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El Coliseo tiene casi dos mil años:

El símbolo de Roma cuenta su historia

domingo, 23 de abril de 2017

Patricia Mayorga Desde Roma
Cultura
El Mercurio

La muestra "Coliseo. Un icono", abierta hasta el 7 de enero de 2018, cuenta la vida de este monumento, que ha sido testigo dinámico, y a la vez inmutable, del devenir de la "ciudad eterna".



Desde mediados del siglo XVII, y hasta los albores del XIX, cuando el turismo de masa ni siquiera se vislumbraba, Italia y sobre todo Roma constituyeron la meta privilegiada de lo que se denominó el Grand tour . El viaje era, en cierto modo, una iniciación que la joven elite inglesa y del norte de Europa cumplía sagradamente, como una etapa decisiva de su educación: en Roma, la magnificencia del Coliseo los dejaba anonadados, emoción que aun hoy embarga a los millones de turistas que cada año visitan este monumento.

Ahora, en el segundo piso del Anfiteatro de los Césares, como se le denominaba, la muestra "Coliseo. Un icono" despliega más de 100 objetos referidos a este edificio, construido en el período del emperador Vespasiano, entre los años 69 y 79 de nuestra era. Hay fragmentos de columnas, estatuas, bustos, cuadros, monedas, fotografías, platos y fuentes de terracota; también bocetos arquitectónicos, objetos de culto, reproducciones a escala, afiches de películas. Todos ellos narran la vida del monumento y demuestran que en sus dos mil años de existencia, incluso durante los períodos de abandono, su corazón ha seguido latiendo al compás de la urbe que lo circunda.

En 12 secciones, que parten desde la construcción del monumento hasta nuestros días, se describe la magnificencia en tiempo de los Césares; la intensa actividad comercial, residencial y religiosa durante la Edad Media; la atracción que ejerció en grandes arquitectos y pintores del Renacimiento, y la transformación en el escenario del rito del Vía Crucis. Durante el fascismo fue un emblema ideológico del poder, mientras que a partir de la posguerra el mito invade el mundo gracias a las películas históricas y al neorrealismo italiano. Finalmente, el pop art romano lo consagra definitivamente como ícono. De este modo, el Coliseo se transforma en el símbolo por excelencia no solo de eternidad y poderío, sino también de civilización y cultura.

La muestra empieza con una espectacular maqueta de madera a escala, realizada entre 1790 y 1812 por el arquitecto y ebanista Carlo Lucangeli, y el epígrafe inaugural del Coliseo, un arquitrabe de mármol que se encontró en las excavaciones en 1812. Este conmemora los trabajos de restauración del podio y de las galerías, realizados en el 444, un año después del grave terremoto que sacudió a Roma.

Hay numerosos testimonios de vida cotidiana, ya que durante la Edad Media en el interior del recinto se construyeron edificios donde vivían familias aristócratas. Asimismo, la cantidad de monedas y restos de animales indican un uso comercial, probablemente de mataderos o carnicerías.

En nuestros días, quizás pueda parecer exagerada la frase del Venerable Beda, ese monje e historiador inglés que vivió entre el año 673 y 735, quien habría afirmado: "Mientras el Coliseo exista, existirá Roma; cuando el Coliseo se derrumbe, se derrumbará Roma; y cuando se derrumbe Roma, se derrumbará el mundo entero". De lo que no cabe la menor duda es de que la visita a este monumento es un recuerdo imborrable.

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