIPLOMACIA PÚBLICA:

"La gran carencia de hoy es una visión de un futuro en el que podemos avanzar juntos"

domingo, 23 de abril de 2017

Carolina Álvarez Peñafiel
Internacional
El Mercurio

El profesor sostiene que las actuales tensiones en el mundo podrían reducirse si los países apuestan por un trabajo en común en lugar de agendas nacionalistas.



Escuchar la opinión del público global y tratar de conectar con él es clave para avanzar en el mundo de hoy, plantea Nicholas Cull, profesor de la Universidad del Sur de California, reconocido experto en diplomacia pública. La disciplina que estudia es un acercamiento a las relaciones exteriores que propone no quedarse solo con el contacto entre gobiernos, sino que buscar progresar en los objetivos al vincularse con el público extranjero.

"Los actores internacionales más sabios siempre lo han hecho, incluso en el tiempo de la antigua Grecia. En todos los acercamientos de diplomacia pública, los cimientos deberían ser escuchar la opinión del exterior", comenta Cull, quien estará en Chile esta semana para dictar un taller sobre diplomacia pública en el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, este martes. "Dejar de escuchar; reducir los intercambios; ignorar la opinión extranjera es siempre un error. Y ahora sería una locura", sostiene en una entrevista por escrito con "El Mercurio".

-En tiempos de noticias falsas y de redes sociales en permanente expansión, ¿es mayor que nunca la amenaza de la desinformación? ¿Cómo puede ser enfrentada desde la diplomacia pública?

"Las noticias falsas son ciertamente un desafío ahora y es importante que los países democráticos no aumenten la confusión con sus propias equivocaciones o mentiras, sino que deberían encargarse de construir y proteger la credibilidad de sus propias declaraciones. También siento que para muchas audiencias una fuente de información extranjera de cualquier tipo ya no es la respuesta. Una de las cosas más importantes que los actos internacionales pueden hacer es ayudar en el desarrollo de los medios libres a nivel local, de manera que la gente puede tener acceso a noticias creíbles de gente como ellos mismos. Parte del atractivo de las noticias falsas es que circula en redes que conectan pares, es decir, viene de gente parecida a uno".

-Durante los últimos años, hemos visto algunos movimientos en el orden mundial, con Rusia y China en un rol más proactivo, y mucho se ha escrito sobre una nueva Guerra Fría, aunque en realidad las reglas no sean las mismas. ¿Qué rol juega la diplomacia pública en este nuevo-viejo escenario? ¿Hay lecciones que aprender de los días de la Guerra Fría?

"Siento que de cierto modo la diplomacia pública está en el centro de muchas de las nuevas tensiones. Parte de las quejas de China y de Rusia es el reclamo de que Estados Unidos (y Occidente de manera más amplia) dominan el espacio de la información. Tanto China como Rusia están buscando apelar a las audiencias internacionales con operaciones mediáticas de orientación global y promocionar sus eventos. Veo que el actual acercamiento ruso es especialmente efectivo, ya que más que tratar de vender las virtudes de su sistema (como lo hizo durante la era de Khrushchev), está subrayando las fallas de los sistemas de otros. Para ser honesto, no creo que estas críticas serían tan efectivas si no reflejaran fallas genuinas de nuestro propio sistema y ocupara las brechas que deja nuestra cobertura mediática.

Creo que Occidente debería ver eso como un desafío no solo para comunicar de manera más efectiva, sino que para ser mejores al poner atención en asuntos como la desigualdad de la riqueza y la justicia social. El desescalamiento de la tensión va a necesitar que los países vean un mayor potencial en las posibilidades de éxito de trabajar juntos que trabajar solos y presentar una estrecha agenda nacionalista para sus agencias internas. Para mí la gran carencia de hoy es una visión de un futuro en el que todos los países podemos avanzar juntos".

-Los rusos llevaron a cabo lo que se conoce como una guerra híbrida en Ucrania, donde usaron sus medios para ganar "corazones y mentes" antes de que la guerra realmente comenzara hace unos tres años. ¿Qué puede aprenderse de ese ejemplo?

"El ejemplo ucraniano muestra el potencial de la guerra de información y subraya que en algún punto la guerra híbrida se convierte simplemente en guerra. Construir medios creíbles y robustos, democracias inclusivas dentro y fuera del país no es un lujo. Es la mejor defensa ante las amenazas híbridas".

-Hay crecientes tendencias proteccionistas y aislacionistas no solo en países como Reino Unido y Francia, sino que también en EE.UU.; mientras que China se está convirtiendo en el principal defensor del libre comercio y de la globalización. ¿Está esta tensión entre proteccionismo y globalización cambiando el escenario mundial y perjudicando la imagen y el poder efectivo de Estados Unidos?

"Veo el giro nacionalista-populista como una amenaza para todos, no solo para Estados Unidos. Como historiador puedo ver paralelos preocupantes al mundo en 1910 y 1930, y todos sabemos cómo se desarrollaron esos escenarios".

-¿Qué tan perjudicial o desafiante puede ser un líder impopular para los esfuerzos de la diplomacia pública de un país? Pensando, por ejemplo, en la percepción negativa que hay en varios países del Presidente Donald Trump.

"Este es un tema mayor que el Presidente Trump. Siento que es inteligente que cada país trabaje para demostrar que es más que su líder, pero esto es especialmente importante cuando un líder no se conecta bien con los públicos globales. Creo que una buena estrategia para Estados Unidos actualmente sería enfatizar en la amplitud de experiencias y visiones del país como un todo. Una estrategia inteligente sería convocar a voces de ciudades y urbanas que puedan conectar con las audiencias extranjeras de forma que una voz presidencial por sí sola no puede".

-¿Dar más importancia a la diplomacia pública será clave para navegar en estas aguas agitadas?

"Una diplomacia pública inteligente siempre es un buen rumbo; y una diplomacia pública inteligente siempre comienza con escuchar. Por el contrario, recortar el presupuesto de la diplomacia pública como se propuso en la versión preliminar del presupuesto; dejar de escuchar; reducir los intercambios; ignorar la opinión extranjera es siempre un error. Y ahora sería una locura".

-Finalmente, para un país como Chile, una economía de mediano tamaño con una fuerte disposición hacia la globalización, ¿hacia dónde deberían apuntar los esfuerzos de diplomacia pública?

"Creo que Chile debería continuar con su trabajo de enganchar con la opinión mundial, así como está tratando de conectarse a través del comercio. Fui un gran partidario de los pabellones chilenos en las exposiciones de Shanghai 2010 (el pabellón chileno fue mi favorito) y en Milán 2015. También me encantó la exhibición chilena en la Bienal de arquitectura de Venecia en 2014. Creo que tiene sentido que Chile cuente su historia y busque (y fortalezca) las formas en las que el país es relevante para sus vecinos y el mundo. Me gustaría que más países fueran tan abiertos y acogedores con otros como lo es Chile".

''Como historiador puedo ver paralelos preocupantes al mundo en 1910 y 1930, y todos sabemos cómo se desarrollaron esos escenarios". 

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