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Astrobiólogo chileno Armando Azúa:

"El desierto de Atacama es un laboratorio natural único, pero está desaprovechado"

miércoles, 22 de febrero de 2017

C. González
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

Los hallazgos realizados en la superficie de ese pedazo de la Tierra, a los que este científico ha contribuido, buscan favorecer la colonización de Marte y la Luna, pero también suponen usos potenciales en ámbitos como la agricultura y la medicina.



El desierto de Atacama está lejos de ser el más grande, pero sí es el más antiguo -unos 150 millones de años- y el más árido del mundo. Dos características que esconden importantes secretos sobre el origen de la vida, tanto fuera como dentro del planeta.

Por sus características, desde 2003 se estableció oficialmente como el sitio más parecido a Marte y, en esa línea, es desde entonces un importante punto de investigaciones y pruebas para testear instrumentos y vehículos que luego han sido enviados por la NASA al planeta rojo, con el fin de encontrar indicios de vida que permitan una eventual colonización.

Una tarea a la que el astrobiólogo chileno Armando Azúa se ha dedicado en la última década, contribuyendo con una serie de hallazgos como, por ejemplo, la existencia de microorganismos capaces de adaptarse a condiciones extremas, como la falta de agua, de luz y una fuerte radiación ultravioleta.

"Si hay vida en Marte, es muy probable que se pueda encontrar en el subsuelo, en cavernas y subterráneos", dice el investigador, quien ha desarrollado estudios precisamente en sitios como esos en el norte chileno.

Volver al origen

En una de las últimas investigaciones, "exploramos hasta un metro de profundidad en la superficie del desierto; encontramos una muy baja humedad, pero también una gran variedad de formas de vida", cuenta durante una conferencia organizada ayer por la fundación Imagen de Chile.

Precisamente, en la próxima misión a suelo marciano, parte de los experimentos consistirán en taladrar la superficie para su análisis.

"En cavernas hemos visto algas capaces de hacer fotosíntesis con apenas un 0,01% de luz", agrega. "Si encontramos esto en Marte sería muy interesante; no sería descabellado pensar que la vida se pudo originar en Marte y que un meteorito marciano haya colonizado la Tierra. Los alienígenas seríamos nosotros".

De hecho, se ha comprobado que muchas moléculas o compuestos esenciales para la vida llegaron desde el espacio en cometas o meteoritos. Y aún hoy, cada año llegan 30 toneladas de partículas marcianas a la Tierra, aunque la mayoría se desintegra al ingresar a la atmósfera. "Colonizar Marte quizás sería como volver al origen".

Pero también pudo ocurrir lo contrario. "El gran impacto de un meteorito en el planeta, cuando ya estábamos llenos de formas de vida, llevó restos hacia Marte", especula.

Parte de las respuestas están en Atacama, enfatiza Azúa, quien tiene un vínculo personal y profesional con el lugar: nació y creció rodeado por este árido paisaje. "Todavía me pierdo en Santiago, pero no en el desierto".

Su conocimiento del lugar le permitió en 2015 identificar la zona más árida del planeta. Hasta entonces se pensaba que era en pampa Yungay -cerca de Antofagasta y en donde la NASA realizaba pruebas de sus prototipos de rovers para Marte-, pero resultó ser en un sector al sur de María Elena. De sus excursiones cuando niño, "tenía memoria de lugares en donde nunca había neblina, ni nubes y eran especialmente ventosos".

Junto con demostrar su alto nivel de aridez, también pudo observar abundante vida microscópica.

"El desierto de Atacama es un laboratorio natural único, pero a pesar de la relevancia que tiene está siendo desaprovechado. Hay muy pocas personas trabajando en él, y la mayoría son de afuera", lamenta Azúa, quien a comienzos de año fue elegido como uno de los 15 pensadores e innovadores de TED Fellows 2017.

"Creo que parte por un desinterés; no se ve como algo atractivo frente a otras áreas de la ciencia. Falta apoyo y financiamiento", agrega, en referencia a la astrobiología, que estudia el origen de la vida en el planeta, y a que los hallazgos realizados hasta ahora pueden tener usos potenciales en otros ámbitos.

Por ejemplo, a partir de los microorganismos encontrados ya se han iniciado estudios en torno al desarrollo de nuevos antibióticos, así como el análisis de la tolerancia a la falta de agua y las altas temperaturas, lo que podría ser aplicado a la agricultura, ante los efectos del cambio climático.

"No es descabellado pensar que la vida se pudo originar en Marte y que un meteorito marciano haya colonizado la Tierra. Los alienígenas seríamos nosotros".
ARMANDO AZÚA, Astrobiólogo chileno.

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