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Rosa María Payá, figura de la oposición anticastrista:

"En Cuba no hay apertura, aunque los Rolling Stones tocaran en La Habana"

domingo, 23 de abril de 2017


Reportajes
El Mercurio

La hija del fallecido líder disidente Oswaldo Payá vino para sumar apoyos en favor de un plebiscito en la isla. Cumplió una apretada agenda, que incluyó desde reuniones con estudiantes hasta ex mandatarios, pero se fue sin lograr uno de sus objetivos clave: ser recibida por la Presidenta Bachelet. Marcelo Pinto E.



Fue comentario obligado el martes en el Congreso: la ausencia del diputado y presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier, en una reunión que algunos de sus colegas de la comisión de RR.EE. de la Cámara sostuvieron con Rosa María Payá (28), uno de los principales rostros de la disidencia cubana.

"Si nos hubiésemos topado, él habría tenido que pensar sobre qué decir. No yo, porque lo tengo claro", advertía ese mismo día la activista en el Senado.

Bajo reserva, algunos congresistas estimaron que Teillier fue "prudente" al marginarse de la cita, pues Payá habría puesto sobre la mesa la histórica alineación del PC chileno con La Habana, pese a los cuestionamientos que suma el régimen castrista.

"Hemos querido manifestarle a ella nuestro total respaldo. ¿Quién puede decir que es democracia un país gobernado por dos hermanos, por casi 60 años?", planteó el diputado Jorge Tarud (PPD), tras liderar la reunión con la disidente.

"No hay una normalización"

El encuentro en la Cámara fue una de las más de quince actividades públicas que atestaron la agenda de Rosa María Payá, hija de Oswaldo Payá, líder anticastrista fallecido hace casi cinco años (ver relacionado). Sus compromisos incluyeron desde bilaterales con los ex presidentes Eduardo Frei, Ricardo Lagos y Sebastián Piñera, hasta un foro con 150 estudiantes universitarios.

En los sucesivos diálogos, ella entregó un diagnóstico sombrío sobre lo que sucede en Cuba. Principalmente, porque las riendas siguen en manos de las autoridades comunistas, sin que a su juicio haya una apertura democrática: "No hay una normalización. Eso no está pasando, aunque los Rolling Stones tocaran en La Habana (en marzo de 2016)".

Hoy, antes de abandonar Chile, Payá tenía previsto ir a una romería por el primer aniversario del fallecimiento de Patricio Aylwin. A fines de febrero, una de las hijas del ex Jefe de Estado, Mariana, intentó viajar a La Habana para asistir a un homenaje a su padre, pero el régimen cubano le prohibió la entrada.

La hija de Oswaldo Payá vino al país con el propósito de buscar apoyo para la realización de un eventual plebiscito en Cuba, cuyo fin último es organizar elecciones libres y defenestrar al régimen comunista que controla el país desde hace 58 años. Donde, insiste, nada ha cambiado. Ni siquiera después de la muerte de Fidel Castro, hace cinco meses.

"En términos de libertades civiles la situación sigue igual. En términos de libertades económicas, prácticamente lo mismo. Hay grandes diferencias entre los oligarcas y un pueblo miserable y empobrecido", acusa.

La normalización de relaciones diplomáticas con EE.UU. tampoco tuvo repercusiones de fondo, en su opinión: "El problema cubano no es con EE.UU. Es una contradicción entre un grupo de militares en el poder y una mayoría de ciudadanos sin derechos".

Lazo de embajada con disidencia: "Casi nulo"

Con la llegada de Donald Trump a la Sala Oval no vislumbra un remezón en las piezas del tablero. Pero tiene la expectativa de que la Casa Blanca cultive relaciones con un acento "en el apoyo al pueblo cubano y no solo en el intercambio con el régimen".

Mismo diapasón que pide a los demás gobernantes de la región, entre ellos la Presidenta Michelle Bachelet. Concretamente, les solicita a todos acciones en pro de la idea del plebiscito con que la disidencia desafía al régimen.

La apreciación que tiene Payá del vínculo del gobierno chileno con su par de La Habana está de algún modo cruzada por la actitud adoptada por La Moneda cuando murió Fidel Castro. Entonces, Bachelet lo catalogó de "líder por la dignidad y la justicia social". Frase de la que ella tomó nota: "Es injustificable que una autoridad electa no tenga una palabra para los que han sido los oprimidos en esta historia. Tiene que ver con los DD.HH. para todos los seres humanos".

Da a entender que no hay un diálogo entre el actual gobierno chileno y la oposición anticastrista. De hecho, en esta visita, ella pidió reunirse con Bachelet, pero, hasta el viernes, no había recibido respuesta: "La información que tenemos es que hubo problemas de agenda".

El encuentro, en todo caso, no era un fin en sí mismo, según advierte, sino un instrumento para saber si el Ejecutivo chileno "va a tomar partido o no a favor del pueblo cubano. Si vamos a escuchar al Gobierno de Chile estar a favor del derecho de decidir de los cubanos, y de un plebiscito en Cuba".

La interlocución de la disidencia con la embajada chilena en La Habana tampoco ha sido fluida: "El contacto es casi nulo. Cuando invitamos a doña Mariana Aylwin, la actitud fue bien tímida".

Cree que detrás del veto para el ingreso de esta última a la isla hubo dos factores: "La soberbia de los generales" y el temor de que su visita provocase efervescencia.

Su visión de la convivencia DC-PC

La DC, partido de la hija del ex Presidente, tuvo una relación estrecha con el padre de la activista. Y la ha mantenido con Rosa María Payá. Quizás por eso ella mastica cada palabra al abordar la "convivencia" entre esa tienda y el PC en la Nueva Mayoría.

"Corresponde juzgarlo al pueblo chileno y también a los dos partidos. Evidentemente tienen una diferencia de fondo al defender la democracia en Cuba. En la DC han estado de parte del pueblo cubano", sostiene.

-¿Pero le incomoda esa cohabitación?

-Si algo nos puede incomodar es que no se esté de parte de la democracia, pero esa no es la posición de la DC, es del PC.

-¿Es compatible el ideario humanista cristiano con la doctrina comunista?

-Hay diferencias de fondo entre las dos ideologías.

La sintonía de la colectividad encabezada por Teillier con el régimen cubano quedó en evidencia, precisamente, con la postura que adoptó el PC a raíz del veto a Mariana Aylwin. Entonces, el diputado dijo que no ha sabido de detenidos desaparecidos ni de torturados en Cuba: "Es un divorcio de la realidad, una pena. Alguien electo debería defender los principios de la democracia", alega ella.

En este punto, Payá hace una pausa. Y recuerda, por enésima vez, que el castrismo se alista a cumplir 60 años en el poder. Así como que el régimen sería responsable de detenciones arbitrarias y de la muerte de muchos cubanos: "Entre ellos, mi padre".

"(Queremos saber) si vamos a escuchar al Gobierno de Chile estar a favor del derecho de decidir de los cubanos, y de un plebiscito".

"Si algo nos puede incomodar, es que no se esté de parte de la democracia (...), pero esa no es la posición de la DC, es del PC".

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