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Con publicidad y márketing digital, con subsidios de gobierno y en alianza público privada:

Tres modelos de financiamiento sostienen los puntos de wifi gratuitos

domingo, 26 de marzo de 2017

Evelyn Tapia
Economía y Negocios Domingo
El Mercurio

Bajo el modelo de márketing digital, instalar un solo punto de wif i con capacidad de soportar 40 usuarios conectados simultáneamente durante 30 minutos, cuesta cerca de US$ 7.000 y mantenerlo operativo, unos US$ 1.000 mensuales. Pero el costo varía también según la velocidad de navegación, e incluso de la región de Chile en la que se instale.



Son las 09:00 de la mañana en la estación de metro Baquedano y en uno de los pasillos hay 11 asientos rojos ocupados por personas que a esa hora se están conectando al servicio de internet gratuito que proporciona el Metro de Santiago y la operadora Claro.

La estación Baquedano, donde cada mes se registran un millón de conexiones, es uno de los 33 hotspots o puntos wifi . Y aunque quienes acceden a esta red -que les permitirá conectarse por 30 minutos-, no pagan un monto monetario, el servicio tiene un costo.

Al pulsar el botón que dice "conectarse a wifi ", se despliega en la pantalla del celular un video con 30 segundos de publicidad. Esa mañana, por ejemplo, las personas que accedan tendrán que ver primero un anuncio de RedCompra y solo entonces podrán navegar.

Vady Guerra, director Servicios de Valor Agregado de Claro Chile, señala que en 2012, cuando comenzaron a instalar los puntos, este plan fue el despliegue de wifi público más grande que se había realizado en Santiago.

En ese entonces, según la Encuesta Nacional de Acceso y Uso de Internet de la Subsecretaría de Telecomunicaciones, 52 de cada 100 chilenos eran usuarios de Internet. Hoy, 70 de cada 100 lo son, y aunque las conexiones son principalmente desde los hogares, el estudio señala que entre las conexiones a redes de wifi que se dan fuera de casa, las que se dan en redes públicas pasaron de ser el 25,9% en 2013 a 27,3% en 2015.

Es en respuesta a esta tendencia en alza que en el país crece el interés del sector público y privado para iluminar áreas públicas con wifi , sin que el usuario tenga que pagar con dinero.

Los costos de proyectos públicos y privados difieren

A pesar de que se presenta como un servicio gratuito, tiene que ser costeado de alguna manera. En el mercado existen tres modelos: el márketing digital, es decir, el que se financia con publicidad; el de inversión pública o subsidios que aplica el gobierno; y un modelo mixto, que combina inversión pública con recursos privados. Y los costos son variados, coinciden expertos.

Bajo el modelo de márketing digital, instalar un solo punto de wifi con capacidad de soportar 40 usuarios conectados simultáneamente durante 30 minutos -como en las estaciones del metro-, cuesta cerca de US$ 7.000 y mantenerlo operativo (que el módem reciba la señal) unos US$ 1.000 mensuales.

El modelo de financiamiento público del programa WiFi ChileGob, de la Subsecretaría de Telecomunicaciones, costó en su primera fase unos $965 millones -casi US$ 1,5 millones-, lo que incluyó instalar y mantener el servicio por un periodo de cuatro años en 196 puntos.

El costo depende de la capacidad de usuarios que soporte -en el caso del programa wifi del Gobierno cada punto soporta 25 usuarios durante media hora-, de la velocidad de navegación, e incluso de la región en la que se instale. "Instalar tres puntos en Isla de Pascua costaba lo mismo que instalar 20 en Santiago. El costo de la conexión es mayor porque el enlace satelital versus un enlace de fibra en Santiago es más caro", explica Pedro Huichalaf, ex subsecretario de Telecomunicaciones que estuvo frente al proyecto.

Los puntos de wifi que son financiados con márketing digital (con publicidad) requieren un mínimo de audiencia para poder funcionar y ser rentables, indica Guerra. Por eso, las iniciativas como las de Claro en el Metro buscan iluminar puntos en donde el mínimo requerido es que se registren unas 15.000 conexiones mensuales.

Otro ejemplo es el punto de wifi gratuito que se habilitó el año pasado en el Aeropuerto Arturo Merino Benítez, en donde se han registrado 6,8 millones de conexiones desde abril del año pasado, cuando la concesionaria Nuevo Pudahuel habilitó el servicio. Los usuarios que se conectan a esta red, eso sí, tienen que ver previamente una imagen publicitaria y luego pueden navegar por 30 minutos y si quieren volver a conectar, deben iniciar una nueva sesión.

Distinto es cuando la finalidad es acortar la brecha de acceso a Internet en localidades en donde el consumo es escaso o cuando se busca dotar el servicio como una forma de mejorar la calidad de vida en alguna comunidad o potenciar el turismo. Entonces se requieren mecanismos como subsidios o inversión pública, señala Huichalaf.

El plan WiFi ChileGob es hasta ahora el más grande que se ha emprendido en el país en cuanto a cobertura y se lleva a cabo con un presupuesto de poco más de $8.466 millones (unos US$ 12 millones) del Fondo de Desarrollo de las Telecomunicaciones (FDT), un instrumento financiero gubernamental con el que se realizaron cinco licitaciones adjudicadas a 12 empresas por concurso público entre 2014 y 2015. "Cuando hicimos el estudio nos dimos cuenta de que había un alto número de personas que no tenían conexión a Internet y había zonas en donde, habiendo disponibilidad de acceso a Internet, la gente no se conectaba por un tema de costos. Entonces elegimos comenzar con las regiones más extremas, concepto que buscaba más que nada el beneficio social", añade Huichalaf.

El proyecto se dividió en cinco etapas, dos de ellas están implementadas en su totalidad, iluminando unos 600 puntos y las otras tres terminarán de ejecutarse durante este año (ver infografía).

Marianne Herrera, vocera del Fondo Desarrollo de las Telecomunicaciones, explica que los $8 mil millones de inversión comprenden la instalación de los puntos y la mantención de estos durante periodos de entre dos y seis años, dependiendo del contrato. Añade que cuando se cumplan los plazos de duración, los gobiernos regionales que quieran mantener el servicio deberán hacerlo con fondos propios. "Terminamos con el último concurso adjudicado en 2015 y hasta ahí ocupamos el monto total. Hoy en día estamos trabajando con algunos gobiernos regionales que nos han solicitado asesoría técnica", señala.

Jorge Atton, ex subsecretario de Telecomunicaciones entre 2010 y 2014, añade que el Estado debería mantener como política pública la masificación del acceso a Internet gratuito "para que no exista una segmentación entre los que pueden pagarlo y los que no, pero que también debe generar las facilidades para que las empresas se sumen, subsidien o apoyen".

Huichalaf acota que con este modelo, las empresas medianas -como Telefónica del Sur y Luz Linares-, fueron las que más se vieron atraídas y no las operadoras grandes. Esto, debido a que en la licitación, el Gobierno ofrece un determinado monto o subsidio y las empresas postulan si les conviene el monto que se les ofrece por instalar y mantener los puntos.

Destaca que se habla de "subsidio", porque reconoce que son montos que no necesariamente cubrían todo lo que le cuesta a la firma instalar y mantener el servicio. "A lo mejor la empresa tendrá que poner más dinero de lo que cuesta realmente, pero les conviene, porque al ganar la licitación, además del dinero, las empresas reciben el permiso de uso de la banda o frecuencia en ese lugar y a lo mejor la empresa puede usar esa frecuencia para instalar más puntos en otros lados a otros precios", explica.

Municipios buscan alianza público-privada

Para Pablo Bello, Director Ejecutivo de Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones (Asiet), lo ideal es una convergencia entre los esfuerzos públicos y privados. "Los modelos más exitosos son aquellos que generan condiciones para la inversión privada en redes comerciales y donde el estado asume un rol subsidiario en aquellos sectores aislados territorialmente o de menores ingresos", dice.

En este modelo mixto, la inversión inicial puede ser aportada por una entidad pública y la mantención del servicio se pagaría con ingresos generados por publicidad, sistema en el que hay experiencia internacional. En Montevideo, la Intendencia de la ciudad implementó el año pasado un modelo de este tipo, en alianza con la empresa Uno Wifi, en un sistema en el que la intendencia instaló los puntos de wifi y la empresa financió su mantención a cambio de publicidad.

En Santiago, la Municipalidad de Las Condes espera implementar un modelo mixto. Este mes comenzó el plan piloto de wifi gratis en Plaza Perú y el alcalde, Joaquín Lavín, señaló que se están evaluando opciones de financiamiento para que el servicio no sea exclusivamente inversión municipal. Unos $1.400.000 costaría mantener al mes la red en esta plaza, que soporta unos 120 usuarios de manera simultánea.

"La idea es iluminar plazas y parques muy concurridos, partimos por la Plaza Perú y ahora habilitaremos el Parque Los Dominicos. También polos turísticos y zonas de wifi gratuito en barrios vulnerables, como Colón Oriente, porque el acceso a internet todavía es caro. No es un servicio barato, por eso estamos buscando que la inversión sea de un privado, o al menos no exclusiva de la municipalidad, y estamos viendo algunas fórmulas", explica Lavín.

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