En personas que nacen ciegas, el cerebro lleva a cabo una serie de cambios anatómicos, estructurales y funcionales con los cuales mejora los otros sentidos en ausencia de estímulos visuales. Mediante resonancias magnéticas, científicos del Massachusetts Eye and Ear Hospital detectaron "conexiones cerebrales mejoradas" que provocan una mayor sensibilidad a nivel del tacto, auditivo y olfativo, así como mejoras en la memoria y el lenguaje.