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Hoy se inicia el torneo de clubes más importante del continente:

Todos los mitos y verdades que se acuñan en la Copa Libertadores

lunes, 23 de enero de 2017

Claudio Herrera
Deportes
El Mercurio

El certamen forjó frases hechas, a través de casi seis décadas, que no pierden vigencia: para ganar el título hay que invertir mucho dinero, es necesario hacerse fuerte de local para avanzar en el campeonato y es imposible pelear la Copa y un torneo local simultáneamente. La historia y los especialistas ayudan a desentrañar los misterios que ofrece una competencia que obsesiona a toda Sudamérica.



La Copa Libertadores fue generando jerarquías propias a través de los años. "Jugar este torneo con la camiseta de Independiente es muy especial, es el equipo más ganador y todos te hacen sentir que se trata del 'Rey de Copas', los hinchas se vuelven locos con el torneo y los jugadores se contagian. Me atrevería a decir que por la efervescencia de las hinchadas, la Libertadores podría ser hasta más dura que la Champions, en la que incluso enfrenté a Liverpool con el Maccabi Haifa", contextualiza Rafael Olarra, que defendió al club de Avellaneda en 2004.

Alrededor del torneo continental se levantan mitos que tienen parte de verdad, pero no siempre se cumplen. ¿Es necesario gastar mucho dinero para timbrar una buena campaña? Históricamente, los clubes más acaudalados suelen sentar supremacía, aunque la norma no es absoluta. Recién nomás Independiente del Valle (2016) y Nacional de Paraguay (2014) fueron finalistas, mientras Guaraní (2015), Bolívar (2014) y Defensor Sporting (2014) se arrimaron a semifinales.

"Soy un convencido de que no hace falta gastar tanto dinero para cumplir el objetivo", dice José Luis Calderón, ex atacante que ganó el cetro con Estudiantes hace ocho años. "En Arsenal, cuando ganamos la Sudamericana 2007, teníamos uno de los planteles más baratos, pero había un grupo que tiraba para el mismo lado y con hambre de gloria. Superamos a equipos con mayor presupuesto: San Lorenzo, Goiás, Chivas, River y América", añade.

Celso Ayala, quien celebró con River Plate en 1996, advierte de los nuevos tiempos. "Hoy con los nombres y la camiseta no ganas, prevalece un buen equipo y la metodología de trabajo. Antes, mientras más nombres tenías, más pesado era el equipo, y así avanzabas; hoy está todo equiparado", argumenta el paraguayo.

"El dinero no te asegura éxito, y en el caso de los equipos chilenos, no se puede competir con el presupuesto de brasileños y argentinos. Se debe apostar al poderío colectivo, al funcionamiento, con algunos jugadores de jerarquía. Si tienes claro a lo que juegas, tendrás chances: en el 2010, con la U jugábamos ordenados atrás, de contragolpe, y sacamos réditos: llegamos a semifinales", dice Olarra sobre la campaña azul con Gerardo Pelusso.

Ser fuerte de local es una muletilla copera. "Es una verdad; así tienes más posibilidades de pasar de etapas", dice Ayala. Colo Colo consiguió su único título en 1991 ganando todos los puntos en el Monumental (siete triunfos en Pedrero) y sin victorias fuera de casa. "También se pueden ganar títulos de visitante", difiere Calderón. "Estudiantes ganó la Libertadores en la cancha de Cruzeiro, y Arsenal -en la Sudamericana- nunca ganó de local; aprovechó siempre el gol de visitante. Si lo sabes manejar, jugar afuera puede ser un plus", explica. "Sigue siendo importante sumar en casa, pero hay muchos jugadores que responden mejor sin la presión de la localía, sobre todo insertos en un planteamiento defensivo", aporta Olarra.

En el caso de los equipos chilenos, los subcampeonatos de 1973 (Colo Colo), 1975 (U. Española), 1981, 1982 (Cobreloa) y 1993 (U. Católica) fueron campañas sostenidas en los rendimientos como anfitrión.

Ir por todo

¿Dosificar o pelear los dos frentes? El dilema es viejo, y nadie tiene una respuesta absoluta. "Se pueden disputar dos campeonatos al mismo tiempo; el límite se lo pone el jugador en la cabeza, porque ese mismo futbolista después, cuando va a un equipo europeo, allá juega todos los torneos, miércoles y domingo, y además viene a la selección. Y al jugar todo, se entrena menos y tomas el ritmo jugando; eso es lo ideal", plantea Calderón. "Algunos prefieren guardar los jugadores para no romperlos, pero hoy los planteles tienen nutricionistas, psicólogos, masajistas, kinesiólogos; todo un equipo multidisciplinario para recuperar a los deportistas después de los esfuerzos; se debería poder ir por ambos frentes", estima Ayala.

El preparador físico Marcelo Oyarzún, que ganó la Copa en 1991, es claro: "Siempre se ha podido competir físicamente en todos los frentes, salvo que haya más de seis partidos por mes, porque ahí ya se vuelve peligroso para la integridad muscular. El jugador chileno se debe convencer de que puede jugar dos veces por semana; lo demostró Palestino en la Sudamericana 2016 con un plantel corto. Boca, Bolívar y Olimpia van por todo. Es normal, pero acá pasa que la maquinaria publicitaria de los equipos grandes lo relativiza, y aparecen excusas", sentencia.

La última mejor actuación de un equipo chileno en la Libertadores fue la semifinal de la U en 2012, conjunto que paralelamente se adjudicó el Apertura local.

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