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Jóvenes relatan sus vivencias

Excesos en los carretes del sector oriente: Lo de siempre, pero mucho más...

domingo, 22 de enero de 2017

Nicolás Álvarez y Vanessa Vega
Nacional
El Mercurio

Carabineros comenzó a aplicar este verano el plan "Cuida tu previa", con el objetivo de desarticular las redes de microtráfico que operan en torno a la diversión juvenil nocturna.



Vicente (24) llegó tambaleando a su casa en Las Condes. Aturdido, buscó la llave de la puerta para ingresar a oscuras hasta la habitación. Mientras lo intentaba, su madre se apresuró a mover la chapa con el propósito de recibirlo después de nueve horas de ausencia. "¿Quieres que te ayude a subir las escaleras?", Vicente negó con la cabeza. Según él, puede caminar por su cuenta, "todo está bien".

Esta escena se repite durante las madrugadas de fin de semana en el sector oriente de la capital. Las drogas y el alcohol que los jóvenes adquieren adentro y afuera de algunos pubs y discotecas de Vitacura, Providencia, Las Condes, y sus alrededores, son el detonante. Les resulta impensable pasarlo bien sin esos "aditivos", confiesan.

Realidad que encendió las alarmas de Carabineros, que implementó este verano el plan "OS-7 cuida tu previa".

La previa y el "gratis"

Pablo (25) fumó su primer "pito" a los 16 años y su hermano empezó a consumir pastillas desde los 17. Al igual que ellos, son varios los jóvenes del sector que cada día perciben con más facilidad la obtención de drogas en sus fiestas, juntas y carretes. "Lo que se está tomando harto es el éxtasis, y hoy es regalado encontrar eso", relata el joven.

Aunque la droga de a poco se ha posicionado en el carrete nocturno del barrio alto, el rey sigue siendo el tradicional "copete", bebida que los jóvenes ven como un infaltable en cada junta de amigos previa a la fiesta.

El llamado "pre" comienza siempre pasadas las 10 de la noche. Ahí el pisco, la cerveza y la marihuana son un invitado más. "En el 90% o 95% de los carretes se consume droga", asegura Pablo.

"Pisco y marihuana es lo general en todos los carretes", puntualiza Andrea, que acostumbra a pasearse por las discotecas de Vitacura y Las Condes.

Rodrigo (21) y Mariana (22) advierten que no fuman marihuana, pero que sus grupos de amigos sí lo hacen y ellos simplemente no se suman. Lo ven casi normal.

Pasada la medianoche, el grupo se prepara para llegar a la discoteca. Eso, porque las mujeres entran gratis antes de la 1 de la madrugada en la mayoría de los lugares, pese a que los hombres pagan siempre un monto mínimo de $7 mil.

En el interior de los recintos, el copete y la droga no se acaban. A pesar de que está prohibido ingresar con licor a los locales, algunos llevan sus propias provisiones de droga, pero hay otros que consiguen "mano" (como les dicen a los vendedores ilegales) una vez adentro.

Varios coinciden en que el tipo de droga que van a consumir depende del ambiente de la fiesta. "Harta pastilla en los carretes electrónicos, por ejemplo", dice uno. Y otro acota que el efecto de esas pastillas "te despierta. Es parecido al jale (cocaína), pero otra onda".

Todos coinciden en que no es difícil encontrarlas y que sus valores son accesibles, pues no superan los $20 mil. "Yo muchas veces estoy dejando de tomar destilado para poder consumir pastillas", licor que reemplaza por agua, ya que las pastillas lo deshidratan, comenta Rodrigo.

Drogas que se volvieron comunes

La MDMA o "M", como lo llaman, es una droga que puede inducir euforia, sensación de intimidad con los demás y disminución de la ansiedad. De acuerdo a lo que cuentan los jóvenes, esta droga en cristal es más difícil de conseguir, pues supera los $60 mil por gramo. "Tienen un efecto parecido a las pastillas, pero generalmente tomas 0,2 grs. Eso lo sacas raspando el cristal", explica uno de los entrevistados.

"Hay otra cosa que hoy se hace mucho, que es el Candy Sleep, que es tomar M o pastillas y te 'tiras' un 'trip'", confiesa uno de los jóvenes de Las Condes, como si todos entendieran que el "trip" es el viaje al desenfreno.

El regreso a casa

Ante los excesos del carrete, el regreso a casa se vuelve una preocupación. La mayoría señala que prefieren llamar un taxi o Uber y, para volver, añaden que no tienen problemas en regresar en un auto manejado por alguien que ingirió bebidas alcohólicas, siempre y cuando no esté en "estado de bulto".

Y es que, según Vicente, "no son comunes los controles policiales, debido a que no he sabido de amigos a los que los hayan parado". Asimismo, Rodrigo declara que, aunque designan un conductor, "muchas veces no sabemos si tomó algo o no".

Respecto al consumo de drogas, Pablo destaca que "no hay un miedo a la autoridad, porque es difícil que te cachen drogado". Él dice que lo han encontrado con drogas, y que "te la quitan o te la botan, pero no hacen nada".

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