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El general (r) Ricardo Toro, quien fue segunda autoridad de la Minustah:

"Las fuerzas militares, en su labor de control, de mantener el orden, efectuaban acciones de tipo policial"

sábado, 22 de abril de 2017

Gabriel Pardo
Nacional
El Mercurio

Destaca la labor que tuvo el contingente chileno en la misión de paz y afirma que, de haberse retirado antes, habría marcado un precedente que no sería bueno para el país.



El general (r) Ricardo Toro es como un símbolo del sacrificio que significó para las tropas chilenas la participación en Haití.

Toro, quien es el actual director de la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi), era un militar destacado y viajó a Puerto Príncipe en un primer momento como jefe de Operaciones de la Minustah, en 2004, cuando recién se iniciaba la misión de paz. Su estadía se extendería por seis meses, pero le solicitaron que se mantuviera por un año.

En esa primera etapa era "impensable", dice, que las fuerzas militares recorrieran las calles sin casco, chaleco antibalas y armados, dado el cuadro de inestabilidad y violencia que presentaba el país.

-En un principio, algunos criticaban que las tropas chilenas no estaban haciendo labores militares, sino policiales. ¿Les correspondió hacer ese tipo de acciones?

-Sí, claro. Lo que pasa es que la policía haitiana era una fuerza que todavía tenía muchos problemas internos y falta de presencia en el país. Es efectivo que las fuerzas militares, en su función de control, de mantener el orden, efectuaban acciones de tipo policial. Y eso también obligó a repensar cuál era el equipamiento que tenía ese equipo, para que pudieran controlar manifestaciones, actuar para manejar una situación en la calle.

Recuerda que había grupos armados que se tomaban comisarías y había que recuperarlas o instalar controles en barrios conflictivos de Puerto Príncipe y otras ciudades.

Ricardo Toro, ya convertido en general, regresó a la isla. Esta vez como segunda autoridad de la Minustah, desempeñándose en el cuartel general, instalado en un edificio en Puerto Príncipe, donde participaban otras autoridades de Naciones Unidas.

-¿Cómo recuerda su segunda etapa?

-En la segunda etapa en que estuve empezamos a analizar una reestructuración de las fuerzas, porque ya había un mayor control, dice Toro. Y explica que se buscaba un mayor acercamiento y contacto con la población, estableciendo relaciones de cooperación, sin dejar de lado las labores militares.

Durante esta segunda estadía, el general Toro pudo ser visitado por su familia y el 12 de enero de 2010, salió del hotel Montana, donde se encontraba su señora, María Teresa Dowling, porque tenía una reunión. Mientras que su hijo visitaba el sur del país.

Minutos después fue el terremoto de magnitud 7,0, que dejó 316 mil muertos en Haití.

El hotel quedó destruido. Su mujer falleció.

Y en el edificio del cuartel general de la Minustah, donde él trabajaba, ocurrió lo mismo y más de 100 personas murieron.

Ese día, Ricardo Toro tuvo que ser el líder de las operaciones en medio del caos y de su propio dolor. "Fue la experiencia personal y profesional más extrema de mi vida", dice hoy.

Pese a la inmensa tristeza que tuvo que controlar en ese momento, sigue pensando que Chile debía cumplir una misión allá y que un retiro anticipado, dada la relevancia que tenía el contingente nacional en ese país, habría sentado un mal precedente.

Hoy espera que Haití, país que marcó su biografía, pueda aspirar a una vida más tranquila.

2009
Fue el año en que Ricardo Toro llegó a Haití como segunda autoridad de la Minustah.

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