Donald Trump rompió ayer con décadas de política estadounidense en Asia y con los protocolos diplomáticos al hablar con la Presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, a riesgo de provocar una seria controversia con China. "Durante la conversación, ellos mencionaron los estrechos lazos económicos, políticos y de seguridad" entre Taiwán y Estados Unidos, indicó el equipo de transición del Presidente electo en una minuta del diálogo. La llamada es el primer contacto conocido entre un Presidente estadounidense o un Presidente electo de ese país con un líder taiwanés desde que EE.UU. rompió relaciones diplomáticas con la isla, en 1979, señaló The Washington Post. China considera a Taiwán como una provincia, y la noticia del contacto oficial por parte de Trump, probablemente enfurecerá a la potencia asiática. Washington ha seguido lo que llama la política de "una China" desde 1972, cuando el entonces Presidente Richard Nixon visitó ese país. En 1978, Jimmy Carter reconoció a Beijing como el único gobierno de China continental, y la embajada en Taiwán fue cerrada un año después. Después de que la Casa Blanca recordara a Trump que Estados Unidos solo reconoce a Beijing como único gobierno chino, el electo Mandatario quiso aclarar las circunstancias de la llamada con Tsai en su cuenta de Twitter: "La Presidenta de Taiwán me llamó hoy para felicitarme por ganar la Presidencia. ¡Gracias!".