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Hijas de los condenados en el penal militar relatan las historias de cómo sobrellevan sus males:

Punta Peuco tiene cuatro de los nueve enfermos terminales que hay en las cárceles chilenas

sábado, 03 de diciembre de 2016

Lilian Olivares
Nacional
El Mercurio

Senador Baldo Prokurica (RN) ofició al director del Instituto Nacional de Derechos Humanos para que se pronuncie, a la luz de la información que recibió de la Dirección Nacional de Gendarmería.



Son 10 en total, en distintas cárceles de todo el país. Nueve enfermos terminales, esperando morir. Y uno más, que tiene alzhéimer.

Estos son los datos que recibió el senador Baldo Prokurica en respuesta a un oficio que envió a la Dirección Nacional de Gendarmería. Decidió entonces oficiar al Instituto Nacional de Derechos Humanos, para que su director se pronuncie.

"Esta es la primera vez que Gendarmería reconoce, en un documento oficial, que tiene enfermos terminales que siguen recluidos, y que incluso hay una persona que tiene alzhéimer y está presa. Esto demuestra que no se están cumpliendo los compromisos contraídos por el país, tanto con la Declaración Universal de Derechos Humanos como con el Pacto de San José de Costa Rica. Este último consagra, en su artículo 5, el derecho de toda persona privada de libertad a que se respete su integridad física, psíquica y mental", alega el senador Prokurica. Y acusa: "en este momento hay un proyecto de ley que se acogió a trámite en la comisión de Derechos Humanos, que establece una diferencia entre reos comunes y otros que han cometido delitos de lesa humanidad, lo que vulnera toda consideración de los pactos internacionales firmados en el país. Esto ocurre porque hay un sector del país que no entiende que los derechos humanos rigen para todas las personas", advierte.

-¿Incluso para los que han cometido delitos de lesa humanidad?

-Yo respeto mucho los derechos humanos. Esos delitos son imprescriptibles e inamnistiables, hasta que haya efectivamente una sentencia. Pero aquí estamos hablando de personas que ya fueron condenadas. Para ellas también rigen los derechos humanos.

De los nueve condenados con enfermedades terminales que están privados de libertad, uno se encuentra en un penal de San Antonio, dos en Valparaíso, uno en Yungay, uno en la X Región y uno en Arica. Los otros tres están bajo la custodia de Punta Peuco, al igual que el único enfermo de alzhéimer.

Marcelo Castro: Insuficiencia renal

A 34 días de terminar el año 2016, las hijas de quienes permanecen en Punta Peuco en espera del desenlace fatal hablan por primera vez.

El ex carabinero Marcelo Castro Mendoza, 71 años, tiene una insuficiencia renal crónica en etapa terminal, según consta en su certificado médico.

Desde el 12 de octubre de 2010 está cumpliendo una pena de 10 años y un día. Fue condenado como autor de los secuestros calificados de Juan de Dios Salinas Salinas y Guillermo Bustamante Sotelo, en septiembre de 1973 en Isla de Maipo.

"Tiene diabetes mellitus tipo 2 y es insulinodependiente. A lo que suma artrosis, hipertensión arterial, neuropatía diabética, ceguera. Él ve únicamente sombras. También sufre de sordera. Usa unos audífonos ortopédicos. Esto, fuera de lo más grave: su enfermedad terminal", dice su hija, Ana Castro.

Se realiza hemodiálisis tres veces a la semana, en una clínica que paga su familia. "Tiene, además, amputaciones en ambos pies. De los 10 dedos, solo tiene dos en un pie. Además, tiene una lesión en el aparato extensor de la mano derecha, es decir, esa mano está muerta".

-¿Cómo es su vida cotidiana en Punta Peuco?

-Su diabetes lo transforma en una persona muy irascible. Ahora está sancionado por indisciplina, debido a un incidente que tuvo con su custodio que lo fue a buscar a diálisis el 23 de octubre. Eso nos significa prohibición de visitarlo durante 20 días. Y mi madre le llevaba todos los domingos su alimento especial.

Relata que su padre sale a las 6 de la mañana de Punta Peuco a la diálisis y a las 12 en punto lo sacan de la máquina en la clínica. De ahí debe esperar 3 a 4 horas para que lo pasen a buscar. Por la diabetes, él debe recibir una alimentación especial. Después de esperar tres horas sin alimento, lo retiran de la clínica y cuando vuelve a Punta Peuco no tiene fuerzas para preparar su comida.

Tiene férulas en ambos brazos: en una, por el antebrazo rígido; en otra, para la diálisis.

Dice que el pasado miércoles 23, cuando ocurrió el incidente con el custodio, su padre sufrió una baja de azúcar considerable. "Quedó en coma diabético. Llegó inconsciente al hospital de la Penitenciaría, a la una de la madrugada. Ahí lo atendieron. Al día siguiente le avisó a mi mamá, con su llamado telefónico diario. Le contó que su baja de azúcar había llegado a 33, lo que es muy grave".

Afirma que la insuficiencia renal terminal de su padre fue producto de un accidente cardiorrespiratorio que sufrió estando en Punta Peuco.

Gustavo Muñoz: Enfermedades múltiples

"Somos de Osorno. En primera instancia mi papá quedó en Puerto Montt, en el centro penitenciario Alto Bonito, porque ahí tienen una enfermería", indica Pamela Muñoz. Explica que su padre sufría desde hace tiempo de hipertensión arterial y diabetes, y es insulinodependiente.

Se refiere a Gustavo Muñoz Albornoz, de 76 años, quien ahora padece una enfermedad renal crónica terminal. El ex sargento de la 3ª Comisaría de Osorno está condenado a 10 años y un día por secuestro y torturas ocurridas en esa ciudad entre septiembre y octubre de 1973.

"Cuando lo trasladaron a Punta Peuco no alcanzó a estar ni 15 días cuando se descompensó. Lo llevaron a Dipreca y luego al hospital Penitenciario. Ahí lleva alrededor de un año, más o menos. La familia se turna para viajar desde el sur a verlo a Santiago".

Tres veces a la semana le hacen hemodiálisis. Y lo mantienen en tratamiento "por su hipertensión, hipotiroidismo, insuficiencia cardíaca, cardiopatía coronaria, fractura de cadera izquierda operada, porque se cayó en el Hospital Penitenciario; luxación de la cadera izquierda, daño hepático crónico y ascitis refractaria que le surgió estando hospitalizado. A él se le llena la guatita de agua y hay que estar sacándole esa agüita dos o tres veces al mes. Y por ese líquido, muchas veces tiene anemia severa. Con lo cual vuelve a caer al Hospital Dipreca. En Dipreca debería estar siempre, pero de ahí lo mandan a su unidad de Punta Peuco, donde no lo reciben porque con todas las enfermedades que tiene, si se llega a descompensar puede morirse. Por eso, de ahí lo mandan al hospital Penitenciario".

René Cardemil: Metástasis

El oficial (r) del Ejército René Cardemil cumple, desde 2014 en Punta Peuco, una condena de 10 años como coautor de homicidio calificado en el caso llamado "Torres de San Borja", por la muerte de 6 personas.

"Tiene un cáncer prostático con metástasis en el esternón, en la clavícula, varias en la columna y dos ubicadas en las caderas. Es diabético e insulinodependiente y tiene neuropatía en sus piernas", dice su esposa, Sonia Coronilla.

Cardemil acaba de cumplir 75 años. "En septiembre le diagnosticaron el cáncer. Se lo descubrieron debido a que se dio un golpe en Punta Peuco y empezó con sangramiento".

Sonia Coronilla lo conoció cuando él era subteniente en Iquique. La vida los juntó después de 50 años. "Me casé el 16 de agosto y el 15 de marzo del año siguiente René fue preso".

Viaja a Santiago a verlo mes por medio. "Rompo el chanchito, saco pasaje y me voy. Estoy un mes ahí y me vengo. Él está ahí, todavía dando la batalla, pese a todo".

Director del INDH
"Si no existe una pugna con la impunidad, no deberían estar en la cárcel".

''Esos delitos son imprescriptibles e inamnistiables, hasta que haya efectivamente una sentencia. Pero aquí estamos hablando de personas que ya fueron condenadas. Para ellas también rigen los derechos humanos". SENADOR RN BALDO PROKURICA

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