Dólar Obs: $ 950,77 | -0,31% IPSA -0,25%
Fondos Mutuos
UF: 37.232,24
IPC: 0,40%
La necesidad de la fórmula limita el desarrollo

viernes, 20 de enero de 2017

Economía y Negocios


Isidora Undurraga
Directora Ejecutiva ForoInnovación

Creo que varios de ustedes estarán de acuerdo conmigo en que cuando hay que utilizar conocimientos adquiridos desde la teoría, al aplicarlos en el “mundo real”, el resultado a veces nos sorprende. ¿A cuántos no les ha pasado que se quedan en blanco a la hora de presentar un proyecto que manejan al derecho y al revés? ¿O salir corriendo si es que tiembla, cuando es sabido que hay que mantener la calma?

La emprendedora serial Diana Kander, comparte su experiencia; siendo adolecente tomó clases de taekwondo para aprender autodefensa, dado que los estudios del momento señalaban que los asaltos a mujeres jóvenes se habían incrementado en su ciudad. Diana, a pesar de haberse convertido en cinturón verde, gracias a sus estudios, una vez, estando en el estacionamiento de su trabajo, fue asaltada y agarrada por la garganta. Su reacción: sus piernas y brazos no fueron capaces de moverse; ella sabía exactamente lo que tenía que hacer, pero no pudo aplicar lo que por tanto tiempo había practicado.

Afortunadamente Kander recibió ayuda y la situación no pasó a mayores, pero ella quedó en shock, quería entender qué le había pasado y comenzó a analizar las variables. Conociendo su historia, no pude evitar pensar que hay un patrón en su historia que es constante en nuestra realidad… la necesidad de tener una receta nos impide usar a favor lo aprendido. La regla, muchas veces, se convierte en la cadena que nos impide el desarrollo, la mejora y el cambio.

El entrenamiento que realizaba Kander consistía en peleas con mujeres de su misma edad y contextura, en un espacio protegido, donde los “golpes sucios” eran castigados. En ese sentido, estaba ganando muchos puntos, pero no estaba aprendiendo cómo protegerse.

En nuestro mundo globalizado actual, en donde las “reglas” del juego han cambiado drásticamente, nos cuesta entender lo que implica vivir en la sociedad del conocimiento. No logramos asimilar la importancia de ésta; la sociedad del conocimiento se sostiene sobre la lógica que en la medida que experimentamos y nos hacemos expertos en eso que experimentamos contamos con mayores herramientas y opciones para crear y modificar lo conocido.

Lo vivido por Diana Kander a mi modo de ver, es ejemplo de lo que nos tiene en crisis en varias materias. Las fórmulas aprendidas no son garantía de obtener los resultados esperados, ya que los contextos han cambiado. En ese sentido, el problema no es la fórmula en sí, sino lo que genera en nosotros la necesidad de ésta.Aunque no nos guste reconocerlo, preferimos que nos digan qué hacer, la pregunta no es importante, por el contrario la respuesta es vital.

Estamos seteados en buscar el “¿cómo?”; ¿cómo se hace?, en vez de encontrar nosotros la respuesta: ¿cómo se hace un país desarrollado?, ¿cómo se genera mayor innovación?, ¿cómo se logra educación de calidad y gratuita? Pero que pasa con los “¿por qué?”, con los ¿qué?, ¿quiénes?, ¿cuándo? ¿Por qué queremos ser desarrollados?,¿qué ganamos con el desarrollo?, ¿por qué debiéramos generar mayor innovación?

Nuestra necesidad de receta anula nuestra capacidad de reflexión y de desarrollo del pensamiento crítico. Para muchos el “por qué” es una pérdida de tiempo, el “cómo” es lo que tiene valor. Desde esa lógica, seguimos avanzando en el camino de ser buenos alumnos de taekwondo, pero sin herramientas que nos ayuden a la hora de enfrentarnos a una pelea real.

 Imprimir Noticia  Enviar Noticia