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Nueva tendencia

Cosmética cero basura

martes, 20 de diciembre de 2016

Por Alison Delplace.
Aviso
El Mercurio

El estilo de vida zero waste, que busca reducir a cero los residuos que no se puedan reciclar o reutilizar, se puede incorporar también en los hábitos de cuidado de la piel y maquillaje. ¿El objetivo? Promover prácticas que ayuden a cuidar el medio ambiente y que a la vez sean beneficiosas para la salud y el bienestar personal.



Cambios pequeños en nuestros hábitos pueden, a largo plazo, producir efectos positivos en el medio ambiente y la salud. Esto es lo que propone la tendencia zero waste (cero basura), que invita a llevar una vida libre de residuos no reciclables. Para acostumbrarse a estos cambios, evitar la frustración y superar las dificultades que aparezcan en el camino se aconseja empezar de a poco, sin lanzarse de lleno.

Ariana Roberts, gestora del blog Paris To Go, por ejemplo, comenzó intercambiando su desodorante común por el bicarbonato de soda, y luego comenzó a usar aceite de coco como crema hidratante. Además, visita regularmente sitios como Carbotax.org, The Nature Conservancy o la página de la United States Environmental Protection Agency, donde hay calculadoras para evaluar la huella de carbono de cada persona. "No hay que abrumarse, aunque puedas hacer solo uno o dos cambios, eso es progreso", dice desde la capital francesa. "Me encanta usar aceite de oliva o aceite de coco en lugar de un desmaquillante cosmético. Incluso si no se puede encontrar a granel (la opción ideal, pues reduce el uso de envases), usar aceite es mejor para la salud y mejor para el medio ambiente que usar productos de limpieza a base de alcohol o petróleo".

Amarjit Sahota, presidente de la ONG británica Organic Monitor, explica que uno de los caminos más fáciles para reducir los residuos cosméticos es usar telas de algodón para limpiar la piel, en vez de toallas de papel. Esto porque, según explica, la tela de algodón se puede volver a usar varias veces. Pero el asunto no es tan simple. Según precisa, "el algodón tiene gran impacto medioambiental en términos de producción, ya que producir un kilo puede tomar más de 20 mil litros de agua. Además, es uno de los cultivos que más productos químicos agrícolas necesita: utiliza el 24 por ciento de los insecticidas mundiales y el 11 por ciento de los plaguicidas mundiales". Se estima que, cada año, más de 25 millones de kilos de pesticidas son rociados en estos cultivos, además de tener una huella muy alta.

En este sentido, Amarjit enfatiza la importancia de usar tela de algodón orgánico, cuya producción además se asocia con impactos sociales positivos: los agricultores de cultivos de algodón no orgánico están expuestos a altos niveles de productos químicos de uso agrícola, por lo que "pueden desarrollar problemas de salud".

Ariana Roberts no solo dejó de lado las toallas desechables, sino también las de algodón. En su lugar usa paños para el baño, muy comunes en Europa: se trata de una suerte de guantes de toalla, lavables. "Prefiero la sensación que dejan en mi cara y, según ha sido mi experiencia, provocan menos irritación en la piel. Además, esto también me ahorra dinero, porque no estoy comprando a cada rato. Nuestra piel y el pelo se limpian y se curan naturalmente: creo que cuanto menos le echamos, mejor", dice la bloguera, quien ocupa solo agua para lavarse el pelo y la cara.

Los blogs y ONGs que se dedican a promover información sobre el cuidado del medio ambiente también han estado hablando mucho en el último tiempo de la nociva presencia de microperlas plásticas en cosméticos, productos dentales y exfoliantes, las que implican un peligro para la vida silvestre y la ecología. "Al no poder ser filtradas en el tratamiento de aguas residuales, terminan acumulándose no solo en los animales, sino también en las bebidas de consumo humano, como la cerveza. Además absorben contaminantes carcinógenos conocidos, como los bifenilos policlorados", advierte Ariana Roberts.

Si bien este último año Estados Unidos firmó un acta para prohibir el uso de microplásticos en los productos de cuidado personal (entrará en vigencia en 2018), otros países, como Francia y el Reino Unido están siguiendo el ejemplo. Mientras avanzan las legislaciones de este tipo, se recomienda usar exfoliantes naturales o libres de microperlas.

El problema no está solo en la acomulación de microperlas en el fondo de mares y lagos. Según explica Ariana, el gran peligro es que, dado que estas son consumidas por organismos marinos diminutos que luego son consumidos por otros más grandes, los animales absorben un porcentaje de estas toxinas. Esto afecta todas las etapas de la cadena alimentaria, incluyendo a los seres humanos: la exposición crónica a toxinas se ha relacionado con enfermedades del corazón, deterioro cerebral, alteración endocrina y diabetes. "Algunos dermatólogos dicen que las microesferas alteran los mecanismos que tiene la piel para desprenderse de células muertas y que pueden dañarla", dice.

Usar envases de vidrio, posibles de reciclar, en reemplazo de los de plástico, es otro camino hacia una vida con menos residuos. En Chile, se generan alrededor de 750 mil toneladas de vidrio al año, y unos 500 millones de envases de vidrio llegan anualmente a los vertederos. Según Elige Vidrio, para el 2020 se espera que sobrepasemos el millón de toneladas.

El vidrio, además, tiene otros beneficios que se relacionan con la salud: no requiere de capas de químicos para proteger los alimentos o productos de cuidado personal que lleve dentro, lo que reduce el contacto de las personas con sustancias que puedan tener efectos negativos en el organismo. Finalmente, resulta ser muy práctico, ya que es fácil de limpiar y esterilizar, lo que permite su reutilización por mucho tiempo.

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