Dólar Obs: $ 948,61 | -0,72% IPSA -0,25%
Fondos Mutuos
UF: 37.237,20
IPC: 0,40%
Seis aviones siguen desaparecidos en las últimas dos décadas:

Aysén es la región con más accidentes aéreos en Chile en relación con su población

domingo, 23 de octubre de 2016

Soledad Neira y Claudio Cerda
Nacional
El Mercurio

Geografía compleja y clima inestable son el mayor reto de los pilotos que vuelan en una zona que recién devolvió un Piper extraviado hace 19 años.



"Solo veo mar a mi alrededor; también veo la Luna. No observo tierra. Me queda combustible para unos 20 minutos, así es que trataré de amarar", alcanzó a decir Jorge Freyggang Campaña, en lo que resultó ser su último contacto radial, recepcionado por un operador de tránsito aéreo en Punta Arenas. Luego, solo hubo silencio.

Eran cerca de las 18:10 horas del 7 de junio de 1982, y el experimentado piloto cubría el último tramo, tras una escala de cerca de una hora en Puerto Montt, en un vuelo de Santiago a Punta Arenas. Viajaba con su esposa, Susana López, sus hijos Jorge (9), Patricio (7), Susana (2) y la niñera.

"Piloto audaz y hábil en su oficio", citaba "El Mercurio" entonces para describir al ex oficial de la FACh y pionero en vuelos turísticos a la Antártica. Volaba un Beecheraft Queen Air BE-80, bimotor de 8 plazas, que podía amarizar y "tenía una balsa y comida suficiente", lo que entonces permitía "abrigar esperanzas" de que hubieran sobrevivido. Pero 34 años después encabeza la lista de aviones desaparecidos en vuelo en el país, seis de ellos en los últimos 20 años.

Hasta hace una semana eran siete, lo que cambió tras el hallazgo en Argentina, después de 19 años, del Piper Azteca siniestrado cuando trasladaba una misión del Cuerpo Militar del Trabajo del Ejército, entre Balmaceda y Villa O'Higgins.

Un hecho que reflota las enormes dificultades que la geografía y el clima imponen a la indispensable conectividad aérea del sur austral, que se inició en los años 30, cuando a falta de caminos, osados y aventureros pilotos ubicaron los primeros potreros que permitían aterrizar y despegar en estrechas superficies.

La Región de Aysén es, precisamente, la que acumula la mayor cantidad de tragedias aéreas en relación con su densidad poblacional, que es de apenas un habitante por km {+2} . De 467 accidentes aéreos ocurridos en el país en las últimas dos décadas, 24 ocurrieron ahí, según datos de la Dirección de Aeronáutica Civil (DGAC).

"Puedo cubrir 10 veces la misma ruta en una semana y siempre será distinta. Además de la geografía, la orografía y un clima cambiante, hay condiciones locales que hay que aprender a conocer e interpretar, con humildad (...) Conocer las propias limitaciones y nunca confiarse... ¡Nunca! ¡Nunca!", insiste Rodrigo Espinoza, piloto de helicópteros con más de 13 años cruzando los veleidosos cielos ayseninos.

"Es muy bonito, pero muy complejo. Siempre sobre la cordillera de los Andes, entre los cajones (pasos entre dos montañas muy próximas) y si le sumas cambiantes condiciones ambientales, es muy fácil perderse", añade.

Entre las dificultades de la zona enumera "cajones ciegos, malas condiciones, poca visibilidad, nieve... entra un frente cálido o frío, o una turbulencia. He tomado cajones equivocados".

El piloto y empresario Fredy Meyer explica que "las proyecciones meteorológicas aún son muy inexactas (...), aunque mejor que hace 20 años, cuando los pronósticos apenas tenían un 50% de fiabilidad, pero se requieren más cámaras meteorológicas en una región tan extensa y diversa".

Muchas de estas pistas no eran más que un potrero en el que incluso había que pasar antes para arrear las ovejas. No tenían iluminación, por lo que en evacuaciones médicas de emergencia, en la noche, le mostraban el lugar con chonchones. En lugares con caminos, las luces se improvisaban con filas de autos con sus faroles hacia la pista.

"Hay que conocer las laderas. Como me dijo un antiguo piloto, aprender a leer el viento, saber cómo se comportan, principalmente el del weste y el norweste. En invierno hay mucho flujo del este, y ahí hay nevazones y techos muy bajos, por la masa de aire que viene de Argentina", explica Espinoza.

Una geografía muy distinta a la de Puerto Montt al norte, "donde se vuela por los valles, mayoritariamente", afirma Carlos Roberto León (75), quien con 27 mil horas cumplidas dejó de pilotear en marzo.

Espinoza dice que lo más complejo son los campos de Hielo Norte y Sur, "es cordillera, están las masas de hielo, las condiciones de viento se acentúan", incluso empujándolos hacia el este.

DESDE LOS PIONEROS
Hundido a la salida del Estuario de Aysén, empujado por vientos huracanados, quedó en enero de 1930 el avión de dos pioneros, Aníbal Vidal y Alfredo Román, cuenta Iván Siminic, en el "Observador Aeronáutico".

 Imprimir Noticia  Enviar Noticia