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Crítica de Arte Fundación CorpArtes

Assler: La expresividad sensorial del hormigón

domingo, 09 de abril de 2017

WALDEMAR SOMMER
Artes y Letras
El Mercurio




Si existe un material propio de la funcionalidad constructiva del siglo XX, ese es el vulgar, el poderoso hormigón. Y un escultor nuestro ha sabido transfigurarlo en arte por entero. Nos convence de ello una retrospectiva fuera de lo común, en los espacios amplios de Fundación CorpArtes. Se trata de una propuesta avara en fechas, avara en títulos y prescindente de ordenamientos cronológicos. Pero todo eso no hace falta. Estamos ante la recreación global del taller de Federico Assler (1929), cuya obra permite establecer una evolución clara, además de completamente madura, desde el comienzo. Como síntesis clasificadora cabría definir ahí un primer período caracterizado por un abandono de lo figurativo, cargado de ecos surrealistas y volcado en formas de una visceralidad voluptuosa, capaz de evocar tanto extensos despliegues vegetales como el cuerpo humano. Recordemos, entre otros numerosos ejemplos de entonces, los grupos escultóricos del hoy Centro Cultural Gabriela Mistral (1971) y del Parque de las Esculturas (1988).

Hacia bien entrados los años 90, empiezan a dominar ampliamente hasta volverse exclusivas, formas más abstractas, menos redondeadas, sin color, de grandiosa potencia arquitectónica y vinculadas, sin perder sensualidad, con el ámbito tecnológico. En la presente retrospectiva, sobre todo materializa este segundo período la versión en poliestireno del grupo escultórico (2014) para el campus de la Universidad Católica de Concepción. Más allá de detenernos en las curvas concéntricas de esta portada bellísima, valga destacar su rango monumental. Atributo este último que, para el público corriente, resulta fácil relacionar con las amplias dimensiones; sin embargo, esta misma cualidad vale para los trabajos en menor formato ahora expuestos. Del material primero señalado encontramos realizaciones pequeñas y grandes en hormigón -el novedoso medio consagrado por el escultor santiaguino-, asimismo algunas maderas y, desde luego, ejecuciones en dos dimensiones: dibujos, grabados, esbozos y pinturas que añaden arena volcánica o corriente.

De partida, recibe al visitante el par de volúmenes más recientes de este premio nacional de Arte 2009. El de poliestireno blanco ofrece una aglomeración de nudos globosos con una mínima abertura central; a pesar de su condición abstracta resulta asociable a lo femenino. Lo masculino aparenta encarnarlo el otro bloque: gris, rectilíneo y rico en masas cuadradas y rectangulares. Como siempre ocurre en todo el resto, ambas esculturas se hallan trabajadas por sus dos caras. Constituyen estas, pues, una obertura magnífica a lo que viene a continuación. Así, antes de llegar a la generosa sala principal se muestran ejecuciones de distinto tipo. Para principiar, destacan doce piezas colgantes de madera con sus nudos visibles. Conforman un políptico cubierto con un signo compuesto por un par de diagonales cruzadas y pintadas con negra arena volcánica. Luego viene un abigarrado y atractivo conjunto de volúmenes de bastante menores dimensiones. Saturan el territorio que les asigna el excelente montaje. Entre ellos hagamos notar, en especial, un precioso relieve blanco protagonizado por una cruz inclinada, el bonito paralelepípedo en leño con pigmento rojo y oscura arena de volcán, las tres maquetas que asocian arquitectura y escultura, donde recias figuras varoniles establecen la escala humana permanente. A esa norma nunca deja de someter Assler sus grandes construcciones.

Siguen óleos sobre tela. Los tres de 2015 muestran junto a arena e inesperada marquetería de madera, pigmentos de un rojo encendido. Casi al lado, saben imponerse los estupendos dibujos en blanco y negro, bocetos y apuntes para los amplios de trabajos en tres dimensiones. Asombra su vigor lineal. A continuación, la gran sala nos sitúa de lleno en la creatividad monumental, inquietante, fantasmagórica y, cuando se trata de grupos tridimensionales, con raigambre neolítica del expositor. De esa manera, se yerguen desde el suelo o sobre el muro columnas, monolitos, placas, portadas en dimensiones mayores -las limitaciones por el peso del hormigón se resuelven con réplicas en poliestireno- y elocuentes fotografías de obras públicas. Asimismo, encontramos trabajos no expuestos con anterioridad. Limitémonos a solo recordar del total la bella "Serie relieves" (2014) en grafito negro y oscuro, con la armoniosa asimetría de sus ondulaciones. Para nuestro juicio, no obstante, la versión a través de material más liviano de la puerta en la UC de Concepción resulta la pieza que obliga a detenerse durante más tiempo. Acá la potencia visual de su estructura, el acostumbrado contrapunto aterciopelado de luces y sombras, de cuadrados y rectángulos volumétricos en dinámicas filas de cordones, cual estratificaciones edafológicas, alcanzan una grandeza admirable. Otro aporte importante para el otoño santiaguino.

FEDERICO ASSLER. TALLER ROCA NEGRA
Retrospectiva grandiosa de uno de nuestros grandes escultores
Lugar: Fundación CorpArtes
Fecha: hasta el 28 de mayo

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