jueves, 27 de octubre de 2016
Economía y Negocios Online
Valor Futuro
El valor de esta materia prima, fundamental para la elaboración de jugos y bebidas, ha escalado con fuerza durante este año, registrando un alza de más del 40% en lo que va del 2016.
No solo la desaceleración en el consumo ha sido la gran preocupación de los embotelladores de la región durante los últimos meses, sino que otro factor ha comenzado a generar alerta dentro de los productores de bebidas: el precio del azúcar.
Y es que el valor de esta materia prima, fundamental para la elaboración de jugos y bebidas, ha escalado con fuerza durante este año, registrando un alza de más del 40% en lo que va del 2016, hasta los US$ 612 por tonelada.
Ante ello, la mirada se ha fijado en el impacto que pudiese tener para las embotelladoras de la región, ante lo cual la principal firma de Chile, Coca-Cola Andina, aseguró que esto recién se verá reflejado el próximo año, gracias a las compras realizadas con anticipación a las alzas de este año.
"En el cuarto trimestre no vamos a ver ningún efecto, y los vamos a ver paulatinamente durante el próximo año. En el caso de Chile, el primer trimestre ya está cubierto con precios bajos y el efecto del alza recién lo vamos a ver a partir del segundo trimestre. En el caso de Argentina, tenemos cubierto un poco más del 50% del volumen anual, por lo que el efecto no será tan relevante", explicó en conferencia telefónica con analistas el CFO de la firma, Andrés Wainer.
Pero en donde la firma si podría ver un mayor efecto es en Brasil, en donde solo cuenta con coberturas para el 10% del consumo de azúcar del próximo año, por lo que anticipa un impacto más evidente que en el resto de los mercados donde opera.
"En donde nos va a `pegar` más el efecto será en Brasil, donde tenemos aproximadamente 10% del volumen lo tenemos cubierto con precios bajos, y el restante 90% lo estamos fijando ahora con precios bastante más altos que el año anterior", explicó Wainer.
Ante esto, clave será para Andina y otras embotelladoras apuntar a que el consumidor cambie su tendencia de consumo hacia productos reducidos en azúcar, ya que junto con enfrentar de mejor forma el impacto de la ley de etiquetado e impuestos a las bebidas azucaradas que se implementó en Chile a fines de 2014, también le permitirá reducir su consumo de esta materia prima, apoyando también una mejora en sus márgenes.
