Escolares pasan vacaciones más entretenidas creando sus propios proyectos de innovación
lunes, 02 de enero de 2017
M. Cordano
Educación
El Mercurio
El objetivo es empoderar a los estudiantes a través del desarrollo de habilidades como el trabajo en equipo, la creatividad y la sensibilización social.
Mientras leía un artículo de investigación hace unos años, Sebastián Errázuriz se enteró de que el desempeño académico de los escolares decrece de manera importante en época de vacaciones; según lo expuesto por el sociólogo Karl Alexander, hasta dos tercios de lo aprendido termina olvidándose si no existen refuerzos. La situación es especialmente crítica para jóvenes de niveles socioeconómicos bajos, quienes tienen menos acceso a instancias de educación no formal. Fue entonces que Errázuriz -director ejecutivo de Actitud Lab, una organización que busca implementar programas de formación en competencias y valores- comenzó a darle vueltas a la idea de formar una escuela que aprovechara el tiempo de descanso para impulsar dinámicas pedagógicas entretenidas. El objetivo sería que los niños aprendieran, pero también disfrutaran del período sin clases. "Además, nace como una respuesta a las necesidades del sistema educativo actual, donde los niños no desarrollan sus habilidades socioemocionales. Queremos empoderar a los jóvenes para que puedan hacerse cargo de sus vidas y de los problemas que encuentran en su entorno", dice Errázuriz. En 2014 y con este objetivo en mente, Actitud Lab lanzó la escuela de emprendimiento e innovación social Recreo. "El objetivo principal tiene que ver con el empoderamiento de los jóvenes a una mayor vinculación con lo que pasa a su alrededor, a descubrir que podemos mirar la sociedad desde la perspectiva de hacernos cargo de las problemáticas que tenemos día a día", explica Errázuriz sobre el programa, que se desarrolla en forma gratuita por cinco días. Funciona en vacaciones de invierno y verano. Más personalidad Los niños que participan en Recreo tienen entre 13 y 18 años. La mayoría se entera del programa a través del boca o boca, o porque representantes de la iniciativa se acercan a presentarla en sus colegios. En esas instancias, la invitación es a pensar en soluciones conjuntas para problemas relacionados con el medio ambiente, respecto del trato y respeto o el cuidado de animales. "Un grupo se dio cuenta de que no había mucha empatía hacia la gente con alguna discapacidad. Entonces hicieron un proyecto que consistía en que las personas tuvieran que hacer su trabajo, pero usando muletas o con algo que representara algún impedimento en particular. Así podían relacionarse con ellos de forma más fácil", cuenta Victoria Salazar, estudiante de 3° medio del Liceo 7 de Providencia y alumna que ha participado en las actividades de Recreo. "A la primera versión llegué súper tímida, pero terminé desarrollando mucha personalidad. Te toca trabajar con personas que no conoces, así que la metodología te lleva hacia eso", agrega. "La gracia del programa es que motiva a los niños a trabajar en algo que les hace sentido; son temas que ellos conversan con sus amigos y conocidos", dice Johan Escolona, constructor civil recién titulado, que trabaja como guía en los talleres de Recreo. Entre las ideas que han surgido de los escolares están el dar incentivos -como recargas en la tarjeta bip!- a quienes recogen colillas de cigarro del suelo, o un sistema de riego para las plantas que automatiza los residuos de agua que se generan del lavamanos. Este verano, y desde el 9 de enero, Recreo tendrá cinco versiones en cinco ciudades: Santiago, Cañete, Chillán, Los Ángeles y Concepción. Las inscripciones están todavía abiertas para jóvenes de colegios municipales, particulares subvencionados y privados en el sitio www.recreochile.org , donde también se especifican las fechas de cada uno de los encuentros. Son 220 cupos por ciudad.
