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SALUD PÚBLICA:

Los números del cáncer en Chile

viernes, 24 de marzo de 2017


Ediciones Especiales
El Mercurio

Factores como el envejecimiento de la población y el estilo de vida, han convertido a esta enfermedad en la segunda causa de muerte en el país y se estima que dentro de pocos años podría llegar a ser la primera. Entre las mujeres, el que provoca más defunciones es el de mama, y entre los hombres, el de estómago.



En Chile, el cáncer es la segunda causa de muerte, después de las enfermedades cardiovasculares. Los números son dinámicos. Según el estudio "Mapa de la Investigación en Cáncer en Chile" (Departamento de Salud Pública de la Universidad Católica y Consorcio Tecnológico en Biomedicina Clínico-Molecular Aplicada de Chile), en 1970 las defunciones por tumores malignos representaron el 12,1% del total, mientras que en 2005 llegaron al 24,8%. En 2013, el Ministerio de Salud (Minsal) publicó que las muertes por cáncer fueron 24.592, un 25,6% del total.

¿Qué se espera para el futuro? "Se estima que a partir de 2020 el cáncer va a ser la primera causa de mortalidad en nuestro país. En algunas regiones, como Antofagasta, ya es la primera", advierte el doctor Mauricio Mahave, oncólogo quimioterapeuta del Instituto Oncológico FALP.

La evolución de la enfermedad en nuestro país -alcanzando tasas parecidas a las de los países desarrollados- se relaciona con varios factores. Uno de ellos es el envejecimiento de la población, lo que genera más riesgo. "Cuando una persona pasa la barrera de los 60 años, la probabilidad de tener un cáncer es 10 veces mayor", explica el doctor Mahave. La "Estrategia Nacional de Cáncer Chile 2016" del Minsal describe que la expectativa de vida en Chile aumentó desde los 55 años en la década del 50 a los 80,5 en 2015.

Otro aspecto importante lo ocupa el estilo de vida. Representan un riesgo el consumo de tabaco y alcohol, la alimentación poco saludable, el sobrepeso y obesidad, y el sedentarismo. El doctor Mahave es claro. "De 10 pacientes, sólo en uno hay un factor hereditario; en los otros 9, el desarrollo de la enfermedad claramente se debe a factores externos". Aquí también entran en juego agentes ambientales. En Chile, de acuerdo al Minsal, los que requieren mayor atención son el arsénico, la radiación solar y la polución ambiental.

CHILE EN EL CONTEXTO INTERNACIONAL

Con respecto al resto del mundo, la realidad chilena presenta similitudes y diferencias. Por ejemplo, a nivel global y nacional, el cáncer que más muertes provoca entre las mujeres es el de mama. En nuestro país, para el mismo sexo, lo sigue el de vesícula, pero éste "es más frecuente acá que en otros países, al igual que el gástrico", comenta el especialista. A pesar de su alta incidencia, el cáncer de vesícula biliar ha ido cayendo, "debido a que el Plan Auge incluye la realización de la colecistectomía preventiva en pacientes de entre 35 y 49 años con cálculos en la vesícula sintomáticos, que son el principal factor de riesgo". También ha bajado la mortalidad por cáncer de esófago, cervicouterino y estómago, si bien este último sigue siendo el que más defunciones causa entre los hombres. Al alza están las tasas de mortalidad por tumores en endometrio, colon, recto e hígado, mientras que en pulmón y próstata se han mantenido estables.

Global Cancer Observatory estima que en Chile la tasa de mortalidad por cáncer es de 103 por cada 100.000 habitantes. En el contexto sudamericano, ese número lo superan Brasil, Argentina y Uruguay, que llega a 144,8, la cifra más alta de la región.

ACCESO A DIAGNÓSTICOS Y TRATAMIENTOS

Las estimaciones apuntan a que las cifras seguirán creciendo, en gran parte también porque muchos casos se diagnostican demasiado tarde.

Y es que el panorama del cáncer también está cruzado por el acceso al diagnóstico y tratamientos. Si bien desde su entrada en marcha en 2005 el Auge-Ges ha incorporado 13 tipos de cáncer a su cobertura, el estudio "Tendencia de la mortalidad por cáncer en Chile según diferencias por nivel educacional, 2000-2010", publicado por la "Revista Panamericana de Salud Pública", arroja resultados "dramáticos" según describe el doctor Mahave.

"Una persona con cáncer, de un nivel educacional menor, por lo que se infiere un nivel de recursos menor, tiene mucho más riesgo de morirse". Para el periodo abordado, las mayores diferencias se presentaron en cáncer de vesícula en mujeres y estómago en hombres, con una mortalidad de hasta 49 y 63 veces mayor, respectivamente, para el nivel educacional más bajo.

La detección temprana permite salvar vidas y también ahorrar muchos costos. Numerosos estudios han demostrado que el tratamiento de los pacientes a los que se les ha detectado la enfermedad de forma temprana es de dos a cuatro veces menos costoso que el de los enfermos cuyos tumores se diagnosticaron en fases más avanzadas.

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