martes, 21 de marzo de 2017
El Mercurio
Carlos Osorio
International FacultyFellow,
MIT SloanSchool of Management,
profesor Escuela de Negocios UAI
Existe al menos 58 variables que, relacionadas, afectan de manera importante el desempeño de equipos de innovación desde el contexto, la estrategia, alta gerencia, estructura de procesos de desarrollo, y dinámicas de equipo. Muchos equipos se especializan en métodos específicos esperando obtener mejores resultados en proyectos y, por lo general, se obtienen mejoras incrementales pero no sustantivas. Sumado a lo anterior, hemos detectado que existe una gran cantidad de sesgos cognitivos que hacen extremadamente difícil alcanzar alto desempeño consistente. Como resultado la experiencia alcanza un límite que es difícil de superar, sin las herramientas y enfoque adecuados. Vengo saliendo de dar una charla en MIT cómo manejar estos temas para generar desempeño consistente en equipos de innovación. Esta columna sintetiza los aprendizajes más relevantes.
Por mucho tiempo se ha tenido la idea que la dificultad de innovar se basa en la dificultad técnica del problema a resolver, el conocimiento de la industria donde se opera, y el riesgo, ambigüedad e incertidumbre asociados. Esto es lo que lleva a ejecutivos a sobre estimar el valor de la experiencia y conocimiento como requisitos para innovar en sus industrias.
Evidencia empírica obtenida de proyectos y experimentos realizados en los últimos tres años con empresas y equipos de desarrollo en EEUU, España, Chile, Colombia, Panamá, El Salvador, y Bélgica muestran que las variables anteriores sólo son la punta del iceberg: son relevantes, pero no las más importantes al momento de definir el éxito de un proyecto de innovación. Más aún, tener mucha experiencia y saber mucho acerca de una industria tiende a ser peor que no saber lo suficiente.
¿Por qué? Principalmente, por que el conocimiento y experiencia respecto a una industria o problema juega un rol menor en la totalidad de temas y variables relevantes que afectan el desempeño en innovación. En una investigación reciente, hemos identificado otros 58 factores que afectan el desempeño en innovación: contexto estratégico (6 factores), alta gerencia (5 variables), organización del proceso (7), dinámica de equipos (6 factores), gestión del proceso de desarrollo (28 variables en diferentes etapas), además de temas de comportamiento (6 variables). De esta manera, la dificultad técnica y experiencia en la industria representa menos del 4% de lo relevante para el éxito de un proyecto de innovación. El problema es que la mayoría de los tomadores de decisión no las conoce y/o maneja todas.
Además de esto, hay otro tema: hemos documentado más de 50 sesgos cognitivos, sociales y de memoria que, dependiendo del tipo de proceso, dificultan de manera importante la toma de decisiones en distintas tareas de un proyecto. Como resultado, el poder de la experiencia disminuye aún más por el peso que genera cuando equipos se enfrentan a momentos difíciles generando, por ejemplo, tendencia a sobre estimar el grado de influencia sobre eventos externos (un sesgo conocido como “ilusión de control”).
Estas investigaciones han ido más allá de la teoría, y hemos realizado trabajos de campo con empresas en distintas industrias en los países más arriba mencionados. Estos trabajos se han focalizado en entrenar equipos, y aplicar herramientas y métodos para ver el efecto que producen en desempeño, más allá de la experiencia.
En base a los resultados obtenidos, podemos decir que el valor de la experiencia tiene un límite. Este límite va más allá de la clásica explicación que la experiencia se construye desde el pasado, y que no sirve necesariamente para el futuro… sino que tiene una participación demasiado pequeña respecto de otras variables más relevantes que afectan desempeño en innovación.
La buena noticia es que, independiente de la cantidad de variables en juego, los resultados también muestran que éstas variables se pueden trabajar, y conseguir aumentos significativos en consistencia e impacto de equipos en proyectos de innovación. Para lograrlo, sin embargo, es necesario flexibilizar el dogma acerca del valor de la experiencia y conocimiento de la industria, y ponerlo en su justa medida. La única experiencia que realmente ha mostrado tener impacto en innovación, es la de enfrentarse a distintos tipos de proyectos de alto riesgo e incertidumbre, en industrias distintas, y ser capaz de generar impacto mediante aprendizaje rápido de cuál es el problema que vale la pena resolver; cuál es la mejor solución para resolverlo desde lo humano, técnico y financiero; y cómo implementar esa solución a escala.
