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Arquitecta María Fernanda Aguirre, DE Chile Green Building Council:

"En Chile los requerimientos obligatorios sobre calidad del aire interior son bastante inferiores a normas internacionales"

miércoles, 26 de octubre de 2016


Ediciones Especiales
El Mercurio

Es erróneo que la certificación LEED requiera que los proyectos tengan obligatoriamente ventilación mecánica y aire acondicionado.



No solo en Chile hay una gran diferencia entre el estándar de construcción, digamos normal, comparado con el que se requiere para optar a alguna certificación. La pregunta es cómo se resuelven temas como la climatización y el aire acondicionado en proyectos de edificación sustentable, que aspiran, por ejemplo, a la certificación LEED (acrónimo de Leadership in Energy & Environmental Design), que en Chile la entrega el Chile Green Building Council, GBC.

La arquitecta María Fernanda Aguirre, coordinadora técnica del GBC, explica que en el caso de LEED, certificación norteamericana creada por el USGBC en 1998 y en uso en Chile desde 2006, un proyecto de edificación se entiende como un sistema complejo en donde no solo es importante el consumo de energía y la ventilación, sino, además, se busca minimizar impactos como el estrés hídrico producto del uso de agua potable y se fomenta el uso de materiales sustentables y el bienestar y el confort de los usuarios a través de la implementación de estrategias relacionadas con confort térmico, lumínico, visual y acústico, entre otros.

Agrega que en Chile, si bien la ley y la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones han ido incorporando la obligatoriedad de ciertas consideraciones sustentables, "dista bastante de ser la normativa que rige los procesos constructivos de países como Australia, Inglaterra, Alemania y Estados Unidos".

"En Chile los requerimientos obligatorios con respecto a calidad del aire interior son bastante inferiores con respecto a lo que se pide, por ejemplo, en caudales de aire fresco y contaminantes presentes, en la Ashrae 62.1. En general, los edificios tradicionales en Chile presentan sistemas de ventilación subdimensionados, que además no han sido diseñados para la flexibilidad. Es decir, en el caso de que el proyecto cambie de destino o que se incremente la carga de ocupación, es decir, la holgura, no es parte del diseño".

mayor bienestar

La otra diferencia con respecto al confort térmico, en las certificaciones y en el caso particular de LEED, "introduce dentro de sus variables que el diseño de un proyecto de climatización no solo se adecúe a la necesidad específica del proyecto, sino que además le entregue a los ocupantes la posibilidad de regular los equipos de acuerdo con sus necesidades particulares. Así, por ejemplo, en una oficina abierta con múltiples puestos de trabajo, se proyectará más de un equipo con los termostatos correspondientes. Esto garantiza no solo mayor bienestar, sino que además incrementa la productividad y reduce el uso de energía".

La eficiencia de los sistemas de filtrado también es importante, ya que evitan la migración de contaminantes desde el exterior al interior y entre recintos, lo que reduce la posibilidad de contagio de enfermedades y el ingreso de polución. "Chile, lamentablemente, salvo en proyectos de carácter específico como son los hospitales, no incorpora en el marco normativo para otros edificios de uso público consideraciones mínimas respecto a otras variables de calidad del aire más allá de las renovaciones de este, lo que se traduce en que tenemos cada vez más construcciones que sufren del Síndrome del edificio enfermo".

Volviendo a la certificación LEED, aclara que es erróneo afirmar que esta requiere que los proyectos tengan obligatoriamente ventilación mecánica y aire acondicionado. "Este sistema de certificación usa como estrategia articuladora el Proceso Integrado (más que el Proceso de Diseño Integrado) que busca principalmente que en etapas muy tempranas de diseño se analicen las condicionantes de clima, geografía, hidrología, entorno mediato e inmediato, destino y uso, variaciones estacionales, condiciones específicas interiores, condiciones de control y monitoreo, etc., de forma de implementar en primera instancia estrategias y mejores prácticas que permitan reducir el uso de energía (y agua) a través del diseño, para después insertar aquellos equipos y sistemas que sean necesarios, los cuales además deben cumplir con requerimientos de eficiencia que permitirán que el consumo energético de estos sea mucho menor que los de uno similar".

Agrega que en proyectos específicos, por ejemplo hospitales y clínicas, es imposible lograr los rangos de confort y calidad del aire que se necesitan como parte del mismo programa arquitectónico, a través solamente de estrategias pasivas.

"Pensemos por ejemplo en zonas como neonatología u oncología, en donde las condiciones de calidad del aire y temperatura, deben ser óptimas y mantenerse estables todos los días del año y a toda hora, sería muy poco probable lograr esta rigurosidad prescindiendo de un diseño de climatización y ventilación eficientes y un posterior montaje que garantizara que el proyecto responderá a las condiciones requeridas. Lo importante es que, más allá de lo bueno que sea un proyecto de climatización y ventilación y de la calidad de los equipos y el proceso de montaje, la operación y mantenimiento deben ser una práctica constante, ya que es la única forma de garantizar el desempeño sustentable en el tiempo".

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