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Su último estudio será publicado este año como libro:

Christian Spencer, el nuevo ganador del Premio Fidel Sepúlveda

jueves, 23 de febrero de 2017

Romina de la Sotta Donoso
Cultura
El Mercurio

El musicólogo chileno realizó una tesis sobre cómo cambió significativamente la cueca en 20 años. "La cueca fue y es aún la práctica musical por medio de la cual se ha cristalizado el cambio social", dice.



Christian Spencer Espinosa (1973) no solo estudió Sociología y Musicología en la UC; también se formó como músico. Toca el cuatro venezolano y la guitarra; desde 2011 es miembro de Los príncipes de la cueca, y en 2013 publicó su primer disco solista, "Pajarillo. Cuatro chileno". Asimismo, es el rostro y la voz de la serie documental "Geografía musical de Chile" (2005), que emitió por años ARTV.

Además de decenas de artículos, Spencer ya tiene tres libros publicados. Y ahora viene el cuarto: su tesis doctoral ganó el Premio Fidel Sepúlveda, que otorgan la corporación homónima y la Biblioteca Nacional, y por eso será publicado este año. Se titula "¡Pego el grito en cualquier parte! Historia, tradición y performance de la cueca urbana en Santiago de Chile durante el periodo postdictatorial (1990-2010)".

"Uno de los objetivos de mi tesis es demostrar que la cueca no es solo un género musical o un baile, sino una práctica social colectiva, espacializada y participativa que ha servido de vehículo para la expresión de identidades, usos del cuerpo, roles de género y formas de relación social, y todo en una escena musical que hoy tiene más de cien grupos activos", explica.

-¿Cuál fue la mayor complejidad en su estudio de la cueca?

"Hubo tres dificultades centrales. La primera fue la inmensa producción intelectual sobre cueca en Chile, más de 100 textos entre artículos, tesis y libros, que me exigió varios años de lectura y análisis centrado en el modo en que la cueca había sido entendida por otros investigadores. En segundo lugar estuvo el sesgo interpretativo de los historiadores, investigadores y literatos que la consideraron desde el siglo XIX como un símbolo identitario ideal para construir la imagen de nación 'festiva' y 'pícara'. Esta mirada dejó de lado otros aspectos fundamentales como el modo de ser performada, la inclusión de nuevos instrumentos, los tipos de cueca urbana y los tropos literarios de sus textos, sus giros armónicos característicos o el modo de ser impostada. La tercera dificultad fue hacer ver a los demás que la cueca fue y es aún la práctica musical por medio de la cual se ha cristalizado el cambio social".

Profundos cambios

Los 20 años que analizó, aclara, "son un período de intenso cambio en la sociedad santiaguina, que vive transformaciones que no había tenido en más de medio siglo". Y eso se refleja en los profundos cambios que experimentó la cueca.

Primero, cambió el modo de cantar: "Se pasó de un estilo de dúos de sopranos, y a veces varones, a las voces masculinas en formato de rueda". Asimismo, la tradicional formación de arpa, guitarra, acordeón, piano y pandero, fue reemplazada por agrupaciones instrumentales de todo tipo. "Además, la fusión es recurrente. Se formaron variantes de cueca que denomino 'romántica', de 'fusión', de 'autor' y 'brava', 'chilenera' o 'centrina'", apunta. Actores centrales de los cambios, dice, fueron Los Pulentos de la Cueca, Los Afuerinos, Los Paleteados del Puerto y Altamar. "Y todo esto se conjuga con el estilo, memoria y tradición de Los Chileneros, que serán no solo el alma y legado que absorberá la escena actual, sino también uno de los hitos fundamentales de cultura popular nacional", sentencia.

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