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Correr en la naturaleza

La disciplina viajera que crece

domingo, 26 de febrero de 2017

POR Montserrat Sánchez B.
Crónica de viaje
El Mercurio

Tres runners -Carola Fresno, María Teresa Onetto y Soledad Hott- viajan por Chile haciendo lo que más les gusta: correr. El año pasado crearon Runology, un proyecto de trail running que busca mostrar y promover el potencial de distintos lugares en Chile como destino para esta disciplina, que en otros países es cada vez más masiva. Aquí, sus planes para lograrlo.



"Correr es la excusa; viajar es la forma". Carola Fresno, María Teresa Onetto y Soledad Hott tienen esa frase como motor de vida: siempre corriendo, siempre viajando. Y en octubre pasado se embarcaron en un nuevo proyecto que junta las dos cosas: Runology.

Carola Fresno tiene 37 años y trabaja en una agencia de viajes canadiense. Durante seis años vivió por temporadas en Torres del Paine, trabajando como guía. Fue ahí cuando se conectó con la naturaleza y empezó a correr en cerros. Cuando volvió a Santiago, hace dos años, quiso seguir haciendo algún deporte en el que mantuviera ese mismo contacto. Y la opción fue el trail running, esa disciplina que consiste en correr en cerros y escenarios naturales, con ascensiones y descensos por montañas, atravesando ríos o al borde de acantilados.

El año pasado en el centro deportivo KMP conoció a María Teresa Onetto, nutricionista de 28 años que había empezado a correr cuatro años antes motivada por una amiga. En 2014 hizo la prueba de 21 kilómetros en la Maratón de Santiago y quedó tan motivada que se unió al Run Club Chile de Nike. Ahí conoció a Soledad Hott.

Soledad, periodista, 30 años, había empezado a correr en 2010 mientras estaba viviendo en Nueva York, haciendo un curso de inglés. Tenía las tardes libres y se le ocurrió empezar a correr. Volvió a Chile y siguió en eso. Con María Teresa Onetto de a poco comenzaron a correr en cerros.

Algo tenían en común las tres: viajaban para correr y cada vez que había una carrera, trataban de armar un viaje alrededor de ese evento. Así que decidieron empezar a hacerlo juntas. Pero no solo querían participar de las corridas, sino que también recorrer Chile en busca de lugares apropiados para hacer trail running.

Vacaciones para correr

La experiencia de Carola Fresno en la TransRockies Run del año pasado -una prueba estadounidense de tres días, donde se corren 100 kilómetros al aire libre- y la de María Teresa Onetto y Soledad Hott en 21K en San Francisco, más una visita al Gran Cañón, las inspiró para hacer algo juntas. Se reunieron y hablaron de los sitios a los que les gustaría ir. La idea era que no estuviesen exclusivamente ligados a competencias. "Las carreras son interesantess, pero al final todo el mundo va; y hay lugares que son increíbles, a los que no todos van", dice Carola Fresno.

En dos semanas tenían el nombre del proyecto, el calendario y los pasajes para la primera fecha: Puelo y Cochamó. Además, ya tenían escogida la plataforma que usarían para mostrar sus desplazamientos: Instagram. Finalmente estuvieron cuatro días en la zona. A Cochamó entraron corriendo y ahí mismo hicieron dos trekkings, también corriendo. "La felicidad de llegar a un paraíso terrenal", postearon en una foto en Instagram cuando llegaron a La Junta.

En Puelo se quedaron en el Barraco Lodge, quienes les armaron una ruta de 15 kilómetros junto al río. "Una parte de Runology es eso también; que donde no haya senderos, se preparen", dice Soledad Hott, quien escribe una columna (#conchispeza) sobre running en la web LadyRun.cl. "Estamos mostrando nuevos destinos. Ese es el valor de Runology", dice María Teresa Onetto.

Hace un mes hicieron otro viaje: lago Ranco. Las tres habían corrido la carrera Futangue Challenge (FutangueChallenge.cl), así que en esta oportunidad solo querían hacer un circuito más desconocido: Piedras Quemadas, de 25 kilómetros. También fueron al Parque Huishue (que abrió en 2016; ParqueHuishue.cl) e hicieron una ruta de 15 kilómetros.

En promedio, corren entre ocho y 20 kilómetros al día, con desniveles de entre 800 y 1.500 metros. "En una carrera, si está lloviendo, tienes que salir a correr igual. Esa es la gracia del proyecto: nosotras vamos a correr para pasarlo bien y descubrir lugares, no para pasarlos corriendo rapidísimo. Vamos parando, sacamos fotos, comemos, conversamos", dice Carola Fresno, y parte de eso se puede apreciar en su cuenta de Instagram @runologyproject. El punto es que en los lugares que visitan no solo corren. En lago Ranco, por ejemplo, también hicieron kayak. "La base del proyecto es mezclar lo que es turismo con trail running, y descubrir un poco más estas zonas, que no son tan clásicas", dice Carola.

Con todo esto, las tres integrantes del grupo están intentando acercar el trail running a la gente que puede ver esta actividad como lejana. O difícil. "Los circuitos de Santiago son súper conocidos, entonces la idea era mostrar otros lugares y hacerlo como un hábito, como un estilo de vida", dice María Teresa Onetto, quien además es panelista del programa Jueves de trail de Full Outdoor.

"No somos corredoras élite, cada una tiene su trabajo todos los días. Entrenamos en el tiempo que nos queda. Nos gusta correr, pero no nos matamos por ser las mejores", dice Carola Fresno.  "Yo lo hago porque me gusta, me mantiene en buen estado físico, lo paso bien y me permite viajar".

El boom de las carreras

Hace casi 10 años que el concepto de trail running se viene escuchando en Chile. Claro, los referentes internacionales tienen mucha más historia. Solo por decir algo, desde 2001 se corre el Ultra Trail du Mont Blanc (New.UltraTrailMB.com/es), una de las carreras más populares del mundo, y en 2003 debutó el K42 en Villa La Angostura, la primera de Sudamérica (k42series.com). En Chile todo partió en 2008 con la Ultramaratón de los Andes, que desafiaba la precordillera santiaguina (en 2012 pasó a llamarse The North Face Endurance Challenge), aunque desde el 2000 ya se corrían algunas carreras en cerro en Chile y Argentina. Desde entonces, año a año se han ido sumando carreras al calendario a lo largo del país: hoy fácilmente hay dos competencias importantes al mes, y cada vez más corredores pasan de la calle al cerro. Además, en 2013 se consolidó la International Trail Running Association (ITRA; i-tra.org) como la entidad reguladora de las carreras de trail running que se inscriban en sus registros y en 2015 la
International Association of Athletic Federations (IAAF; iaaf.org) la reconoció como una disciplina atlética oficial.

Un desarrollo que tiene sentido. "La gente muta de la calle al cerro porque muchos de ellos dicen: 'Ya corrí 21K, 42K. ¿Ahora qué?', y se lanzan a estas ultradistancias de 50, 60 o 100 kilómetros en el cerro para ponerse más desafíos", dice María Teresa Onetto. Soledad Hott agrega: "Hay muchos que empiezan a complementarlo porque es rico y distinto, y uno aprovecha de conocer lugares, aunque sea a 20 kilómetros de Santiago".

"Chile es un país donde el trail running podría ser así como el trekking y el montañismo. Es tremendo. Estuve en Estados Unidos corriendo una carrera considerada una de las más bonitas, pero todo el rato pensaba que Chile era eso multiplicado por 10", dice Carola Fresno. "Hay carreras de montaña, otras por el borde costero, otras por el desierto. En Chile tienes de todo".

"Lo que me gusta del cerro es que nadie te apura", agrega Soledad Hott.  "Me gusta escuchar el ruido, los árboles, a la persona que viene atrás, cuando alguien se resbala. Es más largo el trail, pero me gusta porque es más relajado. No es monótono, no tienes semáforos".

"Es divertido porque la mayoría de la gente dice que uno se desconecta cuando está haciendo deporte o corriendo", dice Carola Fresno, la que se ha dedicado más al trail running de las tres: ha llegado a correr 10 horas en un día. "Yo, al contrario, me conecto. Para mí estoy desconectada todo el día, trabajando frente al computador, y logro conectarme conmigo misma y con lo que me gusta, que es estar en contacto con la naturaleza, estar en el cerro y mirar las aves volar y las flores. Para mí correr en calle es un suplicio".

Aún así, las tres son conscientes de los riesgos de esta modalidad y enfatizan la importancia de ir siempre acompañados. Según María Teresa, "llegar e ir al cerro no es tan fácil: tienes que conocer la ruta, esperar siempre al otro. Hay que hacer todo en equipo porque los accidentes pueden pasar. La buena comunicación y la compañía es fundamental".

Por lo mismo, en sus viajes siempre corren por senderos demarcados. "Si no, puedes aparecer en cualquier lado y sabemos qué pasa: la gente se pierde", dice Soledad Hott.

La creciente tribu de los runners

Torres del Paine, Utah, Pan de Azúcar, Malalcahuello, Cochrane e Isla de Pascua (estos últimos tres por definirse) son los destinos de este trío para 2017. Pronto esperan poder hacer además una salida en Santiago: una especie de activación para que la gente se empiece a comunicar con ellas. Mucha gente les ha escrito para sumarse y a partir del próximo año van a armar grupos, una vez que estén diseñadas las rutas y definidos los viajes. "La idea es poder invitar a que más gente se sume a nuestros viajes. No de un modo lucrativo, porque cada una tiene su pega y estamos súper contentas. Además perdería un poco la gracia de que son 'nuestras vacaciones"', dice Carola Fresno.

"Te aseguro que hay mucha gente que no corre nada y les dices: 'Oye, es un viaje; vas a estar en lugares increíbles y si te preparas cinco meses antes puedes correr 10 kilómetros cada día'. Apuesto a que se ponen a entrenar solo por el hecho de decirles que es un desafío", dice María Teresa.

Soledad Hott agrega: "Nos llega mucho mail y comentario en Instagram, y también amigos de los run club que quieren ir. La gente se motiva. Y ese era el objetivo número uno: motivar y disfrutar de los viajes, y la gente lo está entendiendo".

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