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"Vida de familia"

El pariente pastel

domingo, 22 de enero de 2017

Ernesto Ayala
Críticas
El Mercurio




"Vida de familia", dirigida en tándem por Alicia Scherson y Cristián Jiménez, estreno del próximo jueves, se podría resumir como lo que pasa cuando un matrimonio progre deja su casa al cuidado de un pariente pastel. La casa es una de Santiago poniente, remodelada, de dos pisos, llena de libros, con muchos grabados, cuidadamente cálida, con acceso a una azotea donde se ve parte de la ciudad. Consuelo (Blanca Lewin) y Bruno (Cristián Carvajal), padre cuidados y sobreprotectores de su hija única, viajan a París en familia por algunos meses, posiblemente porque él, profesor de Literatura, se ha ganado algún tipo de beca. El pariente pastel es Martín (Jorge Becker), un primo de segundo grado de Bruno, al que se volvió a encontrar, después de muchos años, justamente en el funeral del padre de Martín. Martín está a mediados de los treinta, no tiene oficio claro, no tiene familia y Bruno, compadeciéndose -o aprovechándose de él-, le ofrece quedarse en la casa a condición de que cuide al gato, Mississippi. La decisión de Bruno es cuestionable, por supuesto: él apenas conoce a Martín, y así se lo hacen saber Consuelo y un amigo que pasa de visita (Alejandro Zambra, autor del cuento en que está basada la cinta). En cualquier caso, es muy tarde para arrepentirse, el matrimonio parte y Martín toma posesión del reino inmediatamente, paseándose en pelota, usando la ropa del dueño de casa, fumando dentro de la casa, algo que explícitamente le había pedido no hacer.

Es interesante que la cinta de Scherson-Jiménez no descansa únicamente en las posibilidades argumentales de su premisa, sino que también se extiende en el estudio de sus personajes. Martín se comporta como el tipo infantil, irresponsable y fresco que es, el hijo de una burguesía que posiblemente no supo cómo educarlo en sobrevivir en un mundo competitivo y exigente. Es un pastel en propiedad, que ni siquiera se esfuerza disimularlo haciéndose el simpático o el buena onda. Sí sabe mentir, y lo hará con creatividad y aplomo cuando eso le permita entrar en una relación con Paz (Gabriela Arancibia). Mentir es posiblemente la herramienta de sobrevivencia que Martín mejor ha desarrollado en su vida. Pese a las evidentes debilidades de este personaje, la cinta, sin embargo, se preocupa de cuidarlo o, más bien, de respetarlo, sin juzgarlo severamente. De hecho, se termina revelando que Martín tiene más corazón del que parece e incluso conoce algo parecido a la culpa. La cinta explora también el personaje de Consuelo, que evidentemente no está del todo conforme con su matrimonio y siente que la suya no es la familia feliz que Bruno se esfuerza en sostener. ¿Se aburre con su marido? Quizás. Pese a ser un amante entusiasta, no es uno muy ducho y la forma en que trata de mantener un amable control sobre todo, incluido el orden de sus libros la hace sentirse encerrada e insatisfecha. La prueba está en la atracción que inmediatamente le provoca Martín, expresada por la película con una sutileza muy acertada.

"Vida de familia" es una cinta que quizás no encienda las praderas del entusiasmo a buenas y primeras, en parte porque su contención emocional, muy propia del cine de Scherson y Jiménez, la enfría algo más de lo necesario, pero vista con atención revela personajes muy bien cuidados, no poca inteligencia y obtiene apuntes sabrosos sobre la naturaleza del deseo y las recompensas y pesares de la vida familiar. No está mal.

Vida de familia
Dirigida por Alicia Scherson y Cristián Jiménez.
Con Jorge Becker, Gabriela Arancibia, Blanca Lewin, Cristián Carvajal.
Chile, 2017
118 minutos

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