Los jefes militares de Rusia e Irán, los principales aliados de Siria, afirmaron ayer su determinación a seguir su lucha contra los "terroristas" en el país, después del ataque estadounidense contra una base siria con misiles crucero "Tomahawk". Los jefes de los ejércitos ruso e iraní hablaron por teléfono sobre los ataques estadounidenses y expresaron su deseo de continuar su cooperación militar en apoyo al Presidente Bashar al Assad, "hasta la derrota total de los terroristas y quienes los apoyan". En tanto, la localidad de Jan Sheijun volvió a ser objetivo militar, y una mujer resultó muerta en el bombardeo, informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que no especificó si el ataque fue llevado a cabo por la Aviación siria o por Rusia.