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Cinco casos de sindicatos y empresarios "bien avenidos"

viernes, 31 de agosto de 2007

Luz María Zañartu
Economía y Negocios, El Mercurio

Confianza mutua, transparencia total con los números y dirigentes con una mentalidad moderna respecto de la sindicalización, aseguran que son claves para no liquidar las relaciones entre ambas partes.

Primero Celco, luego Codelco, ahora Agrosuper. ¿De quién es el turno después? Pareciera que sindicatos y empresarios están condenados a llevarse como el perro y el gato. Pero no. Con el fin de demostrarlo, cinco dirigentes de poderosas empresas nacionales, como CMPC, Embotelladora Andina, Compañía Minera del Pacífico (filial de CAP), American Airlines y Gerdau Aza -todas con niveles de sindicalización superiores al 70%- conversaron con "El Mercurio".

Su voz fue unánime: "La confianza es la base de una buena relación. Yo creo en la empresa y en las cifras que pone sobre la mesa, y ésta cree en que lo que yo le estoy pidiendo es justo", asegura Héctor Medina, presidente sindical de la rama siderúrgica de la CAP. Al igual que sus pares, él no duda en que aquí está el corazón de la amistad entre trabajadores y empresarios.

Lo que pasó en Enap hace un par de semanas demuestra que estos bandos sí pueden ser aliados: el sindicato de la Refinería de Petróleo de Concón impidió la paralización de la planta que intentaban hacer subcontratistas de la misma compañía.

También es ilustrador el modo en que operan los sindicatos de la CMPC. "Nunca negociamos con contrato colectivo, que es el que posibilita irse a huelga. Lo que hacemos son convenios colectivos, que legalmente impiden la movilización, pero es nuestra forma de demostrar que creemos en nuestros empresarios", comenta Gabriel Riveros, que preside desde hace 28 años el sindicato de Papeles Cordillera.

Una mentalidad distinta
No se trata de sindicatos sin capacidad de movilización y con bases adormecidas. "Nosotros llamamos a la sindicalización, es la única forma de tener una buena comunicación con la empresa", dice Riveros.

Estos grupos tienen en común el estar liderados por dirigentes con una mentalidad acorde a los tiempos. "Antes de negociar, es obligación del dirigente hacer que los trabajadores entiendan en qué mercado están, qué significa una empresa competitiva. Si no, es muy fácil generar un populismo, y eso es negativo para el sistema", dice con vehemencia Luis Jara Leiva, líder del sindicado Nº 2 de Embotelladora Andina. Más "liberal" es todavía la acotación de Héctor Medina, de la siderúrgica de la CAP. Según él, antes de elaborar un petitorio hay que estar al tanto de todos los rubros. "En mi caso, tengo que saber que si se acabó el pescado, no voy a hacer tarros; entonces me van a bajar las planchas para producir conservas, o si China dejó de consumir alambrón éste va a bajar su valor. En el fondo tienes que globalizarte como dirigente", recalca este militante socialista.

También es una buena costumbre mostrarse considerados con la situación de la compañía. Esto siempre da puntos a favor al momento de negociar. En American Airlines fue visto con muy buenos ojos cuando, en vista de la crisis de vuelos luego del atentado contra las Torres Gemelas, el sindicato congeló su posición de aumento salarial.

Pero en estas relaciones de cordialidad no todo el aplauso se lo llevan los trabajadores. La forma en que los empresarios miran a su capital humano es un punto que también hace la diferencia.

"Nuestra empresa es muy consciente de la parte humana y mira con ojos de persona las peticiones que le hacemos", explica el presidente del sindicato de tierra de American Airlines, Pedro Barra, quien atribuye a esta razón y a que ellos usan más "la diplomacia que la fuerza" el éxito de sus relaciones laborales.

Parece ser que cuando los empresarios se muestran transparentes con sus contratados, disminuye la sospecha y se amortiguan los conflictos. Cuenta un trabajador de Gerdau Aza que con la administración anterior tuvieron una huelga importante de 25 días. Les negaban todo tipo de información. "Teníamos que acudir a SII para saber los resultados financieros de nuestra compañía", asegura.

En cambio, hoy la política es que "mensualmente el gerente general nos da a conocer el estado de la empresa, lo que se ha vendido, los costos, las ganancias. En estas condiciones es muy difícil terminar mal", recalca José Bustos, presidente del sindicato N°1 de esta entidad.

Asesorados, no manipulados
Es imposible ser buen dirigente sin preparación personal. "Yo soy muy estudioso, conozco mi empresa y sé de gobiernos corporativos y leyes laborales. Por ahí van mis ventajas", asegura Gabriel Riveros, dirigente del sindicato N° 2 de la CMPC.

La mayoría de los líderes sindicales que llegan a buen puerto hacen primero un trabajo consigo mismos. Clases de oratoria, asesoría económica, legal e incluso expertos en redacción componen el equipo que los rodea.

Pero hay algunos que prefieren ser autodidactas y tomar cursos en universidades que a veces la misma empresa les financia.

"No me gustan los asesores, porque se suben por el chorro", enfatiza Héctor Medina, de la siderúrgica de la CAP.

DIRIGENTES HABLAN DESDE SU EXPERIENCIA

GABRIEL RIVEROS, Presidente sindicato N.o 2 CMPC: "Los dirigentes sindicales son como los árbitros de fútbol. Los que se conocen el reglamento saben cuándo tocar el pito. Los otros pasan pitando y lo tocan por tocar".

PEDRO BARRA, Presidente sindicato de tierra American Airlines: "La cordialidad es fundamental en una negociación. No se saca nada poniéndose negativo porque es factible que con esa actitud no se logre nada".

JOSÉ BUSTOS, Presidente sindicato N.o 1 Gerdau Aza: "Si alguna vez la empresa nos dice: "Ahora no les podemos dar esto, pero en un tiempo más lo van a tener", nosotros lo creemos y luego ellos nos cumplen".

LUIS JARA LEIVA, Presidente sindicato N.o 2 Embotelladora Andina: "En general, en el mundo sindical se dice que el empleador perjudica a sus trabajadores y cuando les propones un discurso pro crecimiento, te califican de amarillo".

HÉCTOR MEDINA, Presidente sindicato N.o 2CAP: "Una vez negociamos a 4 años y la empresa se fue para arriba. Los trabajadores reclamaron. A los dos años, anduvimos por el suelo. Lo mejor es negociar por el medio".


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